12. Mi mejor opción.

1.1K 138 13
                                    


Me metí en la cama y me tapé con la sábana luego de sacarme la remera. Incluso pensé en tapar mi cabeza con la almohada para no oírlos, pero no hizo falta. La puerta se abrió antes de que pudiera siquiera acomodarme para dormir.

—Eso fue rápido —observé con la voz estrangulada. ¿Acaso estaba molesto? ¿Por qué? Yo sabía lo que ellos tenían y había sido yo quien había ido a esa casa donde la tensión sexual era evidente hasta para el más ciego de los ciegos. —Pensé que tardarían un poco más. Y esperaba oír jadeos y esas cosas de maricas.

—¿Querías masturbarte mientras nos escuchabas? —consultó a modo de respuesta. —Eres un pervertido.

—Y tú un asqueroso.

—Yo no fui quien empezó —aseguró devolviéndome la almohada que había tirado a su cuerpo. —Lamento que vieras eso.

—Lamento interrumpirlo —dije de mala gana, porque era cierto. —Si no hubiera estado aquí todo hubiera sido diferente.

—Creo que debería estar agradecido contigo, lo digo en serio —confesó y pude notar que hablaba completamente en serio. Sonreí y aproveché la oportunidad.

—¿Deberíamos ir a una cita? —la respuesta de Nash fue una carcajada. —Luego de que rindas y te vaya bien, vayamos a una cita.

No tuvo tiempo de negarse, Ian ingresó en ese momento y mi invitación quedo flotando en el aire. Si él no quería estar con Ian podía estar conmigo ¿No? Podíamos intentar algo. No digo algo romántico, para nada, yo era todo menos eso. Pero sí para pasar el rato, para que saliera de esa tóxica relación en la que se había metido.

Me desperté primero la mañana siguiente. Salí de la cama, me cambié en el baño y decidí que, me gustara o no, debía regresar a casa de mamá, por lo menos a buscar ropa, para ese momento ya sentía que apestaba.

Claro que cuando salí del baño, Ian ya estaba en la cocina preparando café. Me sonrío y me invitó una taza, pero me negué, no quería quedarme más de lo suficiente, no quería que Nash tuviera la oportunidad de rechazar la cita que le había pedido.

—Lamento lo de anoche —dijo con falsa humildad. Claro que él no lo lamentaba, había marcado territorio, como un perro asqueroso.

—Sí, yo no sabía que ustedes tenían ese tipo de relación —mentí incómodo. ¿Era necesario que tengamos esa conversación? —Yo había entendido que tú tenías una novia.

—La tengo.

—Oh...

—Nadie tiene que saber de esto ¿Sabes? —dijo incómodo.

—Ustedes son como una pareja abierta —deduje fingiendo inocencia. —Tú y Nash. Digo, ustedes pueden tener otras parejas.

—Sólo yo tengo otra pareja.

—Oh —dije y le sonreí travieso. —Es bueno saber que son abiertos respecto a eso —él abrió la boca pero lo interrumpí. —Debo irme.

Salí apresuradamente del lugar y me dirigí a casa de mis padres. No esperaba encontrarme el mejor panorama, pero ver a mamá completamente ojerosa, con sus ojos hinchados de tanto llorar, a Pepe a punto de llamar a la policía y a Alex en casa, no era lo que me esperaba.

Me senté con cansancio en el sillón individual frente a los tres y acepté el jugo que me trajo nuestra empleada. Respiré profundamente y me preparé para la lluvia de preguntas.

—¿Dónde estabas? —consultó Alex.

—Con Nash —respondí sincero. Alex rodó los ojos.

—¿Quién es Nash? —ese fue Pepe.

Temporal: Presente FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora