Capítulo 5

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Narra Adrien:

Hace un año mi vida era totalmente distinta a lo que soy ahora. Se comentaba que yo era demasiado galante con las mujeres, y eso era totalmente cierto. Sin embargo, no todo lo que se decía de mi era cierto. Cuando paseaba en las calles, solía ser detallista con las mujeres. Si una chica me parecía hermosa, le regalaba un gesto de cortesía. Abrir una puerta, darle alguna flor, hacerle una reverencia, sonreírle. Eran acciones de cortesía, pero muchos lo tomaban a mal, como si cada gesto fuera una acción para cortejar.

Solo una chica me importaba. Mas mi padre no la aprobaba por su estatus social. Ella era una plebeya, aunque con una belleza exótica. Tenía el cabello castaño lacio y largo a la cintura. Sus ojos verdes olivo eran rasgados. Tenía una hermosa sonrisa que cautivaba a todos.

La conocí una vez mientras caminaba por el pueblo. Su voz me llamó la atención, me había hipnotizado. Ella estaba hablando con otras chicas que parecían de su edad, y les estaba contando historias sobre su vida y los lugares que había visitado. Según ella, era una viajera que no podía establecerse en un solo lugar. Me gustó eso de ella. Yo era igual, aunque lamentablemente siempre debía regresar al mismo pueblo ya que debía cumplir con las responsabilidades de ser hijo de los duques Agreste.

Poco a poco, seguí asistiendo al pueblo para verla. Ella se percató de que yo la seguía y en vez de tomarme por pervertido o acosador, me trató de manera muy amable y desde entonces comenzamos una amistad. Con el paso de los días y los meses, nuestra amistad se fortaleció a tal punto que nos volvimos muy cercanos, tan cercanos que nos enamoramos. Pero, como dije anteriormente, para mi padre ella no era nadie, por lo que nuestra relación era imposible.

Para que pudieramos vivir, planeé escaparnos. Le conté sobre mi plan y ella aceptó para que pudiéramos hacer nuevas aventuras juntos. Sin embargo, el ayudar a un anciano de la caída de una carreta, cambió mi vida para siempre. Luego de ese momento, en mi habitación apareció una caja hexagonal, de la cual apareció Tikki, mi kwami, la que controla el elemento de la creación y me otorga los poderes de Mister Bug.

La primera vez que conocí a Tikki, casi muero de un infarto. Cuando la luz se solidificó y la criatura roja abrió sus grandes ojos azul violetáceos, creí que un demonio había sido enviado hacia mí para matarme. Luego pensé que esa era la forma en la que se presentaba el hechizo que muchas chicas solían utilizar para que me enamorara de ellas, hechizo de amor. Pero no.

Tikki me enseñó la historia de los miraculos. Me habló sobre sus orígenes. Me habló del broche perdido. Y me contó sobre la responsabilidad que caería sobre mí si decidía aceptar este... trabajo. No lo decidí al momento. Le pedí a Tikki que me diera tiempo para pensarlo. Ella aceptó.

Quería ir con Lila y contarle todo. Quería compartir con ella este posible nuevo giro en mi vida. Ambos amábamos la aventura, y esto sería una aventura perfecta. Me estaba empezando a gustar esa idea de convertirme en un héroe. Así que dejé a Tikki en mi hogar y me escabullí para buscar a Lila.

En el pueblo, busqué en la zona donde siempre la encontraba. Esta vez no fue tan distinta. No cambió ni la circunstancia de siempre donde estaba hablando con otras chicas en el pueblo. La única cosa que cambió fue que esta vez ella hablaba de mi con esas otras chicas. Una de las cosas que habíamos acordado era de no hablar de nuestra relación con otros ya que eso nos podía perjudicar. Me acerqué con sumo cuidado.

- Se los digo, Adrien está comiendo de mi mano. Hace todo lo que YO pido que haga- dijo Lila-

-¿Cómo es eso posible?- exclamó una de las chicas que la acompañaba-

- La pócima que les enseñé el otro día es la que lo hizo posible. Puede alterar los sentimientos de otras personas. Es por esta razón que muy pronto me convertiré en la duquesa de este pueblo- le respondió Lila-

Deseos ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora