Capítulo 16: El Cumpleaños

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Pizza y tacos al pastor.

Los chicos no podían pedirle más a la vida.

Las risas son prominentes en el espacio.

No cabe duda de que juntos son felices.

Y más allá de que los chicos se están divirtiendo.

Hay uno en particular que esta esperando algo.

Claro que es Alejandro.

Y en cada oportunidad que surge, ve la opción de mencionar "los juegos".

El, aparte de haber cooperado para la comida y de traer un pequeño regalo a Magali, trae consigo en el bolso de su suéter al musdux.

Por mucho tiempo cree que se vería muy sospechoso o su idea podría ser rechazada.

Pero después, cae en cuenta que ellos no saben nada y si lo hace con cuidado la posibilidad de que Fany y Jesús sospechen (Aunque Jesús no le había reclamado por nada), era nula.

—Estaría chido si ahorita que terminemos de comer y antes de partir el pastel, juguemos no se que, como juegos de mesa o juegos que sepan ustedes. —Dice finalmente a la mitad de la comida de todos.

—Es buena idea. —Jessica anima. —¿Tienes juegos de mesa magis?.

Magali asiente. —Creo que tengo un Jenga y un Uno.

—Va, va. —Jesus se suma. —Hay que jugar de a terrenos.

Los chicos ríen.

Alejandro lo piensa, pero sigue comiendo.

—Cuando sea la hora de jugar, me las arreglo para lo del musdux. —Piensa.

El tiempo pasa. Los chicos terminan de comer.

—Voy a buscar los juegos. —Magali desaparece de la vista de los chicos.

—¿Han jugado el Whisper Challenge? —Pregunta Dyllan a todos.

—Yo solo una o dos veces. —Responde Jesús.

—¿Es el jueguito que jugamos una vez en informática cuando nos poníamos los audífonos y los que no los tenían, decían una frase y si adivinabas ganabas?. —Alejandro pregunta.

—No. —Responde Dyllan.

—Bueno, es parecido a ese. —Aclara Jesús.

—Si, en parte si. —Dyllan saca sus audífonos. —Lo que tienes que hacer es, en todo caso de que lo jugáramos todos, alguien se inventa una frase, nos ponemos en fila o en círculo y mientras tienen los audífonos puestos, la persona que se inventó la frase le dice al que le sigue la frase y lo que entienda se lo dirá al otro y así sucesivamente hasta que se llegue al final y ver si la frase inicial coincide con la de la última persona.

—Suena divertido. —Dice Jessi.

—Pero ahora falta que todos hayan traído sus audífonos. —Luis Ángel cruza los brazos.

—¿Por qué?. —Angela le cuestiona. —¿No traes los tuyos?.

—Yo si traigo los míos. —Luis los saca de su bolso y se los enseña.

—Yo también. —Jessi los muestra.

Todos empiezan a sacar sus audífonos.

Alejandro ríe. —Ay, es que los míos se descompusieron y no los traje.

—Ayyyy. —Jesus se pega ligeramente en su frente. —Ya salió el wey.

—Pues yo que. —Se defiende el chico. —Se me descompusieron.

Magali llega con el Jenga y el Uno.

—Magali, ¿Tienes dos audífonos?. —Pregunta Fany

Lo piensa por un momento. —Pues están los míos y los de mi hermana.

—¿Le puedes prestar unos a Alejandro para que podemos jugar la cosa esa que dijo Dyllan?. —Pregunta Fany.

—¿Pero no íbamos a jugar estás cosas?. —Magali enseña los juegos

—¡Si!. —Responde Jessi. —Pero primero vamos a jugar lo de Dyllan. —Rie. —Explícale Dyllan lo que vamos a jugar.

Dyllan roda las ojos y le explica la mecánica del juego. Magali acepta jugar un poco molesta por qué siente que busco para nada.

Todos se ponen en posición y comienzan el juego.

El tiempo corre rápido y aprovechan para echarse tres o cuatro rondas.

Al final, las frases con poca coherencia o muy groseras son lo que más divierten a los chicos.

—¿Ya jugamos el uno?. —Pregunta Magali tomándolo.

—Por mi estaría bien. —Jessica estira sus brazos.

—Si, ya nos tocan unas partiditas de uno. —Opina Jesús mientras guarda sus audífonos.

—Pues bueno, lo saco. —Magali abre la cajita para empezar a barajear las cartas (o para pasárselas a Dyllan que el es finalmente el que se encarga de eso).

Alejandro se pone en Alerta.

Siente que si deja que jueguen uno, lo que el quiere mostrarles ya no podrá hacerlo nunca.

—¡Esperen, Esperen!. —Alejandro se quita los auriculares que le presto Magali y los deja en el suelo.

Los chicos le prestan atención.

—Antes de jugar... —Comienza a ponerse nervioso. —Traigo... O bueno, más bien conozco un juego que les podría gustar.

—¿Y de que trata?. —Pregunta Luis Ángel.

—Pues es que... —La voz le comienza a temblar, ríe para disimularlo. —Bueno, primero todos tienes que cerrar sus ojos.

—O sea, si, pero de que trata menso. —Angela pregunta curiosa.

Alejandro vuelve a reír. —Ustedes cierrenlos y ya les explico bien.

—Pero no vayas a salir con tus mamadas Alejandro. —Jesus Amenaza algo enfadado.

—¡No!, No salgo con nada, ya cierrenlos.

El primero que lo hace es Dyllan.

Gracias a eso, los demás lo ven y deciden hacerlo también.

—Pero rápido que ya quiero jugar uno. —Dice Magali cruzando los brazos.

—No los vayan a abrir cabrones. —Dice Alejandro sacando el musdux de su bolsillo.

—Por eso apúrate wey. —Fany complementa.

—Si, si. —El chico lo pone en el suelo y hace lo que siempre.

Como todo en la vida, la práctica con el contacto al musdux le permitió activarlo más rápido que las primeras veces que lo hizo.

Y después de tan solo 15 segundos de puro silencio, Alejandro lo hizo.

El musdux se activo.

—¿¡Qué vamos a hacer!?. —Jessi exige una respuesta.

Alejandro se queda callado esperando a que el musdux diga algo distinto de lo que estuvo diciendo durante toda una semana.

Cuando aparece la proyección del planeta Tierra, el objeto lanza una luz que rodea toda la habitación.

—¡Ya podemos abrirlos!. —Jesus finge estar desesperado.

—Bienvenidos Defensores. —La voz del musdux se escucha perfectamente en toda la habitación.

Alejandro celebra con un pequeño grito de "Si".

—¿De qué?. ¿Qué fue eso Alejandro?. —Pregunta Fany pues cree que reconoce esa voz.

—Ya pueden abrirlos.

Defensores: El Secreto Del LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora