Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Uɴᴏ.

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Todo sucedió muy rápido. Me enfade mucho con ella y la dejé sola. No logré mantener el control de mis emoción, quizás si hubiera intentado comprender porque hizo lo que hizo, ahora no estaríamos en esta situación.

Sí tan sólo hubiera escuchado a Dievs, estaría a mi lado ahora, ella y nuestro bebé. Si hubiese escuchado, yo no sentiría este dolor que me hace desear mi muerte más que nunca.

~¿Cuál es el motivo de tu visita, pantera?

Miro a la manada de lobos blancos frente a mí. El líder me observa alerta ante cualquier reacción. Son desconfiados y ante un mínimo movimiento están listos para atacar.
Sin embargo, yo ya no tengo fuerzas.

La nieve lo cubre todo y mis patas se hunden en ella. Este clima helado logra calmar un poco la fiebre en mi cuerpo.

~Tengo que informarles de algo muy importante.~ bajo la cabeza. La fuerza me falla y no puedo mantenerla en alto. El dolor en mi pecho sigue como el primer día, pero debo decirles.

Sólo por este momento reuniré todas mis fuerzas restantes, después podré descansar.

~Habla rápido y luego vete.

~¿El cachorro está aquí?~ pregunto, aunque ya se la respuesta.

~¿Cachorro? Tenemos muchos, sé mas específica.~ ríe un poco y mira a su alrededor.

~Sabes de quien hablo, lobo. Tienes que decirme si está aquí o no les diré nada.~ elevo mi cabeza y miro los oscuros ojos del Alfa.

~Está aquí y está bajo nuestra protección.~ se acerca y queda a unos pasos.

~No vengo a lastimarlo. Lo conozco a él, a Dievs y a Ethan.~ me quedo en mi lugar, mostrando una falsa seguridad.

Varios murmullos se escuchan y otro lobo se acerca.

~¿Conociste al Omega? Cuéntanos, por favor.~ su tono de voz es amable y un aroma ligeramente dulce llega a mi nariz.

~Claro que sí, Omega.~ respondo de igual tono.
~Sólo si tu Alfa se aleja.

El aroma de los demás ya me son insignificantes y me provoca asco.

El Omega mira a su Alfa y señala con su cabeza hacia donde está el resto. Éste gruñe en respuesta y el Omega parece enojarse iniciando una pequeña pelea de miradas entre ambos.

Los observo con diversión y tristeza.
Siempre discutíamos con Gala, solía ser muy protectora con ella y más cuando quedaba embarazada. Ella siempre decía que podía defenderse sola, que podía resolver cualquier situación sola.

Mentirosa. Me mentiste siempre.

~¿Estás bien?

Salgo de mis pensamientos y veo al Omega muy cerca de mi rostro.

~Estás llorando...

~Estoy bien.~ lo interrumpo antes de que siga.

El lobo asiente no muy convencido y se sienta quedándose cerca.

~Ya puedes hablar, pantera.~ el Alfa está junto a los demás.

~Mi nombre es Keket. Yo soy la pareja de Gala.

El Alfa y otros más se colocan frente a la manada. Le tienen miedo a alguien que ni siquiera conocen.
¿Tanto daño les hizo Gala?

~Quédense quietos. Ella no es una amenaza.~ el Omega es el único tranquilo, mira a los y les hace una seña con su cabeza.
Los lobos vuelven a su anterior posición, menos el Alfa.

~Esa Omega fué la causante de todo esto.~ gruñe.
~Por su culpa Dievs está devastado y todos nosotros tenemos que enfrentar las consecuencias.

~No trato de justificar lo que a hecho, sólo escuchen y no me interrumpan.~ pido bajando mi cabeza nuevamente.
~Estaba muy enojada con ella, por lo que había hecho en el pasado y deje de prestarle atención, si yo la hubiera mantenido a mi lado nada de esto hubiera ocurrido.~ mi voz comienza a cortarse.
~Ella me dejó una carta donde me contaba todo, hasta lo que sucedió ese día. Yo la leí tarde, muy tarde y cuando llegué al lugar otros animales estaban reunidos, enterrando los cuerpos.~ siento las lágrimas caer por mi mejillas y la profunda mirada del Omega a mi lado.

Dᴇsᴛɪɴᴏ. ·Segunda Parte·  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora