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- Lo pasaremos bien, te lo aseguro. Eres un hombre tan encantador y, yo soy bonita y ambos somos solos ¿No crees?

Diamante se encontraba en su puesto favorito, mirando por uno de los ventanales de la planta baja, justo debajo de la habitación principal.

Escuchando las palabras de la contadora él se dió la vuelta para mirarle.

- Es usted muy amable Michiru, pero no me es posible. Yo, tengo otros compromisos.

El siseo de nuevo, Serena estaba parada en lo alto de los escalones. Ni siquiera podía bajar a la cocina, aún no era la dueña y señora de la casa pero era como si lo fuera, hacía unos días se había terminado de mudar.

- Oh, por favor, sólo dime Michiru, ya llevamos tiempo de vernos y creo que hay confianza ¿No?

Michiru era una encimosa, pareciera que siempre anduviera caliente y en búsqueda de quien le saciara esa hambruna sexual.

- Ok, Michiru, yo...

Y se quedaron callados, al parecer habían escuchado los pasos de Serena, pero no, al fin Serena decidió bajar sin hacer ruido y asomó un ojo.

Michiru se aferraba al cuello de Diamante y entrelazaba los dedos entre las hebras de cabello largo dando ligeros tirones.

- Me gustas, eres como un imán que me atrae. No sé por qué- A baja voz ella le dijo cuando él le dió la espalda.

- Eres muy bella Michiru, pero

- ¡Pero qué! - Replicó ella entredientes y se abrazó a él. Restregando sus pechos en la espalda de Diamante sacó la lengua y la metió en su lóbulo. - . Bueno, si quieres hablar más en privado, te espero en la oficina de Darien, estaré haciendo unos ajustes. - Terminó de decir y se separó abrupta cuando escuchó el canturreo de Lita por el pasillo.

Diamante se giró a mirarla.

- ¿Ajustes?- . Michiru sonrió coqueta e incrustó un beso en la comisura de sus labios, guiñó un ojo y salió de la cocina cruzando en el inter con Lita sin siquiera saludarle.

- Señor Black buenos días ¿Cómo está? - Serena no salió de su escondite, ella estaba sorprendida por el pegue de ese hombre, ese hombre que hasta ahora había demostrado respetar la relación con Setsuna, bueno, si a eso se le podia llamar relación.

Lo raro era por qué no le había dicho a Michiru sobre Setsuna.

Ahora sería bueno ver si Black también seducía a la preciada chef.

- Buen día señorita Akino, ¿Le ayudo con las compras?

Lita sonrió con indulgencia, con su liberal encanto, y negó un par de veces mientras todo ponía en la encimera.

- ¿Café entonces? - Refirió él yendo hasta la cafetera, y sirviendo un poco de café fue hasta ella para entregárselo en mano. Lita sonrió un poco.

- Es usted amable.

Diamante encogió los hombros y sonrió. Terminó su café.

- Nací de una dama, usted es una dama. Y yo amo a las damas. - . ¡Qué mamerto! Remedó Serena sin voz y decidió entrar en escena como en la novela.

- ¡Buen día! - Saludé sin mayor afán, Lita sonrió encantadora y Diamante saludó mientras salía del lugar ante la afable sonrisa de Lita.

- Lindo tu ángel de la guarda ¿No? - Aseguró dando un gran trago al café.

- Si claro, sólo le falta la aureola- . Serena se sentó en una de las sillas del antecomedor para darse a la tarea de deleitarse el paladar con las exquisiteces de Lita. Por lo menos ella no estaba hechizada por los encantos del hombre.

El BenefactorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora