15. Ahora vete.

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Unos días después lo vi, al estúpido de Nash sentando con una linda muchacha en la vereda de un bar tomando una cerveza. Él se veía bien, sonriente y alegre. En cambio, yo había pasado dos largas y horribles semanas sumidas en una profunda oscuridad. Y sí, estaba enojado con Nash por haberme dejado de hablar de un día para otro sin siquiera darme un maldito motivo.

Me acerqué a ellos completamente decidido y me paré junto a él llamando la atención de la muchacha que me estudió descaradamente.

—¿Sabes? —Consulté sentándome en la silla vacía y quitándole la cerveza. No le quedaban más de dos sorbos, pero me lo bebí de un trago. —Me fui a vivir sólo porque la charla contigo me hizo bien. No me parece justo que ahora no me hables. Soy Milo por cierto.

La chica me sonrió y tomó mi mano sin dejar de mirarme, como si yo fuera alguna especie de alien o algo. Ella y yo no nos habíamos visto nunca, pero estoy seguro que Josh la había nombrado en alguna oportunidad.

—Las cosas se han comp —comenzó a disculparse, pero lo detuve, la excusa que venía a continuación tenía una sola respuesta.

—¿Volviste con Ian por eso no quieres verme? —consulté bruscamente consiguiendo que me mirara espantado.

—Cállate. Claro que no.

—Sólo para que conste no quiero una relación seria contigo —aseguré. Yo ni siquiera sabía que quería en ese momento, sólo no quería estar solo. —Tú ya lo sabes. Es injusto que no me hables más, yo no hice nada malo —fui por la cerveza de la chica y Nash tomó mi mano con fuerza para detenerme. —¿No crees que es injusto muchacha?

—Me gusta este chico —sonrió la chica pasándome su cerveza ante la mirada de advertencia de Nash. —¿No era el homofóbico?

—Sólo estaba celoso, pero es una larga historia. Alex tiene novio —anuncié. —Él se ve feliz —dije repitiendo las palabras de mamá. —Quiero estar feliz por él, pero no puedo. Tú debes ayudarme.

—¿Saben? —la muchacha que se había presentado como Merlina se puso de pie. —Tenía este asunto, tú sabes, nos vemos mañana.

—Mer

—Ella también me gusta —dije sonriéndole en forma de agradecimiento y levantando la mano para que la mesera fuera a nosotros.

—Tú no puedes beber —recordó ganándose una mirada muy mala de mi parte.

—Lo sé, quiero embriagarte a ti para que vengas conmigo.

—No hace falta.

—No lo harás sino te embriago, y tengo dinero. Déjame invitarte.

Pedí una cerveza para él y una gaseosa para mí. Suspiré con fuerzas cuando la mujer se retiró y lo miré fijamente. Él no tenía la barba crecida como la última vez, incluso se veía menos cansado que antes. Había tenido buenos días a diferencia de mí.

—No es que quiera acostarme contigo o algo —confesé bajando mi mirada a la mesa. —No tengo a nadie Nash, me siento solo y me siento mal. Pensé que podríamos ser amigos, no te quiero asustar con eso de ser homosexual y eso... sólo quiero contar con alguien. Lo prometo.

—¿Qué hay de Josh? —consultó y lo miré de mala manera. No había vuelto a hablar con ese sujeto desde que había dejado relucir que yo era la peor persona en el planeta.

—Josh me prohibió acercarme a ti —confesé. — Dice que te lastimaré y que él es tu amigo y no lo permitirá. Dijo que yo estoy contigo para molestar a Alex pero que cuando vea que Alex no se molestará te dejaré por una muchacha y te lastimaré. Que mi aversión a los homosexuales es tanta que quiero lastimar a alguien.

Temporal: Presente FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora