4

422 33 7
                                    

Ese día sería súper especial para Serena, con el inicio de la mañana ella estaba más que lista y nerviosa para debutar en las series. Con el corazón saliéndose de su pecho por la emoción, bajó de la limusina junto a Darien, tomados de la mano avanzaron hasta la entrada de la televisora.

— Puedes esperar aquí, — Pidió Darien al guardaespaldas, él sólo asintió mientras sacaba un cigarro de su bolsillo.

Serena ni siquiera se atrevió a mirarle a la cara esa mañana. Después de la escena que presenció, estaba insegura de querer volver a mirarle.

— Vamos mi reina. — Agregó Darien hablándole suave, la llevó tomada de la cintura hasta donde estaba el director.

— ¡Serena mía! — Saludó Carlo, el director, quien sin tapujo alguno se lanzó sobre Serena para abrazarla y besarla a todo gusto. Miró a Darien y sonrió — Espero no te moleste querido, mi Diva es mi más preciado tesoro ahora.

Darien sólo enarcó las cejas, el hombrecillo le pareció gracioso, más aún por que no representaba amenaza alguna a su hombría.

— ¿Somos profesionales, no? — Refirió serio y el dispositivo en su mano comenzó a sonar — Disculpen.

Habiéndose alejado Darien, Carlo miró a Serena.

— Está precioso tu mánager Serena.

— No, el no es mi

— ¿Estudiaste el guión? — Interrumpió Carlo con evidente prisa, apresurado y de movimientos nerviosos el hombre jaló a Serena con él — Vamos, vamos, debemos ir a maquillaje.

Serena ya estaba asustada ante su arrollador modo de tratarla, quizá sólo estaba emocionado por comenzar el proyecto y se le pasaría conforme avanzara la trama. Pero por su parte, ella tenía su propio afán, mientras era maquillada sentía el frío recorrer su cuerpo una y otra vez.

— Disculpa querida— Carlo levantó un dedo para pedir un momento, y así atender a una chica nerviosa, al parecer una asistente. Hablaron unos segundos, justos para que la cara de Carlo se deformara del enojo — ¡Es que no puede ser! ¡El muy maldito! ¡Lo demandaré, sí, eso haré! ¡Lo haré mierda!

Los gritos se oyeron en todo el set, algunos se alarmaron, y otros se taparon la boca para no dar a notar la risa. Serena no entendía nada y fijó la mirada en Carlo, quien ya se acercaba para hablarle.

— Serena querida, quien iba a ser tu co protagonista abandonó su papel. Si no conseguimos a alguien se tendrá que posponer todo. — Explicó, tratando de guardar compostura — Lamento que — Calló al mirar hacia la puerta.  — ¿Quién es él?

Serena miró hacia la puerta, Diamante había entrado sin permiso y se encontraba parado a un lado del marco.

A brazo cruzado el hombre miró en dirección de Serena.

— ¡Que venga, Janine! Quiero mirarlo de cerca.

— Pero señor, y el póster, ya está tomada la foto y

— ¡Por eso Janine!, de lejos se parece a Roy, habrá que verlo de cerca —. El tipo estaba loco y mandaba a diestra y siniestra en el lugar. Darien miró todo a cierta distancia sin descuidar su dispositivo, donde escribía y asentía de vez en vez. Janine volvió con Diamante junto a ella.

— ¿Serena? ¿Le pasa algo?— Preguntó Diamante, ajeno a la conversación previa.

— No, nada, sólo que

Serena calló, ella no entendía bien y sólo observó cómo Carlo escudriñaba el rostro y cuerpo de su guardia.

Pero hubo resistencia cuando Carlo quiso tomar el mentón de Diamante para mirarle mejor. Diamante le dió un empujón.

El BenefactorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora