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Lita había llegado entrada la noche del día siguiente. Consciente de la boda, se apresuró para volver ya que su asunto había sido resuelto favorablemente.

-Por lo menos tú no tuviste mayor problema.

Sin mayor afán, Serena miró a Lita girar para poner dos tazas de café sobre la barra de la cocina.

-¿Me dirás qué pasó? ¿Por qué Darien no está aquí a un día de su boda?.

Serena tomó una y dió dos largos sorbos a la bebida. Miró a su acompañante y suspiró.

-Él no vendrá. No nos casaremos. -Aseguró sin más.

Lita parpadeó.

- Darien, Darien Chiba.- Musitó Serena, dejando de lado la taza, sin mirar a Lita ella supuso que estaba ansiando saber qué pasó, más detalles. - Sólo llamó y dijo que no iba a venir. - Curiosamente, Serena estaba tranquila ante todo lo ocurrido y se pensó que lo que Diamante le había propuesto era descabellado y sin sentido.

-Serena-. Lita puso ambas manos sobre las de su amiga, y las jaló hacia su lado de la barra, apretando con firmeza se le quedó mirando como si esperara sus sollozos-¿Por qué? ¿Por qué te hizo eso el maldito? ¿Qué acaso no te ama?

-Creo que no. - Respondió, encogiendo los hombros.

-¿Y tú? ¿Cómo estás?

-En shock, supongo.

-Es que no entiendo Serena, no entiendo que estés tan tranquila.

-He llorado tanto como he sentido, pero llegué a la conclusión de que no valía la pena llorar. -Dijo con amargura y ella le miró con pena.

-Lo lamento mucho. Cancelaré todo, deben hacer un reembolso y

-Ya lo he intentado, pero no hay cancelación. Además, la revista estará aquí desde temprano.

-¿Entonces qué harás Serena? Sin Darien no puedes casarte.

.

Esa noche se refugió en su habitación. No respondió preguntas, y escabullida todo el día se las arregló para no hablar con nadie.

Serena sólo miraba el panorama tan desalentador, estaba en esa casona tan grande y lujosa, completamente sola. Se preguntó si Darien mandaría a desalojarla. Nada le sorprendería si así fuera, después de lo que hizo ya todo era posible.

Miró el celular nuevo. Lógicamente debía decirle a Haruka lo que había pasado y así determinar lo que se haría. Tenía en mente una idea y

-Serena. ¿Estás ahí?

El corazón le dió un vuelco, y quiso correr, estaba asustada, muy asustada por no saber qué hacer, Diamante le había hecho una propuesta y no entendía bien el por qué, de pronto todos sus planes se habían quebrado, su burbuja estaba rota y ella estaba a la deriva y sin decisión.

Se tocó la frente y exhaló.

-- ¿Serena?, saldré un tiempo, y quería decirte que

-- Espera -- Pidió, y se apartó de su cama, levantó la barbilla y mientras avanzaba por la alfombrada habitación fue a su encuentro. -Diamante, no comprendo, ¿Estarás hoy mismo?

-- Sí, sólo haré algo importante y regreso.

Serena sentía que no podía mirarle a los ojos, se sintió tímida ante su presencia, más aún con la propuesta que había planteado él. Lo estaba haciendo personal, Diamante solamente no quería que quedara en ridículo.

Diamante tenía metidas las manos en los bolsillos.

-Hay algo que quiero decirte. -. encogió los hombros y sin dejar de mirarla se hincó en una pierna. -Probablemente la forma en que lo pedí no fué la adecuada. -Sacó la caja y la abrió frente a ella, adentro un anillo brilló a la luz tenue del pasillo. -Serena Tsukino ¿Nos casamos?

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