45. Inocente.

1.2K 160 51
                                    


La madre de Milo y el padre de Alex estaban fuera de la habitación cuando llegamos al pasillo. Nos saludaron políticamente e indicaron la puerta para que podamos ingresar. Josh me tomó del brazo para llamar mi atención y me informó, luego de un guiño, que él iría por un poco de agua y algo para comer para mí. Le agradecí con un movimiento de cabeza y empujé la puerta para poder ingresar.

Milo miró curioso en cuanto aparecí y sonrió débilmente cuando me reconoció. De inmediato me acerqué a la silla junto a su cama y tomé su mano. Él estaba cálido una vez más, sus labios no estaban azules y no habían ojeras tan notorias. Incluso había un hermoso color coral sobre sus mejillas blancas.

—¿Cómo te sientes?

—Lamento haberte asustado Nash —aseguró de inmediato apretando mi mano. —Debí decirte que no me sentía tan bien...

—¿Pero?

—Pero estaba feliz de estar contigo y no quería perder ese momento —respondió avergonzado bajando la mirada. Suspiré con fuerzas y me moví para sentarme en su cama, frente a él. —Realmente lo lamento.

—Milo, está bien ¿De acuerdo? Pero no lo vuelvas a hacer nunca más —pedí pegando mi frente en la suya. —En serio me asusté —posé mis labios en los suyos y apenas profundicé el beso. —De verdad pensé que estabas muerto...

—¿Tan fácil piensas que te liberarás de mí? —sonrió levantando su brazo libre para atrapar mi rostro y plantar un beso intenso. —No cariño, no te será fácil ahora.

—Eso espero.

Me acerqué a su cuerpo sólo para abrazarlo, para sentir el calor que irradiaba, y me quedé allí por varios minutos hasta que un carraspeo me obligó a separarme de él. Me giré y miré a Josh ingresar con un pan y un jugo que inmediatamente me tendió luego de saludar a Milo que se mostró sorprendido por su presencia.

Le expliqué de inmediato que le había contado, que no me importaba si se enojaba pero que correspondía que siendo su mejor amigo lo supiera. Milo no dijo nada, pero por lo menos no se enfadó conmigo. Incluso detalló más sobre su condición y explicó porque había acabado donde estaba en ese momento.

Resulta que hacía varios días no estaba tomando sus medicamentos, no porque no quisiera, simplemente lo olvidaba y había perdido la constancia lo que había afectado a su salud. Sumado a eso estaba atravesando situaciones de estrés (no detalló cuales, pero más o menos sabía que yo era parte de aquel lío) y tampoco estaba descansando ni alimentándose bien.

Patrick ya le había dado una extensa charla con respecto a su actuar y las evidentes consecuencias que habían tenido, y prometió que se cuidaría más. De hecho, iba a tener que volver unas semanas con su madre para que esta sea la encargada de cuidarlo y vigilarlo. Milo no se veía contento, pero sabía que su doctor no lo dejaría ir del hospital a menos que algo así pasara.

—Bueno, Nash podría quedarse contigo estos días ¿No? —propuso Josh como quién no quiere la cosa. —Me han contado que es una excelente enfermera.

—Púdrete —suspiré y miré a Milo observarme con cuidado. —Pero no me molestaría, tú sabes, cuidarte.

—¿En serio? —quiso saber con sus ojos brillosos. Asentí y él sonrió. —No creo que a mamá le guste, pero yo sí quiero irme contigo.

—Le preguntaremos a Patrick entonces ¿De acuerdo? —consultó Josh poniéndose de pie para dirigirse a la puerta justo cuando ésta se abría.

Solté la mano de Milo y descendí de su cama ante la aparición de la madre del chico y de Alex junto a ella.

—Patrick dijo que en la tarde ya podremos ir a casa Milo —dijo la mujer amablemente. —Ahora deberías descansar un poco... muchachos sería mejor que vayan a casa también.

Temporal: Presente FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora