Capítulo 39: Cristo Redentor

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—¿Tan siquiera nos puedes decir dónde estamos?. —Pregunta Angela enojada.

Alejandro comienza a ver todo su alrededor hasta que se sorprende por la gran estatua que tiene frente a el.

—Ammm, chicos.

—¿Que?. —Ahora todos suenan molestos.

Alejandro señala. —C-creo que eso puede responder su pregunta.

Los chicos miran hacia donde les indica Alejandro.

—¿¡Estamos en Brasil!?. —Fany está más que sorprendida.

—Mas concretamente en el cristo redentor. —Alejandro no puede evitar dejar de verlo.

—¿Por qué aquí?. —Magali se voltea a ver a Teyaka. —¿Y por qué ahora?, Se supone que tenemos un día para hacer estás cosas.

—Cuando exista una amenaza en contra de la tierra no van a defender el día que se supone tienen que hacer las cosas. —Teyaka responde. —Tienen que estar dispuestos al día y a la hora que sea.

—¿Que amenaza?. —Pregunta Magali extrañada.

Teyaka no puede responder ante su pregunta pues se supone que si están entrenando para ser defensores deberían estar concientes de que puede llegar cualquier amenaza.

—A ver, pero es que no lo entiendo. —Fany vuelve a su punto. —Tu en un principio nos dejabas hacerlo, incluso nosotros te activábamos para realizar los niveles .

—Pero repito, no están avanzando como deberían, les hace falta ese empuje que planeo conseguir ahora.

—Pero, por ejemplo, yo aún no he podido invocar mi arma y no sé si pueda enfrentarme a cosas más peligrosas de las que ya hemos pasado. —Benitez se defiende.

—Entonces, lo harás. —Dice Teyaka. —Vamos, invoca tú arma.

Luis ve a todos bastante nervioso.

—Hazlo. —Teyaka espera.

Niega y después suspira.

Levanta su brazo y comienza con la realización de la intia.

Teyaka asiente hasta que Luis la completa.

Apenas baja la mano, la intia se deshace y no consigue invocar nada.

Teyaka vuelve a asentir. —Ya veo.

Se queda pensando por momentos y ahora el es quien levanta su brazo para sin intia, invocar su arma.

Sobre sus manos, sostiene un arma semejante a una espada, hecha de madera con filos de obsidiana a cada lado y se la entrega a Luis Angel.

—Ten. —Teyaka obsequia. —A partir de hoy tu arma será mi Macahuitl.

Luis Angel está asombrado. —¿En serio?.

—Si.

El chico toma el arma y comienza a moverla de un lado a otro. —Es muy cómoda.

Alejandro frunce el ceño. —No sabía que el musdux tenía su propia arma.

—¿Cómo... —Quiere preguntar Fany.

—Ahorita no es tiempo de explicaciónes, ya vienen. —Es claro como el borde de los ojos de Teyaka se entrecierran.

—¿Quiénes?. —Pregunta Jesus comenzandose a preocupar.

—Los enemigos protectores de la hoja. —Responde Teyaka elevándose hacia el cielo.

Alejandro sigue la dirección de la vista de Teyaka.

A lo lejos observa unos puntos negros que cada ves se acercan más.

—Chicos. —Alejandro los llama para que dejen de quejarse sobre lo ocurrido y pongan atención. —Sus armas.

—¿Y ahora que?. —Jessica voltea y después Alejandro señala. —¿Que son esas cosas?. —Pregunta mientras realiza la intia de invocación y sostiene su espada.

—No tengo ni la menor idea pero...

—No se ven amigables. —Le roba la palabra Dyllan.

A partir de ahí, todos invocan sus armas.

—¿Dónde se supone que está la dichosa hoja?. —Pregunta Alejandro a Teyaka.

—Esta adentro de esta construcción, pero esas cosas no van a permitir que entren. —Informa.

Alejandro regresa la mirada al gran cristo y corre para entrar antes de que las cosas que los amenazaban llegarán.

Justo antes de llegar, algo se interpone en el camino de Alejandro lo que provoca que utilice su espada de sirio para dividirlo en dos.

La silueta negra desaparece. —¿Por qué están cosas parecen Angeles?. —Pregunta Alejandro.

—Yo diría más bien Demonios. —Fany ve desde el punto inicial.

—Como sea. —Alejandro va a empujar las puertas pero otra de esas cosas llega y planea desaparecerlo, solo que todos los pequeños "demonios" se teletransportan delante de la puerta creando así un gran muro.

Alejandro rápidamente retrocede. —Son más de los que pensé. —Corre de vuelta a dónde están todos.

—¿Que vamos a hacer?. —Pregunta Magali.

Los demonios comienzan a dirigir su puño hacia enfrente, como si estuvieran indicando una dirección.

—Mas bien... ¿¡Que van a hacer!?. —Dice Alejandro poniendo sus manos enfrente por si tiene que realizar una intia.

Y justo sucede lo que sospecha Alejandro.

Las siluetas negras con Alas comenzar a dirigirse hacia los chicos como si fueran proyectiles.

—Aqui vamos. —Alejandro invoca rápidamente un escudo, lo agranda y lo entierra al piso.

Cierra los ojos por se sabe que viene un gran impacto.

Tanto, que cuando sucede, retrocede al chico obligando a sus demás amigos a agarrar también el escudo.

Solo asi es como se sostiene.

—Tienen fuerza. —Dice Alejandro aplicando esfuerzo.

—Demasiada. —Fany hace lo mismo.

Mientras las siluetas van chocando y desviándose, comienzan a volar alrededor de los chicos creando así una especie de domo.

Los chicos dejan de aplicar fuerza, por lo que Alejandro deduce que los impactos han terminado y levanta el escudo para confirmarlo.

—¿Creen que este bien decirles Demonios?. —Pregunta Alejandro mientras desaparece el escudo y mira a todos. —Es decir, no tienen cuernos ni cola.

—¿En serio es así como tu te los imaginas?. —Fany está atenta por si tiene que defenderse de uno de ellos.

—¿Pues si no?. —Alejandro también está lo más concentrado posible.

—¿En serio van a tener esa discusión?Demonios o no, tenemos que acabarlos. —Jesus apunta con su flecha y dispara.

Provoca la desaparición de uno.

Las siluetas entienden eso como una declaración de Guerra y se acercan para abatirlos.

—Para la próxima avisa. —Alejandro grita y comienza a acabar con todo lo que se cruza apoyado por supuesto por la espada de sirio.

Sus amigos no se quedan atrás y lanzan golpes cómo pueden.

Los más efectivos son Jesus y Fany.

Sus respectivos cursos de tiro con arco y esgrima les dan un plus sobre los demás.

El más afectado es Luis Angel, que gracias a qué apenas se esta acomodando con su arma heredada, es alcanzado con golpes y cortadas de no mucha gravedad.

Terminan con todas las siluetas después de aproximadamente 10 minutos.

—Eso estuvo intenso. —Sonrie Dyllan.

—Y todavía no termina. —Menciona Jesus al ver que una nueva horda se acerca.

Defensores: El Secreto Del LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora