Quédate a mi lado

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Mi mente no podía estar más intranquila; Aran había ido a visitar a la familia D'Angelis, quienes eran su familia paterna. Antes de partir se veía un poco nervioso, pero no quiso que ni Emma, ni yo lo acompañaramos, sólo esperaba que la familia lo hubiese recibido de buena manera.

Intenté distraerme lavando la ropa y haciendo otros quehaceres, la casa estaba bastante limpia y la ropa solía lavarla Aran, por lo que no había mucho que hacer, aún así, terminé tirando a la lavadora hasta la camiseta que llevaba puesta.

- Deberías sentarte y relajarte un rato, Aran estará bien, no es tan débil como pensamos - Emma intentó tranquilizarme.

- Es sólo que, si le hacen algo, voy a molestarme bastante, ¿que sucederá si de pronto no quieren dejarlo volver? - Emma se rió y sacudió su cabeza.

- Está bien, legalmente no pueden hacerlo, dejemos que Aran decida sobre eso por su cuenta - asentí y me di la vuelta una vez más para sacar la ropa de la lavadora - Dante ¿qué demonios le sucedió a tu espalda? - su pregunta me descolocó un poco.

- ¿Qué tiene mi espalda? - Emma tomó su celular y la fotografió. Al mirar la foto, noté que tenía unas marcas bastante grandes de arañazos, por un momento me sentí extrañado, no supe en qué momento eso había llegado ahí.

- Tienes cinco segundos para explicarte antes de que decida partir el palo de la escoba en tu cabeza - su mirada se oscureció, claramente, tras pensarlo un poco, sólo había una explicación para tales marcas, pero por supuesto no podía decirlo.

- B-Bueno, verás... La verdad es que... - me alejé lentamente, buscando una forma de escapar, pero el cuarto de lavado sólo tenía una salida y Emma estaba parada, bloqueandola.

- ¿Y bien? - estaba a punto de atacarme, pero por suerte la puerta de entrada se abrió, Aran había regresado, por lo que centró su atención en él.

- ¡He vuelto! - gritó sin mucho animo, ambos salimos del cuarto de lavado para recibirlo.

- Aran, volviste pronto ¿cómo te fue? - se apresuró Emma a preguntar. Aran la miró sin expresión alguna, lo que me hizo sentir un poco preocupado, de pronto cambió su expresión a una sonrisa y me miró.

- Estuvo bien, parecen buenas personas - dijo y Emma dejó salir un suspiro de alivio.

- Me alegra, no tenía muchas esperanzas en que te trataran del todo bien, me siento más tranquila sabiendo que te recibieron de buena manera - él asintió.

- No estuvo mal, conocí a mi abuela y a una de mis tías - lo miré detenidamente, algo no me gustaba del todo de esa conversación.

- Qué bien, recuerda que puedes ir ahí cuando quieras, no tienes que contenerte - él asintió.

- Tal vez vuelva con frecuencia - dijo - ellos querían que me quedara a vivir con ellos - Emma lo miró sintiéndose un poco sorprendida.

- ¿Te gustaría hacerlo? Nosotros no vamos a detenerte, al final de cuentas son tu familia y siempre es mejor estar con tu familia ¿no Dante? - me preguntó de pronto y yo, no estaba listo para responder.

Si bien Emma y yo habíamos acordado el dejar que Aran, decidiera por sí mismo, el lugar en el que quisiera vivir, responder a su pregunta me dejaría en una situación muy incómoda.

- Si es lo que quieres, está bien - intenté sonreír y ocultar mi disgusto, no quería influenciar la decisión de Aran, pero tampoco deseaba que se marchara.

- ¿Ustedes creen que sería lo mejor? Me refiero a, vivir con mi familia - me dí cuenta entonces que Aran parecía estar preguntándome sólo a mi.

- Claro que si, nadie va a cuidarte como tu familia, además, estoy segura de que a estas alturas, tendrás algunos primos con los que jugar y hablar de temas de chicos de tu edad, además de que, puedes vivir en una enorme casa y tener todo tipo de mascotas y formas diferentes de divertirte, no debes contenerte, si es lo que quieres, debes tomarlo - dijo Emma con gran convicción.

- Yo no lo creo - dije y Emma me miró molesta - ¿qué de bueno tiene vivir en una gran casa? Puede que esté constantemente vacía ¿y que tan bueno puede ser que viva con su familia? Si simplemente no quisieron ocuparse antes de él ¿por qué lo harían ahora? A mi no me gusta, no quiero que Aran se vaya si él no quiere, no le metas ideas a la cabeza - Emma abrió los ojos ante lo que estaba diciendo, parecía incrédula y molesta.

- No iré - dijo Aran y entonces Emma se giró sorprendida hacia él, no pudo entender más - no quiero ir, yo de verdad, quiero quedarme aquí ¿puedo quedarme con ustedes? - yo sonreí, desde que lo había visto llegar podía intuir que estaba intentando pretender un poco, no había verdadera emoción en sus palabras y esa última pregunta, parecía ser la única que había querido hacer desde un principio.

- Ven aquí - extendí mis brazos y él corrió hasta mí, aferrándose a mi pecho.

- Ya veo, tomense su tiempo, pretendan que yo no estoy aquí - dijo Emma, con gran sarcasmo en su voz, salió de nuestra vista para dejarnos solos.

- Perdón - dijo Aran separándose un poco - Emma, gracias por no dejar que me llevaran con ellos - ella puso una cara de que no comprendía nada.

- No hay de que... creo - se quedó pensativa.

- Aran, debes ser honesto ¿cómo te recibieron en casa de los D'Angelis? - Aran negó.

- No me recibieron de mala manera, sólo querían que me quedara con ellos, no querían que volviera, eso es todo - desvió la mirada intentando evadir el tema.

Si eso era todo entonces estaba bien, tampoco iba a presionarlo a que me contase, si él de verdad quería quedarse, yo sería la persona más feliz del mundo. Recordé entonces, que no llevaba mi camisa puesta, así que caminamos hasta la habitación en busca de algo que pudiera usar, aunque creía que estaba toda mi ropa en la lavadora.

Por suerte había un par de cambios en la cesta de ropa que Aran había lavado antes, saqué una camisa y me la puse. Aran sólo estaba detrás de mí, siguiéndome a todas partes a las que iba.

- ¿Qué sucede? - le pregunté, pero él sólo negó - ¿necesitas algo? ¿Quieres otro abrazo? - me acerqué y él de nuevo se aferró a mi.

- Dante, ¿puedo confesarte algo? - yo asentí y lo alenté a hablar - tengo miedo, tengo mucho miedo, no quiero separarme de ti o de Emma, no quiero ir con mi familia, ellos no parecen preocuparse realmente por mí, sólo discuten y discuten entre ellos, sin escuchar lo que yo quiero decir, de verdad no quiero volver - con cada palabra sus brazos se apretaban cada vez más fuerte a mi alrededor.

- Tranquilizate un poco Aran, no tienes por qué temer, no voy a dejar que hagan lo que ellos quieran, puedes quedarte aquí, puedes quedarte conmigo y con Emma todo lo que quieras, prometo que ninguno de los dos va a abandonarte, así que no tengas miedo ¿si? - asintió, permaneció en mis brazos, parecía estar un poco inquieto, lo alcé  y lo llevé hasta la cama.

- Dante, quédate a mi lado para siempre, no te atrevas a soltarme, ni siquiera si es mi familia la que quiere alejarme ¿me lo prometes? - acaricié su cabeza, parecía estar un poco somnoliento, seguramente la visita a aquel lugar lo había agotado bastante.

- Lo prometo, no te preocupes, pase lo que pase, voy a quedarme a tu lado, ahora y siempre, sin importar quien quiera separarnos, así que descansa tranquilo, yo estaré aquí incluso al despertar, mañana y al día siguiente también - mientras hablaba y acariciaba su cabeza, lentamente cayó dormido, sin poder decir nada, con su mano entrelazada a la mía y con una tierna sonrisa en sus labios.

- Así que por favor, quédate tú también, por siempre a mi lado, mi pequeño Aran - le dí un beso en la frente y lo dejé descansar tranquilamente.

Quédate a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora