El niño que mi amigo recogió

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Mi nombre es Emma Donati, tengo veinte años y estoy cursando la carrera de abogacía en una universidad alejada de mi lugar de nacimiento. Rento un piso junto con mi mejor amigo de la infancia, Dante Costa, ya que su universidad y la mía son bastante cercanas, además el compartirlo nos ofrece muchas ventajas, como que sólo debemos pagar la mitad de nuestro alquiler, la mitad de nuestra comida y cada uno hace la mitad de los quehaceres diarios.

He conocido a Dante durante casi quince años, nuestras madres son muy cercanas y por ende nosotros también; durante toda su vida Dante fue una persona de corazón bondadoso, demasiado para mi gusto.

Recuerdo que la primera vez que lo conocí, estaba siendo regañado por que se había caído de un árbol; soportó el regaño sin ponerse triste y una vez que su madre paró de gritarle, de manera muy calmada él dijo "sólo quería devolver el nido con los pollitos que habían caído", su madre terminó disculpándose después de eso.

En otra ocasión, llenó el cobertizo de su casa de gatos callejeros, cada semana ahorraba todo lo que su madre le daba para gastar e iba a comprarles comida por su cuenta. El día que su madre se enteró, tuvo que regalarlos a todos; al menos tuvieron un hogar.

Se metía en problemas constantemente por ayudar a los demás, pero recuerdo muy en especial a una de sus ex-novias, quien se vino a vivir con nosotros cuando nos mudamos a esta pequeña ciudad.

La mocosa no sabía hacer nada y nunca quiso conseguir un trabajo, por lo que prácticamente Dante la mantenía; cada vez que intentaba decirle algo respecto a su situación, ella se tiraba a llorar, diciendo que lamentaba ser tan inútil y que se esforzaría por cambiar. Pero al día siguiente era todo igual. Por suerte su relación terminó y no volví a saber de ella.

Mi amigo quería, desde pequeño, ser un héroe capaz de ayudar a todos, para mi es un sentimiento noble y admirable; por desgracia los héroes no existen y mucho menos pueden salvarlos a todos.

Recientemente rescató a un niño de la calle, el chico parece haber sido víctima de trata, tal vez era vendido a hombres ricos para su disfrute; la cara que hizo cuando lo supo era única, como si todo el odio que nunca había sentido se acumulara en él.

Temo por mi mejor amigo, el chico podría representar un gran peligro, protegerlo podría llevarnos a un conflicto con las mafias y eso es mil veces peor que ser estafado por tu ex-novia.

Por más que intenté persuadirlo al respecto no logré convencerlo de que lo llevara a la policia y les explicara el caso, por lo que comencé a investigar las cosas por mi cuenta, esperando encontrar algo para usar cuando alguien llegue reclamando al pequeño Aran.

- ¿Quieres un poco de jugo? - la suave voz me sacó de mis pensamientos; Aran llevaba consigo un vaso con jugo, seguramente se lo había dado Dante... Lo olvidaba, Dante estaba en la universidad.

- ¿Para mi? - le pregunté, el niño dio medio paso hacia atrás y asintió, al parecer aún me tenía algo de miedo - lo tomaré, muchas gracias - lo tomé y el chico sonrió. Después de eso volvió al jardín a jugar con Byron.

Aran no era un mal niño, sólo tenía algunos problemas, su nivel de sociabilidad era la de un niño de seis años, sólo decía palabras simples y a veces tartamudea al hablar. Sin embargo, ante su inminente inutilidad, él siempre está buscando ser de ayuda

Un par de días atrás le pidió a Dante que lo dejara ayudar con la cena, terminó cortándose un dedo, pero no le dijo a Dante quien estaba distraído en su propio trabajo; lo vi correr al baño con su mano hacia arriba evitando el sangrado, así que lo seguí.

Se enjuagó, desinfectó y luego usó una bandita, todo por si mismo, inmediatamente volvió a seguir cortando los vegetales. Si no fuera por que conozco a Dante de toda la vida, estaría segura de que son hermanos, sus actitudes y formas de ser son tan parecidas, que no he podido evitar sentirme enternecida por el actuar del pequeño.

- ¡Oye Aran! - lo llamé y vino de inmediato, sus mejillas estaban rosadas y su frente un poco húmeda - Dante llegará pronto, ve a darte un baño y después ponte esto.

Le entregué una bolsa que tenía un cambio de ropa nuevo, anteriormente le tuve que pedir a Dante que fuera y le consiguiera algo, ya que usar su ropa holgada y enorme no le sentaba nada bien, pero enviarlo a él fue un completo desastre, terminó comprándole un vestido ¡Un vestido! Dante dijo que Aran se lo había pedido, pero aún así no era correcto, aunque debía admitir que le quedaba bien.

Creo que mi amigo ha desbloqueado algún nuevo fetiche, ya que cada vez que Aran usa ese vestido siempre sale de casa, intentando contener sus ganas de mirarlo, para después pasar el día diciendo que es demasiado lindo y adorable.

Me encuentro realmente preocupada por la sexualidad de mi amigo.

Quédate a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora