Narra Adrien:
Si me hubiera tardado aunque fuera un solo segundo, estaría arrrepentido el resto de mi vida. Sin embargo, aún estoy arrepentido por haberla dejado sola en primer lugar.
Marinette está en una cama. Lleva una semana sin despertar.
Creo que debo comenzar desde el principio.
Tardé cuatro semanas en encontrar el Templo.
El Maestro no me había puesto nada fácil el localizarlo. Según él, era una prueba que debía cumplir. Y a partir del momento en el que pisé el Templo, todo han sido pruebas y entrenamientos. Aún no había tenido una plática personal con él.
Los primeros días, los monjes y otros aprendices querían saber en qué nivel estaba mi rendimiento sin el uso del prodigio, o sea, sin ser Mister Bug. Creí que, al ser un superhéroe, mis sentidos habían aumentado y que tenía mejores reflejos, pero en esos días me di cuenta que no era cierto.
Sin Tikki yo era un asco en la defensa personal. Así que, con mi orgullo destrozado, tuve que comenzar el entrenamiento desde cero.
El Templo tenía zonas designadas para todo tipo de "entrenamiento". Me enseñaron técnicas de bloqueo usando un bambú. Recibí muchos golpes y varias cicatrices. En las noches, Tikki se encargaba de curarme, y ella también ya estaba agotando su poder de curación al usarlo tan corrido conmigo.
Cuando pude dominar lo básico en defensa, los entrenamientos subieron al nivel de "uso de espadas" (muy afiladas, por cierto). Había un chico que era un maestro con las espadas, y era él quien se encargaba de mi en esa fase de entrenamiento. Su nombre era Frank. Tenía mi edad aproximadamente, y se había criado en el templo. Me había enseñado todo tipo de técnicas, y a pesar de su humor, se había convertido en un gran amigo para mi en esos días. Y, como lo vieron propicio, también se convirtió en mi entrenador de técnicas de ataque. Él, contrario a los susurros que recorrían el templo, creía que si había sido elegido como portador de la catarina era por destino y no una equivocación.
Sí, ese lugar podía ser un templo sagrado y toda la cosa, pero la mayoría creían que yo no daba la talla como portador. No me lo decían directamente, pero era obvio por las formas de susurrar al verme pasar.
Sin embargo, con Frank ahí, todo era más llevadero. Aunque no por eso los entrenamientos dejaban de ser fuertes. Me dijo que era mejor así para que le callara la boca a los demás. Y eso realmente me ayudó a llevar mi desempeño al máximo. Tanto así que en un mes desde mi llegada me había convertido en uno de los mejores en el templo.
De todas formas, al acabar ese primer mes, me sorprendió que el Maestro Fu accediera a verme directamente por primera vez desde mi llegada.
Entré al lugar donde me dijeron que él estaría esperando. En el centro del gran salón había un hombre sentado en el suelo. Se parecía bastante a la imagen que guardaba en mi mente acerca de quién era el Maestro Fu. Al oir mis pasos, el hombre levantó la cabeza y me hizo un gesto para que me sentara frente a él en el suelo. Hice lo que pidió, y me mantuve en silencio esperando a que comenzara.
- Es un placer conocer de frente al nuevo portador del prodigio de la creación-
No sabía qué responder a eso, por lo que solamente tragué saliva mientras asentía con la cabeza, y luego devolví el saludo.
- El placer de conocerlo en persona es mío, Maestro Fu-
Él asintió también y se quedó un par de minutos más en silencio.
- Cuando llegastes, trajiste contigo otro prodigio que se había perdido. ¿Es cierto?-
- Sí, Maestro- respondí-
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Deseos Prohibidos
FanfictionDos héroes son convocados cuando un broche es reportado como desaparecido. El catarino y la gatita negra deberán luchar contra la mariposa. Ellos no solo comparten su vida como héroes, sino que sus formas civiles también estarán entrelazadas. ¿Será...