Capítulo 68: Inicio Del Desastre

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Jessi y Fany al ver a sus amigos en el suelo, invocan sus espadas mirando a Teyaka que se acerca rápidamente levitando.

—Debo admitir que son fuertes muchachos. —Su voz se escucha más fuerte y distorsionada, sus ojos ahora brillan. —Pero ni los nueve juntos podrán con alguien como yo. —Avisa. —Solo un poder sobrenatural podría salvarlos.

Alejandro se levanta entre quejidos por el dolor que provoca la caída que tuvo. —Tu... —Invoca un escudo y lo lanza hacia a el, pero Teyaka se lo devuelve sin problema golpeándolo y tirandolo nuevamente.

—Ustedes, tan minúsculos a mi poder que ni siquiera el musdux ahora mismo podría detenerme. —Teyaka asegura. —Por fin el mundo tendrá el cambio que se merece.

—¡Nunca!. —Alejandro se vuelve a levantar tratando de ignorar el dolor que siente. —No permitire que vayas por el mundo absorbiendo la energía que tú quieras.

—¿Ir por el mundo?. —Teyaka ríe. —El mundo no puede verme Alejandro. —Confiesa.

Alejandro frunce el ceño. —¿Cómo?.

—Estuve encerrado en el musdux por más de 500 años, obviamente mi cuerpo se degradó y se transformó en energía para el, pero mi escencia permaneció, fue lo que estuvo privado de libertad, así que mi escencia es lo que ustedes ven y solo por tener el poder que les heredó el universo; Pero los demás humanos que no lo tienen, simplemente no pueden verme.

Alejandro baja la mirada. —¿Entonces como diablos ejecutaras tu plan?.

—Los humanos no pueden verme en este plano dimensional, pero si pueden verme en sus sueños. —Informa la forma física. —Lo estuve comprobando mientras ustedes recolectaban las dentias por mi. —Confiesa sonriendo. —Sera fácil atormentar a cualquier humano para que sea mi titere y pueda completar mi plan... Pero ahora... —Teyaka levanta sus brazos, apunta hacia los muchachos y los tira para después atarlos a la tierra con una cuerda que emana un color negro brillante. —En lugar de absorber su poder y su energía, me complacerá más observar como ven que el mundo se rinde a mis pies mientras ustedes "Defensores" no pueden hacer nada al respecto.

Los chicos tratan de safarse de aquella cuerda pero está muy fuerte.

—¡Sueltanos maldito!. —Exige Alejandro moviéndose con todas sus fuerzas posibles.

—¿Soltarlos?. —Teyaka se eleva y pareciera que se dirige al cielo. —¡Pero ahora es cuando empieza la primera etapa de mi renovado plan!. —Presume la forma física mientras sigue aumentando su tamaño. —La venganza de la naturaleza.

Los chicos observan hasta donde Teyaka se detiene y comienza a ver cómo la forma física mueve su manos en forma de círculos.

—¿Que hace?. —Pregunta el chico a los demás.

—¿Que te hace creer que sabemos?. —Pregunta Jesus rodando los ojos.

Alejandro suspira pues tenía razón.

Y aunque ellos no lo sabían, Teyaka estaba utilizando la intia del control ambiental.

Esta intia generalmente servía para colonizar planetas o también en algunos combates dónde las cosas se ponían muy difíciles.

Después de algunos minutos, unas nubes comenzaron a aparecer en forma de círculo en movimiento también de esa forma.

Cada vez aparecían más y más nubes que se volvían más densas y más violentas.

Con cada minuto que pasaban, los vientos dónde estaban se hacían más fuertes y claramente se escuchaban algunos relámpagos en un lapso de 1 a 3 minutos.

—¿Acaso quiere crear una tormenta?. —Pregunta Jesus sin hacer tanto esfuerzo como sus amigos lo hacían para tratar de safarse.

El sabía muy bien que no valía la pena pues nunca lo lograría.

—Probablemente. —Responde Fany tratando de recuperar el aliento después de estarse forcejeando.

—¿Y para que?. —Alfredo pregunta.

Los chicos tratan de ver al muchacho pues apenas recordaban que el estaba con ellos.

—¡Estás ahí!. —Dice Alejandro con una ligera risa.

—Si, regrese para pedirles ayuda con el cuerpo de Luis Angel, pero paso esto.

Alejandro suspira. —Respondiendo a tu pregunta, alcance a escuchar que Teyaka dijo algo como "La venganza de la naturaleza", así que ver esto, me preocupa más de lo que ya estoy.

Alejandro, Jesus y Alfredo observan como Teyaka empieza a descender nuevamente hacia ellos, Fany y Jessi aún estás ocupadas tratando de liberarse de la extraña cuerda con la que Teyaka los tenía presos.

Estando a tres metros de altura y a comienzos del amanecer, Teyaka observa a todos. —Ustedes no, serán los que sufrirán más, así que tú. —Señala a Alfredo.

—¿Y ahora que harás?. —Pregunta desanimado Alejandro.

Teyaka ve a su anillo. —Aun me falta absorber la energía de una persona para formar mi huracán. —Apunta a Alfredo y lo hace.

Toma su energía.

Los chicos todavía escucharon el "¿¡Que!?. ¡No!". De Alfredo antes de que lo hiciera.

Lo único que pueden hacer es suspirar y hundirse en su impotencia.

—Aunque no lo preguntes. —Teyaka puede sentir como se hace más fuerte e invencible. —Supongo que decirte será más que una tortura. —Se dirige solamente a Alejandro. —Así que, el huracán que estoy haciendo es más bien un mapa, mientras más grande, abarcará más territorios y una vez abarque esos territorios, se desatarán un sin fin de desastres naturales.

Alejandro no puede creer lo que dice la forma física.

—En las costas habrá maremotos, en volcanes activos habrá erupciones... En dónde hay fallas y movimientos de placas tectonicas habrá terremotos. En fin, mientras menos humanos, más fácil es controlarlos.

Ahí los chicos entienden la verdadera gravedad de la situación.

—Todo seria más facil si tan solo el musdux no me hubiera encerrado hace 500 años... Me habría saltado este paso. —Teyaka vuelve a elevarse para dirigirse a lo que era hasta ahora era una tormenta tropical.

Ahora Jesus que no había intentado safarse, hace lo que puede para hacerlo.

Por qué era claro que Teyaka no se iba a detener.

Y por ya no solo sus vidas estaban en peligro, ahora era un echo que también la vida de muchas personas, incluyendo la de su familia peligraban.

La segunda en aceptar que no lograría nada moviéndose es Fany.

Si tan solo tuviera algo filoso con que safarse, piensa.

Si tan solo pudiera invocar su arma...

—Pero... —Susurra cuando se da cuenta de que en realidad puede hacerlo.

Defensores: El Secreto Del LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora