~Ingrid.~

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Cuando despertó se sintió bien.

No se suponía que sucediera de esa manera pero parecía como si hubiera tomado una poción mágica que le curara la infección en una noche, era increíble. Aún le dolía un poco la garganta pero la fiebre, el dolor de cuerpo y de cabeza desapareció, simplemente genial.

Tocó con sus dedos el parche que aún estaba sobre su frente, se ruborizó ante el recuerdo del agradable sueño que tuvo con Kacchan y al mismo tiempo se entristeció al soñar algo tan imposible, a veces le parecía gracioso lo malditamente cruel que podía ser su propia mente.

Se levantó y miró la hora en su celular. Sabía que recién se había mejorado de la infección sin embargo no podía seguir faltando a clases. Podía ser solo un día pero los villanos no se detenían y como futuro Símbolo de la Paz una infección no lo podía detener.

Tenía suficiente tiempo para empacar su maleta y alistarse para ir a la escuela. 

-¡Izuku!- Su madre estaba en la mesa del comedor con una jarra humeante. Sabía que era café, a su madre le encantaba tomarlo temprano por la mañana. La mujer se acercó a él.- ¿Cómo estás? ¿Te sientes mejor?- Inko admiró la sonrisa de su precioso hijo.

-Perfecto.- Tocó su garganta al escuchar la voz un poco más ronca de lo normal.- Solo duele un poco pero con antibióticos terminará de curarse. - La peliverde rió.

-Al parecer los cuidados de Katsuki-kun fueron de mucha ayuda.- Izuku lo miró ruborizado.

-No te burles de mis alucinaciones de enfermo.- Inko lo miró raro.

-¿De qué hablas, cariño?- El ceño fruncido de su madre lo hizo fruncir el ceño.- ¿Acaso no recuerdas que Katsuki vino antes de que me marchara al trabajo?- Las esmeraldas se abrieron impresionadas antes de tomar un profundo rojo en sus mejillas.

-No es cierto...- Una fila de murmullos empezó a salir de sus labios, haciendo que la mujer riera.

Si bien aún no terminaba de aceptar la relación de su hijo con el rubio, no podía negar que la ponía muy feliz y emocionada el hecho de que se viera tan feliz y animado cuando hablaba sobre el chico. Sabía que en el pasado habían sucedido muchas cosas que logró distanciarlos y que Izuku saliera herido, tanto que su amistad con Mitsuki se había deteriorado cuando ella se había opuesto a su relación pero ya no podía hacer nada. Ahora veía lo mucho que se amaban ese par de adolescentes y ya no importaba si ese amor terminaba en solo un recuerdo de juventud, ella estaba dispuesta a ayudarlos y a aceptarlos para que ambos estuvieran bien.

-Ve a ducharte que si piensas ir al colegio se te hará tarde, prepararé el desayuno.- Las esmeraldas la miraron.

-Lo haré.- Se marchó a su cuarto para preparar su uniforme.

La vergüenza que lo invadía. Los recuerdos corrían por su mente haciendo que la idea de fingir seguir enfermo pareciera una buena opción, es decir, no solo había dicho idioteces como si estuviera drogado, si no que también lo había visto desnudo y eso no era lo peor.

LE HABÍA DICHO QUE LO AMABA. 

OH POR DIOS.

Se tapó la cara con las manos tratando de ocultar un grito de vergüenza, quería morir en ese preciso momento. Es decir, ya antes había declarado sus sentimientos a Katsuki y todo había salido bien ya que el rubio le correspondía pero ahora todo estaba en un limbo, su relación había terminado y luego de lo que pasó después de que se habían besado y dijo esas cosas estúpidas además de que se suponía que él se rendiría. ¿Por qué Katsuki había ido a cuidarlo? ¿Qué carajos pretendía con todo ello?

El Mejor Novio.|KatsuDeku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora