Escape

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Hacía rato que mi respiración estaba fallando, pero mis pies no estaban listos para detenerse, nunca fui bueno con las actividades físicas, por lo que tropecé un par de veces, sin embargo, en cada ocasión de alguna manera me levanté y continué, sin mirar atrás, corrí hasta que los perros no se oyeron más; corrí hasta que sentí mis pies sangrar.

Miré hacia el piso un par de veces y noté que había olvidado los zapatos; claramente era lo de menos, todo lo que yo quería era salir de aquel infierno, por lo que seguí corriendo, no sabía a donde, no entendía nada, no lo necesitaba, siempre y cuando pudiese seguir corriendo.

Mientras las ramas se atoraban en mi cara y me causaban arañazos en todo el cuerpo, me convencí de seguir corriendo, nadie me estaba persiguiendo más, pero no podía detenerme hasta no haber huido lo suficientemente lejos, necesitaba seguir corriendo.

Atravesé el bosque, o al menos eso fue lo que me pareció, cuando por fin un sitio claro y despejado se presentó frente a mí; aparecí en un sitio extraño, lleno de cosas muy diferentes a las que había visto antes, todo era confuso y nuevo; las personas que estaban ahí no paraban de mirarme, me apuñalaban con la mirada, como si un loco acabara de aparecer frente a ellos.

No había uno solo que me mirara de otra forma ¿por qué me miran así? ¿Tan poco valgo para todos ellos? Busqué por todos lados, pero las miradas no hacían más que abrumar mi mente, caminé hasta un rincón, cercano a una pared, me recosté y cubrí mi cuerpo entero con mis manos y las ramas de algunos arbustos.

También había olvidado ponerme algo de ropa, por lo que tenía mucho frío.

Estaba asustado, pero cualquier lugar era mejor, mil veces mejor, incluso un millón de veces mejor que aquel lugar que había dejado detrás, no importaba donde, siempre y cuando no tuviera que volver.

Cuando cerré los ojos, gracias al cansancio y el frío que sentía, me quedé dormido, escondido en ese pequeño rincón, esperando que nadie me notara, que nadie se acercara; esperando que al despertar, una vez más, me permitieran seguir corriendo.

Quédate a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora