16. Sentir.

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Pero no lo hice. Pasaron unos minutos, junté un par de mudas de ropa, dinero, dejé una nota y fui a hablar con la dueña. Le dije que tenía que viajar, pero le dejaría pagado tres meses para que me cuidara el lugar. Ella se sorprendió un poco, me dijo que no hacía falta tanto dinero, pero insistí un poco y aceptó. Yo necesitaba irme, desaparecer, pero también necesitaba tener un lugar al cual volver.

Apagué mi teléfono y fui a la terminal. Saqué un pasaje al primer lugar que apareció en la lista y me monté allí. No era muy lejos, no tenía pensado quedarme mucho allí tampoco, pero era algo para empezar.

Supuse que enloquecerían cuando no me encontraran y harían un escándalo, quizás hasta llamarían a la policía, así que prendí el teléfono una vez que estuve en el Hostel que me había recomendado un sujeto a la salida de la terminal. No era un lujo, pero por lo menos era lindo y la mujer que me recibió fue amable.

Había solamente dos huéspedes más allí, dos hermosas muchachas francesas, que me miraron como si fuera un pedazo de carne cuando me presenté a cenar aquella noche. Luego me abordaron en la habitación, ambas llegaron con sus diminutos pijamas y sugirieron que hagamos un trio. Me negué cortésmente, le dije que se apreciaran un poco más y les recomendé que si querían tener sexo entre ellas busquen a otro sujeto más idiota que yo.

Ellas se fueron ofendidas y no me saludaron durante la mañana siguiente. No me importaba, no había ido allí para hacer sociales sino para estar solo, conseguir algo de diversión y tratar de olvidar a Alex, a su estúpido novio, al estúpido de Josh, al estúpido de Nash. Quería empezar de nuevo... claro que eso duró poco, hasta cuando la llamada entrante de Nash apareció en mi pantalla.

Había recibido llamadas de mamá, de Pepe, de Josh y de Alex. Pero ninguna me había alegrado tanto como la de ese idiota y no podía explicarme porqué. No quería responder, de verdad que no quería, pero Nash no se lo merecía, después de todo, salvo tenerme lástima, él no había hecho nada malo.

Esperé unos minutos para no parecer tan emocionado y escuché el mensaje.

Milo... por favor, contesta el teléfono. Devuélveme la llamada, sólo necesito saber que estás bien. Los muchachos están preocupados, tus padres lo están. Sólo llama por favor —suplicó con voz casi desesperada. Demonios, no pensé que podrían tomar represarías contra él frente a mi desaparición. Él incluso parecía asustado. Quizás Josh y Alex lo estaban amenazando o algo.

De inmediato llamé de vuelta, yo había salido al mercado a comparar algunas cosas, pero eso no podía esperar. Respiré profundamente cuando dio el segundo tono.

¿Hola? —saludó dudoso.

—¿Sabes? —consulté y oí un suspiro detrás de la línea. —Lo gracioso es que según tú todos están preocupados, pero el que suena así eres tú.

Por supuesto estoy preocupado por ti niñato, pero tengo a Josh gritándome porque algo les hace pensar que soy tu cómplice —aseguró dejado escapar una carcajada de alivio. —¿Estás bien?

Lo estoy... sólo, tú sabes, necesito un tiempo. Un respiro —aseguré. —Pero como tú dices, soy un niñato enfermo y no me lo hubiera permitido de haberles avisado. Les dejé una nota, no deberían estar exagerando tanto.

No lo harían si contestaras sus llamadas Milo —dijo de mala gana. — O los mensajes siquiera.

—No quiero oír a nadie en este momento. No quiero responderle a nadie. Y tú no sabes lo intensos que son todos los que me rodean —suspiré alejándome por un callejón porque el ruido de la gente se había vuelto absolutamente insoportable. —Bastantes parecidos a ti.

Temporal: Presente FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora