63. Amores fallidos.

1.3K 144 31
                                    

Me costó despedirme de él esa noche. Luego de cenar nos recostamos en la cama y nos besamos tranquilamente por mucho rato mientras hablábamos de idioteces y nos reíamos de algunas cosas hasta que miré la hora y pasaban de las doce. Insistí en quedarme pero Milo se negó, dijo que quería aprender a vivir solo y que, por más que deseaba que me quedara con él, me iba a tener que despedir.

Me negué un rato y luego accedí a abandonarlo. Caminé tranquilamente a casa y sonreí cuando miré mi teléfono pidiéndome que le avisara cuando llegara a destino. Claro que no lo hice, él merecía sufrir un poco por no dejarme quedarme a dormir con él.

Unos minutos después mi teléfono comenzó a vibrar con fuerzas en antes de largar el tema que había elegido y la foto de Milo, aquella que había tomando ese día en el que dormía plácidamente, aparecía en la pantalla.

Lo dejé sonar unos minutos antes de contestar.

—¿Llegaste?

—Sí —respondí con cuidado. Él se notaba enojado. Otra vez.

—¿Por qué no me avisaste?

—Lo olvidé. Lo lamento.

—Estaba preocupado ¿Entiendes eso? —continuó con furia contenida. —Mira si te hubiera pasado algo, estaba por salir a buscarte, idiota.

—No debí contestar entonces, te hubiera retenido en mi departamento y húbieramos podido dormir juntos.

—No es gracioso Nash. En serio pensé que te había pasado algo...

—Lo lamento bebé —suspiré. Él era realmente lindo. —No lo haré más, te lo prometo.

—Eso espero. Tú sabes, si nos vamos con estas bromas, tú puedes terminar aún más aterrado que yo.

—¿A qué te refieres? —consulté perdido.

—Si yo bromeo de esa manera, tú tendrías una preocupación real porque no sabrías si yo efectivamente caí muerto al piso, lo cual sería más probable que

—No eres gracioso Milo. En serio. Te odio —dije sintiendo un nudo en mi garganta, porque era real, porque él podía caer muerto al piso de un momento a otro y yo no me enteraría. Él tenía razón, si nos íbamos con esas bromas yo saldría perdiendo.

—También te quiero Nash —largó una carcajada llena de maldad antes de cortar la llamada.

—Yo más —suspiré sintiendo una fuerte presión en mi pecho al recordar al chico que había apenas respirando al hospital. —Te amo Milo.

La semana pasó deprisa y la fiesta llegó antes de que me diera cuenta. De hecho, se me hizo tarde ese día y los muchachos debieron esperarme casi media hora para poder llegar todos juntos.

A medida que nos acercábamos al lugar comencé a sentirme incómodo. Yo estaba seguro que Ian no se aparecería por allí, porque él era inteligente y sabría que Milo y yo estaríamos, pero luego ya comencé a dudarlo. Tiziano podía persuadirlo, Ian podría querer asistir para compartir tiempo con él también o simplemente no relacionaría que nosotros podríamos querer asistir.

Me lamenté haberme retrasado tanto, si él estaba allí quizás estaba hablando con Milo y eso no era para nada algo bueno. Quizás Ian no decía las cosas correctas y Milo terminaba enojándose conmigo, o peor, dejándome.

—No creo que esté en la fiesta Nash —suspiró Merlina cuando tiraba de ella para apresurar su paso, debíamos llegar allí lo más pronto posible. —No sería tan desubicado en presentarse si sabe que tú irás porque lógicamente Milo vive allí y asistirá.

Temporal: Presente FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora