Deseos Prohibidos

Capítulo 7

Narra Marinette:

Esa pequeña caja hexagonal me pedía a gritos que la abriera. Los extraños símbolos chinos que poseía la cajita en la tapa parecía un sinograma antiguo. Mi madre me había hecho aprender el idioma oriental de su familia, pero este grabado era distinto. Más antiguo que la misma Dinastía Cheng. Lo único que entendía era el símbolo central, el Yang. El Yang era la representación de que todo lo malo tiene algo bueno. Su otra mitad, el Yin, era que todo lo bueno tiene algo malo. Juntos, eran el equilibrio del universo existente. Nada podía ser bueno o malo en su totalidad. Los franceses no entendían muy bien ese concepto, pero para los chinos era ley.

Me acerqué nuevamente a la cajita y la tomé entre mis manos. La curiosidad pudo más que cualquier otro deseo en mi cerebro. Al momento de abrir la tapa, una luz verde lo iluminó todo. Tapé mis ojos con mi antebrazo ya que era demasiada iluminosidad. ¿Acaso era algo hecho de fuego? No. Era algo más. Abrí mis ojos un poco. Una figura comenzó a formarse dentro de la bola de luz verde. Parecía un gato con orejas. Di un pequeño grito de susto y solté la caja con rapidez. ¿Esto era la magia oscura? Caminé hacia atrás pero la figura terminó de solidificarse y abrió sus ojos. Dos rendijas enormes verdes me miraban con curiosidad dentro de la forma de un pequeño gato flotante.

-¿Tienes queso?-

Mi mandíbula llegó al suelo. ¡Esa cosa hablaba! Con mis manos palpeé algo sobre la mesa que había a mi lado, y sin mirar de qué se trataba, lo lancé con fuerza a esa criatura de magia oscura. La criatura no se movió pero el objeto lo atravesó.

-¿Estás intentando golpearme?- volvió a hablar-

-¿Qué brujo te ha enviado aquí, criatura de magia oscura?- pregunté casi temblando y agarré otra cosa dispuesta a lanzarla-

- Okey, okey. Primero que nada, no soy una criatura de magia oscura. Soy el kwami de la destrucción. Segundo, el brujo que me envió se conoce como Maestro, no brujo. Y tercero, por favor, no me lances más cosas, aunque debo admitir que tienes buena puntería-

-¿Kwami?- bajé el brazo- ¿Qué es eso?-

- Un kwami es una criatura, no de magia oscura, sino espiritual, que controla un aspecto en la creación. Yo, siendo el kwami de la destrucción, mi poder recae en destruir cosas. Mi terroncito de azúcar tiene el poder de la creación. Juntos, somos lo que dió origen a las creencias del Yin y el Yang-

-¿Tienes un nombre?-

- Plagg. Ahora, te volveré a preguntar, ¿tienes queso?-

Parpadeé par de veces. ¿Queso? ¿Los gatos comían queso?

- E-en la cocina debe haber- le respondí-

-¿Serías tan amable de traerle un poco a esta pobre criatura que lleva siglos encerrada en esa caja?-

Sus ojos se agrandaron y sus pupilas se dilataron. Se veía realmente adorable. No pude negarme. Con mucho cuidado de no ser vista por nadie, salí de mi habitación y me escabullí en la cocina. A esa hora los sirvientes ya habían terminado sus deberes, por lo que no había nadie presente. Al regresar a mi habitación con un pedazo de queso, la pequeña criatura negra de ojos verdes inhaló profundamente.

-¿Qué es ese olor?-

-Lo lamento. No encontré otro queso y solo había camembert disponible-

-¿Camembert?- la pequeña criatura tomó el queso que le ofrecí en sus patitas y lo olió-

Ese queso apestaba y por eso, aunque lo compraban, era difícil que alguien se lo comiera en la casa. Sin embargo, me quedé con el pensamiento en blanco cuando vi a la criatura darle un mordisco al queso y luego otra, y otra y otra hasta acabarlo.