43. "Eso".

1.2K 148 55
                                    


Han notado que cuando oímos un ruido fuerte o muy molesto, antes de siquiera cubrir nuestros oídos cerramos los ojos. ¿No lo han notado? Pues bueno, yo lo noté en aquel momento. Antes de que siquiera terminara de decir la oración, cerré los ojos y los apreté con fuerzas. Claro que fue en vano, aquellas palabras penetraron mis oídos con tanta fuerza que el pinchazo llegó a mi corazón.

Me puse de pie cuando la presión no me dejó respirar y me alejé de él unos pasos, sólo unos pocos. Milo seguía mis movimientos con cuidado, había dejado de llorar, pero su gesto roto no se había borrado de su rostro.

—No sé por qué lo hice... —dijo apenas en un susurro.

Me acerqué a él y lo miré con intensidad. Milo sólo esperó.

—Sí sabes —afirmé con voz apretada. Él tendió su mano en busca de la mía, pero me retiré un paso. —Lo lamento...

—¿Tú lo lamentas? ¿Por qué? —rió con tristeza volviendo a tomar su cabeza entre sus manos. —¿No debería ser yo quien estuviera diciendo eso?

—Claro que no —suspiré buscando calma.

Él no había hecha nada malo, incluso estaba ahí poniendo la cara, diciendo la verdad. Dolía, pero no era su culpa.

Respiré profundamente varias veces antes de ponerme de rodillas frente a él. Quité sus manos de su cara y lo obligué a verme.

—Milo, está bien.

—¡No está bien! —exclamó terminando el contacto. —No debes decir que está bien porque no lo está... demonios —volvió a llorar con indignación.

—Milo, escúchame —pedí con calma volviendo a tomar su rostro en mis manos. —No estoy contento ¿De acuerdo? Estoy triste, estoy dolido. No estoy feliz. Pero está bien...

—Te odio —aseguró dejando caer su rostro contra el mío. —Odio que me hagas amarte de esta manera.

Tragué saliva y lo abracé. ¿Yo había oído bien? ¿El había dicho que me amaba? ¿Era en serio? ¿O ya me había vuelto loco?

Respiré un par de veces mientras sus manos se afirmaban con fuerzas en mi espalda y busqué la calma con cada inhalación. Cuando logré calmarme un poco, acaricié  y besé su cabello para llamar su atención.

—¿Vamos a dormir? —consulté tranquilo, él asintió sobre mi hombro. 

Nos separamos y él llevó su mirada al suelo, sin poder mirarme, pero por lo menos aceptó mi mano y me siguió a la habitación.

Mi cama era la misma que tenía en el departamento anterior, tenía una cama gemela debajo pero no la mencioné, quería dormir a su lado, quería despertar con su calor en mi cuerpo, así que tiré de él y lo recosté eligiendo el lado junto a la pared.

De inmediato se pegó a mi cuerpo y dejó descansar su cabeza sobre mi agitado corazón.

—Lo lamento Nash.

—No hay nada que lamentar Milo, en serio... —mentí. Porque sí, porque el hecho de que él hubiera estado con Alex no era algo que me agradara en lo más mínimo, estaba ardiendo de celos en ese momento. Pero él había sido sincero, había sido directo, y mal que mal, nosotros no éramos nada. Yo lo había echado, yo lo había obligado a elegirlo, no podía recriminar nada de eso a Milo.

—¿Qué haremos ahora?

—Dormir.

—Con nosotros Nash —se quejó de mala gana.

—¿Qué quieres hacer?

—No. No va a depender de mí —aseguró girándose a verme fijamente. —Será tu decisión.

Temporal: Presente FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora