Before Story

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La vida dentro de la mansión del tío solía ser simple, ir de un lado a otro durante gran parte del día y mantenernos en nuestras habitaciones por la noche, eso era todo lo que el tío nos pedía, en esencia era simple, pero no todos lo veían de esa manera.

- Aran estar aquí hará que tu tío nos grite, apurémonos - yo asentí.

- No te preocupes, sólo me encargaré de esto rápido y volveremos - me encontraba en la rama de un árbol, a lo alto, junto a un pequeño nido de gorriones, intentando devolver al pequeño polluelo que cayó al piso.

El chico que no paraba de apresurarme era mi mejor amigo, Luis, quien siempre se preocupaba por las cosas que hacía, siempre le parecía muy peligroso.

- Deberías aprovechar tu habilidad de saltar árboles y correr hasta afuera, estoy seguro que siendo tú, nadie se atrevería a ir detrás de ti - dijo, parecía un poco celoso.

- Podría ser, pero ¿A dónde iría? No tengo familia, así que no tengo a donde ir, estar aquí es un poco mejor que vagar por la calle día y noche sin nada que comer o qué vestir ¿no crees? - dejé al polluelo y bajé del árbol.

- Claro que no lo creo, ¿acaso te gusta ser tocado por todos esos hombres asquerosos? - negué rápidamente.

- ¡Claro que no! No me gusta, es horrible, pero no creo tener la fuerza suficiente para escapar - agaché la cabeza y desvié la mirada; en el fondo, sólo era un cobarde que no se atrevía a abandonar el lugar, era consciente de que al salir mi tío no me buscaría, además, nadie sería capaz de impedirlo.

El tío le tenía estrictamente prohibido a los guardias y a los clientes tocarme sin su consentimiento; cuando uno de ellos no lo escuchó, el tío se encargó de "terminar" con esa persona.

A diferencia del resto, mi tío no me golpeaba o me gritaba y aunque no evitaba que aquellos hombres me tomaran, los que lo hacían debían tener mucho cuidado, ya que si salía lastimado tendrían que pagar mucho más "es mercancía de calidad" era lo que decía.

- Un día de estos escaparemos Aran, vayámonos juntos, lejos de todos estos hombres, llamemos a la policía y ayudemos al resto a salir ¿si? - asentí, era lo que él siempre decía, aunque como los niños que éramos no podíamos hacer más que soñar.

Luis y yo dormíamos en habitaciones contiguas, por lo que era fácil encontrarnos en cualquier momento, él era un año mayor que yo y siempre estaba cuidando de mi.

Una noche de pronto, el tío entró a buscarlo a su habitación, indicando que saliera de la cama, lo llevó un momento al pasillo, desde donde pude escuchar su conversación.

- Los clientes se han estado quejando de ti últimamente; dicen que un niño que se ha vuelto mayor, como tú, ha perdido todo su valor ¿sabes lo que significa? - no pude escuchar lo que Luis contestó, sólo había silencio.

- ¿Cuando? - preguntó al fin después de unos segundos.

- Una semana, aún tienes la agenda de estos días, prepárate - cada vez que un niño se volvía lo suficientemente grande, el tío se los llevaba por la madrugada y jamás los volvíamos a ver. Él decía que los llevaba a un buen lugar y que no tenía de qué preocuparme, pero no quería que se llevara a Luis, era mi único amigo.

- Aran ¿estás despierto? - preguntó a través de la puerta que nos dividía, al parecer el tío se había ido.

- ¡Si! - contesté y él abrió la puerta para meterse a mi habitación.

- ¿Lo escuchaste? Me iré pronto - asentí - Aran prepara tus cosas, no pienso irme de aquí sin ti, sin importar que, no digas que no lo harás, si nos vamos juntos estoy seguro que estaremos bien - tomó mis manos, de forma suplicante. Esta vez parecía ser serio en esto.

Quédate a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora