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El tiempo siguió y los cambios que implementaba el nuevo miembro de la casa eran vistos con renuencia por la rubia.

- "Porque yo sé que yo estaré de pie. De pie sin ti, yo no moriré, no moriré. Claro que no"

Sentada en postura de loto, a ojos cerrados recitó unos suaves susurros. Abrió los ojos y de un salto cayó en la cama, anotó y volvió a su postura, ahora sobre su cama.

Los pensamientos la invadieron apabullando su nueva composición.

La nueva premisa en pantalla chica estaba por comenzar a ser grabada, y los nervios empezaban a hacerla su presa. Además de que la fecha elegida para casarse con Darien estaba haciéndose más cercana.

Serena se revolvió de su posición, ya no estaba tan concentrada en su meditación y abrió los ojos al escuchar ruidos extraños en la planta baja. Miró la cámara que tenía justo enfrente y torció los labios.

"Solo la revisaré en casos necesarios señorita"

Serena se levantó al fin, Diamante Black ya tenía algún tiempo siendo su compañía, y ella aún se sentía incómoda con su presencia, si bien Darien ya había hecho acto presencial para estar sólo un día con ella, había sido suficiente para volver a convencerle de aceptar de buen grado al guardaespalda.

Bueno, había dicho ya que sí, ya qué, ya ni modo, ahora debía también aceptar todo lo que conllevaba, incluyendo perder privacidad en su antiguo hogar.

"Serenita mía, serás mi esposa, no necesitas más hogar que esta gran mansión"

Vaya hombre manipulador, incluso había conseguido que pusiera su casa en venta.

Movida por la curiosidad, Serena bajó por los escalones con rumbo a la cocina, pronto los suaves murmullos comenzaban a ser comprensibles y Serena se detuvo.

- Sí, aparte de mí, Lita vive aquí, ya la has visto, sólo que ella se lo pasa en su habitación, sale solamente a cocinar, así que yo compro los comestibles. Michiru, bueno, a ella ya la conoces, es la contadora de Darien., y Artemis, es quien acompañaba a Serena, él como ya sabes sigue de viaje.

Serena arrugó el entrecejo, a decir verdad, estaba entre puros extraños. Mientras Setsuna parecía una sombra moviente de un lado a otro, Lita, era la señorita simpatía, como Serena la tenía en concepto, solo se limitaba a estar en la cocina, como buena chef que era, se esmeraba en sus platos favoritos, tal como Darien lo había pedido.

Y Michiru, Michiru sólo aparecía como la luz mala, siempre corriendo de un lado a otro argumentando prisa crónica y ajustes a las cuentas de Darien.

A Serena a veces le intrigaba las elecciones de Darien, en relación con esas tres mujeres. Ella ya era su novia, pero se preguntaba si había tenido algo con ellas.

- Por favor no se preocupe, linda - Sugirió Diamante con voz ronca - Informado de ello estoy, además, veo que usted es muy eficiente en lo que hace - Serena rodó los ojos y se asomó muy despacio.

- No me tutees más, Diamante, ¿Te parece si nos tomamos algo?

Vaya, eso parecía un calsonazo seguro, Serena se preguntó si Diamante y Setsuna tenían algo que ver.

Todos al parecer accedían al encanto del hombre, él parecía ejercer don de mando en Artemis, y en ellas, algo más que eso.

- Me encantaría, señorita. - Sonrió en encanto con ojos brillantes.

Setsuna sonrió complacida. Parecía colegiala enamorada mientras se recargaba en el mesón de la cocina.

- Sólo dime Setsuna, no me tutees, no estoy tan vieja ¿O sí?

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