Capítulo 63: El Secreto Del Libro

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Alejandro despierta.

Miro a sus dos lados.

Seguía estando oscuro.

Trata de tallar sus ojos pero hay algo en su mano derecha que se lo impide.

Frunce el ceño y después se da cuenta de que es el musdux.

—Musdux... —Alejandro siente que tenía algo pendiente con el, pero no lo puede recordar.

Piensa por un momento pero es mucho más su sueño.

Cierra sus ojos y se dispone a dormir de nuevo.

—¿Que sucedió?. —Pregunta una voz que no es la de su hermano y tampoco es la suya.

Alejandro abre los ojos inmediatamente y se semilevanta viéndolo fijamente.

—¿Musdux?. —Pregunta Alejandro nuevamente sorprendido por lo que escuchó.

—Alejandro. —Responde el libro.

El chico casi avienta al musdux por su sorpresa.

Niega, se levanta rápidamente, toma un suéter y sube hasta la azotea de su casa.

—¡Musdux!.

—Alejandro. —Vuelve a responder. —¿Que sucedió?. —Pregunta con tono de confusión. —¿Por qué siento que todos estamos en peligro?.

—¡Eres tú!. —Alejandro abraza al libro feliz. —¡En verdad eres tú!. —El chico está al borde de las lágrimas hasta que recuerda  lo que había estado pensando horas antes.

"Por qué si el musdux no es Teyaka... Entonces...".

—En la madre. —Expresa Alejandro.

—¿Por qué solo estás tu?. —Pregunta el musdux aún confundido. —¿Por qué no están tus amigos?. —Su tono cambia al de uno de preocupación. —¿No sé supone que buscaban la piedra de la paciencia?.

—Si, si... Pero... —Alejandro quiere explicar.

—Y lo más importante. —El musdux lo interrumpe. —¿Por qué puedo recordar a... —El musdux guarda silencio por algunos segundos. —Necalli.

Alejandro frunce el ceño. —¿Necalli?.

—Alejandro. —El musdux ahora tiene un tono demasiado serio. —El echo de que recuerde a Necalli es algo bastante serio que pone en peligro la vida y estabilidad de todos.

Alejandro niega. —¡No sé!. —Grita Alejandro. —¡Yo no sé!. —deja el libro en el suelo por un momento mientras se sienta. —Ahora mismo en lo único que puedo pensar es en que si tú... ¡Tu! Eres el musdux, entonces quien mierda es Teyaka.

El libro que estaba en el suelo ahora se eleva ante Alejandro. —Entonces si lo conoces.

—¿A quien?. —Pregunta el chico preocupado.

—A Necalli.

Alejandro ríe. —¡No!, Yo no sé quién es ese tal Necalli.

El musdux guarda silencio por algunos segundos. —Por supuesto que sabes quién es... —Dice susurrando. —Solo que tú lo conoces por como le gustaba que le dijeran.

El chico suspira. —No estoy entendiendo absolutamente nada de lo que dices.

—Alejandro. —Nombra el musdux para que le ponga atención. —Hablo de Necalli Teyakanistli.

El chico abre sus ojos por la sorpresa y asiente. —Teyakanistli... Si... ¡Si!, Teyaka. —Alejandro alza su mano. —¿Entonces lo conoces?, ¿Eso significa que no es tan malo que se haya echo pasar por ti por qué...

—¿Se hizo pasar por mi?. —Pregunta el musdux.

—Si... —Alejandro confiesa. —Todo este tiempo lo hizo y solo estuvimos buscando dentias en lugar de entrenar y...

—Las dentias. —El musdux vuelve a interrumpir al chico. —Las dentias... —Ahora susurra.

Alejandro se extraña. —Si... Las dentias... ¿Pasa algo con ellas?.

—Por supuesto que sí... —Confiesa el musdux. —Ahora que lo analizo, si tú estás aquí, eso significa que el tiene todas y si el tiene todas...

El libro vuelve a detenerse, Alejandro espera pero ahora mismo está impaciente.

—¿¡Que!?. —Pregunta aterrado el chico.

—Si el tiene todas eso significa que solo tú y tus amigos pueden salvarnos.

Alejandro alza sus cejas. —¡Pero de que!, Aparte... ¿Nosotros? —Duda. —Ni siquiera hemos terminado el nivel 4 y...

—Si mis cálculos son correctos, durante todo este tiempo que estuve encerrando en en su limbo mental tu y tus amigos capturaron todas las dentias superando mis guardias. —Interrumpe a Alejandro.

El chico asiente.

—Entonces tienen todo lo necesario para vencerlo.

Alejandro lo piensa por un momento y niega. —Pero sigo sin entender muchas cosas... ¿Por qué Teyaka y las dentias son peligrosas?, ¿Cómo que tus guardias? Y ¿Como es que sabes que estamos en peligro por Teyaka?. ¿Por qué...

—Alejandro. —El musdux habla. —Se que Teyaka es peligroso por qué fue mi primer alumno.

Una noticia que le impacta demasiado.

De echo, la única razón por la que cierra la boca, es por qué hace un poco de aire y se le reseca fácilmente.

—Corria el año del tecpatl, 1492 para tu calendario. —Informa. —Cuando por una peculiar circunstancia me encontré con Necalli y sentí en el una fuerza extraordinaria. —Cuenta el musdux. —El método de programación que tenía era uno muy fuerte. —Confiesa. —Se que no soy totalmente el culpable pero siento que una de las razones de la consumación de Necalli fue ese entrenamiento insensible...

Alejandro escucha todo con total atención.

—El tenía un entrenamiento avanzado cuando se dió cuenta de las injusticias a las que el y su familia fueron sometidas; de ahí se fue haciendo a la idea de que con sus poderes podía hacer cambiar el mundo, su ambición, su odio y su ego se fueron alimentando hasta que la negatividad se adueñó de cada punto de su mente. —El libro se abre. —Yo cometí el error de no detectarlo y de también contarle sobre el secreto.

—¿El secreto?. —Pregunta Alejandro curioso.

El musdux muestra las páginas rotas. —Cada páginas, en ese entonces códice, muestra una intia asociada a una palabra. —El libro desde sus hojas hacen una animación. —Las intias unidas crean lo que se conoce como el anillo de Lumeff, este artefacto servia para absorber la vitalidad de un individuo o el poder de cualquier defensor ya sea iniciado o con un gran tiempo, se utilizaba para detener potenciales Trinegans, aquellos que utilizan la energía del universo para méritos propios guiados por sentimientos como los que Teyaka desarrollo. —Explica el musdux. —El vió en este artefacto la oportunidad perfecta para volverse más poderoso y así esclavizar a todo el mundo que no estuviera de acuerdo con sus "ideales para mejorar el planeta".

Alejandro comienza a preocuparse.

—Por eso se que ahora que tiene las dentias, no se va a detener a menos que tu y tus amigos intervengan.

Alejandro se lleva las manos a su rostro. —Pero mis amigos siguen creyendo que Teyaka eres tú. —Rie por su tensión. —Y con lo que me dices de avanzado entrenamiento, no creo que podamos hacerlo.

—Entonces puedes quedarte aquí a esperar como terminan con tu mundo ignorando así tu responsabilidad como defensor.

Defensores: El Secreto Del LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora