Capítulo 13

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El tiempo comenzó a pasar más deprisa. Ya habían pasado tres meses desde Justileka. Los akumas no dejaban de aparecer, pero la persona que estaba detrás de ellos no daba la cara. Habían veces que podían salir hasta 3 por semana, en distintas partes de Francia. Gracias al cielo que Tikki y Plagg tenían una forma espiritual de comunicarse. De esa forma, podíamos saber si había algún akuma y avisarle al otro la ubicación. Mas no era ese tema de los akumas lo que me tenía estresada.

En una semana más sería la boda.

Se iba a celebrar en los Altos de Francia, Aisne, donde vivían los Agreste, y ya habían decidido que era en ese castillo, el mismo de los Agreste, donde viviríamos Adrien y yo.

Imaginan mi rostro de alegría al saberlo. Y no, no es sarcasmo. Lo único que deseaba con toda mi alma era alejarme de mi madre y de sus "tratos".

Me habían tenido de un lado para otro arreglando el vestido de novia y revisando una y otra vez las listas de invitados para que solo las personas más importantes asistieran. A pesar de todo, los pueblerinos también estaban invitados, pero debían quedarse fuera de la iglesia y del castillo Fère-en-Tardenois, el hogar de los Agreste y lugar donde se celebraría la recepción. Adicional a eso, también me tenían haciendo las valijas y enviándolas a la casa de los Agreste para que no se hiciera un desastre a la hora de mudarme.

Adrien y yo ya habíamos hablado sobre compartir habitación. No era buena idea, considerando mi secreto, también conocido como Plagg y Lady Noir. Adrien tampoco se veía muy contento con eso de compartir habitación. Habló con su padre y lograron llegar a un acuerdo para que me dieran una habitación aparte en lo que me "acostumbraba" mi nueva vida. Mis padres no sabían de ese acuerdo, decidimos mantenerlo entre los Agreste y yo.

En la actualidad, estoy de pie en un escalón de madera mientras la costurera acomoda el traje y toma las medidas que hace falta para que quede ajustado. Órdenes de mi madre, por supuesto, quien está en una esquina observándolo todo de manera crítica y detallada.

- No, no- comenzó de nuevo- Esa manga debe estar más abajo- señaló el lado derecho-

La costurera hizo lo que ella dijo. Intenté mantenerme lo más quieta posible mientras volvía a descoser la manga y la acomodaba a la altura según mi madre dijo.

- No entiendo cómo no han podido encontrar un modelo de Lana Neur que pueda ajustarse a un traje de novia-

Sabiamente, la costurera, no dio su opinión, pero vi que su rostro quería decir algo. Yo también me mantuve callada.

Tal vez, solo tal vez, por última vez antes de irme de Les Andelys, debería dejarles algún diseño...

Pasé toda la noche editando cómo yo quería que se viera mi traje de bodas. No iba a tener otra boda, por lo que al menos intentaría hacer algo a mi estilo. Adicional, hice un par de ideas que me rondaban en la cabeza desde hacía meses. Salí a través de los pasadizos secretos y caminé por el pueblo de madrugada, cuando ya no había nadie. Usé la misma técnica, solo que la vez pasada había sido inconsciente. Esta vez, lo hice a propósito. Fui dejando hojas en diferentes palcos al azar, mientras cantaba una melodía. Las luces de las casas comenzaron a encenderse pero ya estaban lejos. Me dirigí al castillo y dejé el último papel enrollado frente a las puertas. Di una última nota de melodía y giré para perderme de nuevo en la noche.

O eso dijeron los rumores durante la mañana.

Cuando bajé a desayunar, mi madre estaba gritando órdenes de un lado a otro. Me hice la desentendida.

-¿Qué ha pasado?- pregunté-

Ella me miró y bufó.

- Mis plegarias fueron escuchadas- levantó las manos al aire- Lana Neur ha dejado esta mañana un diseño digno de ser un traje de bodas para ti-

Deseos ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora