¿No puedo ser yo?

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Mientras más leía, más extraño se volvía todo; había logrado terminar un par de aquellos libros, algunos tenían palabras demasiado complicadas, pero otros hablaban de estos temas con palabras tan simples y sin complicaciones, que era dificil determinar que era verdad y que era mentira.

Sin embargo había algo que quedaba claro en mi, el amor era extraño y a veces molesto, lo que había estado leyendo no eran más que novelas románticas, novelas en las cuales las protagonistas vivían en un mar de lágrimas por la persona a la que querían, a veces parecía como si fueran unas completas inútiles, no entendía como a Emma, quien no encajaba para nada con esas protagonistas, era capaz de leer historias como esas.

Dejé de leer sus novelas y busqué un poco en el cuarto de Dante, ahí no encontré mucho, sólo uno, el cual parecía que guardaba muy bien en el fondo de uno de sus cajones. La portada tenía el dibujo de un niño rubio con un traje azul, al abrirlo pude ver que era un libro ilustrado.

El niño de la historia se la pasaba viajando, haciendo preguntas sobre temas complejos de la vida y los resolvía en apenas un par de frases, por alguna razón, me pareció el libro más sincero y verdadero que había leído hasta ahora. Bien podía parecer un cuento de niños, pero me había gustado bastante.

Después de leerlo lo devolví a donde estaba, pues temía que Dante se molestara conmigo al haber tomado sus cosas, puse todo en su lugar y al parecer no fue capaz de notar que algo se hubiese movido.

Pero leer ese libro tampoco me ayudó mucho a resolver mis dudas sobre la vida, yo había sido un maniquí por demasiado tiempo, era como un niño que apenas y podía entender palabras simples, por lo que tampoco entendía muy bien lo que los sentimientos significaban en general.

Durante algún tiempo me sentí querido, en ese entonces era sólo mi madre la que me hacía sentir esa calidez tan agradable en el corazón, pero desde que estaba con Dante y Emma había sido capaz de sentirla una vez más.

Terminé mi búsqueda con más preguntas que respuestas y determiné entonces que tendría que encontrarlas por mi mismo. Por lo que cuando menos lo noté, me encontraba tan pegado a Dante, que era un poco dificil respirar.

Al principio sólo quería acercarme a él y hacerle algunas preguntas, pero terminé sentado sobre sus piernas, sintiendo la respiración entrecortada de Dante, yo sabía sobre eso, sobre lo que él podría estar sintiendo, pero negué cualquier súplica por hacerme bajar, de algún modo, estar de esa forma me hacía sentir bien.

Hubo un cosquilleo por todo mi cuerpo, algo que no había sentido antes se disparó desde mi corazón y se expandió por todas partes, soltaba mi respiración en el cuello de Dante y cada vez que lo hacía podía sentir como detenía por un momento detenía su respiración y su corazón se aceleraba. Quería seguir, no quería separarme, sin embargo Emma llegó y nos interrumpió

Emma le gritó horrible a Dante, pero él no tenía culpa en esto, pero por más que quise explicarlo ella no me entendió. Después de gritarle tanto como pudo, le entregó la nota que mi tío había pegado por todas partes para buscarme.

Supe entonces que la diversión había terminado, si el tío me encontraba no sería capaz de ver nunca más a Dante o a Emma, el miedo se apoderó de mí, pero no podía decirlo, no quería que se preocuparan por eso.

Durante algunos días, estuve intentando descifrar que tipo de reacción era la que mi cuerpo tenía con Dante, desde siempre sólo había podido sentirme asqueado cuando otros hombres me tocaron, pero Dante era tan amable que solía ceder tan rápido, me derretía y me hacía sentir ligero, con tan solo acariciar mi cabeza.

Después de la llegada de la nota a casa, había tenido cada vez más problemas para dormir, sin contar que Dante se había quedado hasta tarde estudiando para un examen importante.

Quédate a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora