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- ¡Corte!

El grito que dió Carlo sacó a Serena y Diamante de concentración, semi desnudos bajo las sábanas ambos temieron salir de la cama, sobretodo Diamante, pues tenía un inoportuno problema.

- Lo han hecho muy bien, a muchos actores les cuesta trabajo hacer escenas de cama - Aplaudió feliz - Pero ustedes de verdad parecieron amantes. - Avanzó hasta ellos para felicitarles.

Serena estaba súper incómoda, la escena había salido bien y Diamante había representado muy bien su personaje.

Diamante se apartó y extendió su mano para ayudarla a incorporarse en la cama.

Serena se pensó que nunca más volvería a actuar.

- No se preocupen, se les pagará bien por el medio desnudo - Reiteró el hombre mientras Serena cubría sus pezones erguidos, ¡Qué pena!

Pero quien lo estaba pasando peor era Diamante. Él se cubría con una almohada.

- Excelente escena, pueden ir a casa a descansar. Habrá grabación en algunos días ¡Les llamo! - Se alejó despidiéndose con una mano, y sin tardar mucho, Serena y Diamante se escabulleron cada quién para su lugar.

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En su camerino, Serena se desmaquillaba, mirando su imagen en el espejo se pensó qué opinará Darien cuando le toque mirar la escena recién grabada.

- A como se ha portado, dudo que le importe.

Se puso de pie y soltó el chongo del cabello, empezó a cepillarlo con tal parsimonia que dejó de reparar en el tiempo, pues a su mente llegaban una tras otra las imágenes de lo sucedido con la escena. Ficción pero muy tangente, las caricias y los gestos, aún más, la dura erección del hombre.

Sin imaginar siquiera lo que su prometida estaba pensando, Darien avanzó hasta la recepción de un lujosísimo hotel, mirando todo con atención reparó en la mujer que arribó a su encuentro.

- Llegas tarde.

- Bueno, tú sabes que Serena reclama mi atención.

- Lo sé, pero te recuerdo que tengo prioridad.

Darien no gustaba de ser dominado, pero ella era diferente, era especial, y su guía definitiva a la riqueza y poderío.

Darien se acercó y le tomó la cara.

- Me encanta cuando me hablas así, pero aún más cuando lo demuestras.

La mujer lo besó, con lujuria entrelazó la lengua con la de Darien, y juntos acordaron subir a su habitación.

Perdidos en su clandestina relación llegaron a su destino, unidos en sus ideales y mal proceder pensaron que jamás nadie les detendría.

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Diamante sacó las manos de los bolsillos y se giró hacia Serena, ella sonrió ocultando su bochorno.

Él la tomó por el brazo y comenzaron a salir, ya en los pasillos que dirigían a la salida principal dos maquillistas les cerraron el paso.

- Disculpa, ¿Podrías darnos tu autógrafo?

- Claro, sólo que no tengo lapicero así que

La morena chica sonrió apenada, mirando a Serena explicó que no era a ella a quien le hablaba, la otra, que había permanecido callada impidió que su sonrisa burlona saliera a la luz.

- ... Ah, entonces es a ti - Refirió Serena, mirando a Diamante. - Disfruta tus cinco minutos de fama. Se zafó de su agarre mientras el par le pedía a Diamante más que su autógrafo.

El BenefactorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora