Por primera vez

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Cuando llegué hasta la casa, Dante me esperaba impaciente, con los brazos extendidos para que pudiera sentirme libre de abrazarlo. Ahora que sus heridas estaban completamente curadas, podía darme el lujo de saltar a sus brazos sin temor alguno.

Corrí y me envolvió firmemente, apretando sus brazos a mi alrededor, haciéndome sentir seguro otra vez, haciendo que todos los malos pensamientos se alejaran, y se despejara mi mente y mi corazón, me hacía sentir completo.

- ¿Estás bien? - preguntó, con una voz suave, yo asentí - vamos a adentro entonces, te preparé algo de comer - le sonreí y entramos a la casa, había un olor delicioso por todo el aire, al parecer había preparado algo dulce.

Me senté en el comedor y me preparé para algo en verdad delicioso; Dante sacó una gran tarta del horno y la puso sobre la mesa, tenía poco de haber sido cocinada, pero ya estaba totalmente decorada. Se veía en verdad apetitosa.

- ¿Quieres tener el honor de probarla? - asentí, por lo que él encantado se tomó su tiempo para partirla y darme un pedazo. El dulce sabor a pan de vainilla inundó mi boca, tenía una textura en extremo esponjosa y la crema que llevaba encima no hacía más que mejorarlo, era simplemente lo mejor que había comido en años.

- Este es tu regalo de cumpleaños, perdona que te lo diera hasta hoy - sonreí y negué.

- Está bien, no te preocupe, fue algo que no se pudo evitar - puse otro pedazo en mi boca y comencé a pensar en las cosas de Dante que no sabía - Dante, ¿cuándo es tu cumpleaños? - él me miró un poco sorprendido.

- Hmm... si lo adivinas, te daré un pedazo extra - dijo desafiándome.

Su rostro se veía confiado, como si supiera que no iba adivinarlo, así que pensé que podría ser una fecha que yo conociera, pero que no haya hecho énfasis en ese asunto.

- El veinticinco de agosto - dije, tan sólo por soltar algo, pero sus ojos se agrandaron con sorpresa.

- Correcto - respondió - ¿cómo lo supiste? - sonreí, sintiéndome triunfante.

- Fue el día en que nos conocimos, sólo lo recuerdo por eso - dije, aunque al principio no estuviera seguro.

Dante se acercó y besó mi frente, haciendo que me atragantara con el bocado que estaba en mi boca. Se alejó mientras despeinaba mi cabello.

- Creo que fue el cumpleaños más extraño de toda mi vida - dijo mientras reía.

- Yo tampoco pude darte un regalo, a pesar de que lo pasamos juntos ¿qué te gustaría como compensación? - si yo había recibido mi regalo de cumpleaños un mes después, él podía recibir el suyo cuanto antes también.

- Siempre y cuando venga de Aran, seré feliz con cualquier cosa que obtenga, lo prometo - respondiendo de esa manera, no me daba una sola idea de lo que podría querer, así que tendría que pensarlo por mi mismo.

- Bien - dije mientras me levantaba de la mesa e iba hasta Dante.

Lo abracé fuertemente y me quedé tan pegado a él que no había ni un centímetro de distancia entre nosotros.

- Eres un chico simple ¿verdad? - intentó burlarse de mí, pero mi regalo apenas había empezado.

Era al menos una cabeza más pequeño que él, por lo que no me sería posible llegar hasta sus labios sin un poco de estrategia, aproveché que estaba riéndose y coloqué mis brazos alrededor de su cuello. Dante me alzó como de costumbre y una vez que estuve más cerca lo besé.

Parecía estar encantado, pues sonreía mientras me besaba, entonces envolví mis piernas alrededor de su cintura y me presioné hacia él con fuerza, tuvo que parar por un momento y me miró con muchas interrogantes.

Quédate a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora