29. Persistente.

1.3K 158 46
                                    


Antes de siquiera tomar el aparato miré disimuladamente a mi compañero el que también había llegado a ver quién llamaba. Milo alzó las cejas pero no dijo nada cuando tomé el aparato.

—Iré por más vino —avisó parándose con pereza y tomando su copa antes de perderse en el lugar de donde venían alegres voces que compartían alguna divertida historia.

Quise no contestar. Traté con todas mis fuerzas de volver a poner el objeto sobre la mesa e ir donde todos reían y compartían un grato momento. Pero no pude. Antes de darme cuenta mi pulgar había deslizado el botón verde y mi mano había llevado el aparato a mi oído.

—¿Bueno?

¿Nash? —consultó extrañado. Yo era un idiota. Hasta él sabía que no debía responder.

—¿Qué pasó?

Oh... Quería, tú sabes, saber cómo estas —dijo con cuidado. —Ha pasado más de una semana, no quise molestarte antes, pero necesito saber.

—Estoy bien, gracias por preguntar —respondí cortante.

Hablé con Josh, dijo que estabas de viaje —no respondí. No había sido una pregunta. —¿Volverás pronto?

—No lo sé. No sé qué quiero hacer todavía.

Tú sabes que nos debemos una charla ¿No? Una en persona, para aclarar algunas cosas...

—Yo no creo que no haya nada para aclarar Ian —aseguré suspirando y dejándome caer en el sofá. —Creo que lo que te dije fue suficiente, y lo que tú hiciste también. Querías saber cómo estoy, estoy bien. Ya está. Si vuelvo no voy a volver al departamento, también habíamos hablado de eso. Y no quiero verte tampoco.

¿No por ahora? ¿Necesitas más tiempo?

—No, Ian. No quiero verte. No quiero tenerte en mi vida otra vez. Ni siquiera como amigo —respondí con enojo. —Me haces mal ¿No lo entiendes?

Sí, te entiendo. Y ya te dije que lo lamento... pero es —suspiró profundamente —es difícil pensar que ya no vas a estar más en mi vida. Sólo eso.

—¿Pretendes que siga estando? ¿Para qué? Yo nunca te necesité de vuelta a menos que fuera como mi pareja y tú ni siquiera consideraste aquello.

Claro que lo consideré. Todo el maldito tiempo Nash —respondió con su voz contenida. —Es sólo que yo ya tenía otra vida y

—Ian. Basta. En serio —pedí con la mayor amabilidad que pude hacerlo. —Estoy bien. Debería bastarte con saber eso. Me siento bien. No fueron fáciles los primeros días, por supuesto que no, pero ya está. Fueron muchos años para duelar algo que nunca debió ser ¿De acuerdo? Si la vida nos vuelve a cruzar serás sólo un conocido para mí.

Lo lamento.

—Y además, tú tienes este asunto con ese sujeto. Creo que en verdad si deseas saber qué fue lo que sentiste por mí deberías ponerle palabras a lo que sentiste por él —dije mirando a Lance aparecer en la sala. —Yo creo que amar, amaste una vez y no fue precisamente a mí.

—Vamos Nash, necesitamos una mano allí —dijo el hombre con voz fría y seria.

—Voy...

¿Estás con tus padrinos?

—Tengo que colgar Ian, lo lamento.

No esperé respuesta, corté la llamada y dejé el teléfono en su anterior lugar. Lance me esperaba impacientemente en la entrada de la otra habitación y me dio una mirada severa que no necesitó ser explicada con palabras.

Temporal: Presente FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora