Mi propia familia

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Cuando desperté, sentí que todo me daba vueltas, como si hubiese sido llevado por un huracán. No quería abrir los ojos, no quería encontrarme de nuevo en aquella lujosa cama en ese cuarto oscuro y solitario, sólo los abrí porque sentí la luz del sol en mis párpados, fue algo inesperado y me tomó completamente por sorpresa, mas aún, al darme cuenta de que estaba en la habitación de Dante.

Por un momento, creí que estaba soñando, pero el cuarto estaba hecho un desastre, la ropa estaba aún en el piso, como cuando me fui, sólo la cama había sido reacomodada. Me sorprendí mucho más, al saber que no era sólo yo quien está en esa habitación, pues justo a lado mio, Marie estaba durmiendo tranquilamente.

- ¡Marie, Marie! - la llamé, ella talló sus ojos y bostezó mientras despertaba.

- ¡Hermano Aran! - me abrazó tan fuerte que todo el aire salió de mi cuerpo.

Marie era la niña que siempre estaba en la habitación a mi lado, ella solía pasar las noches llorando, siempre me arrepentí de haberme ido y dejarlos a todos atrás, pero al parecer, esta vez estábamos afuera.

- Hermano Aran, te lo perdiste, la mansión estaba en llamas y todos estaban muy asustados, pero gracias al amigo Dante todos pudimos salir - dijo emocionada. Mi corazón brincó al escuchar su nombre, como si de pronto volviera a la vida.

- ¿Dónde está él, Dante? ¿Dónde está Emma? - Marie puso una cara triste y me preocupé.

- La señorita Emma nos dejó aquí ayer, después de que dijeran que estábamos bien, nos trajo hasta aquí para descansar, hoy más temprano, se fue de regreso al hospital, al parecer el amigo Dante no ha despertado todavía - explicó de manera tranquila.

- ¿Le sucedió algo a Dante? ¿Está bien? - se encogió de hombros.

- Cuando la policía nos encontró el se desmayó, escupió una gran cantidad de sangre, yo creí que le habían disparado pero no parecía tener heridas en su cuerpo, la señorita Emma no me pudo explicar lo que pasaba, al parecer estaba muy ocupada - tras la explicación de Marie, no pude evitar preocuparme, esperaba con toda mi alma que Dante se encontrara bien, era genial saber que fue él quien nos había ayudado a salir, pero pensar que lo lastimaron por eso me aterraba.

- ¿Dónde estás los demás niños? ¿Sabes a dónde se los llevaron? - MArie negó.

- No lo sé, la señorita Emma me dejó subir contigo y Dante en la ambulancia, después no volví a ver al resto, aunque algunos ingresaron al hospital, igual que tu, pero se fueron casi de inmediato, tu dormiste durante todo un día - suspiré, al parecer habían sucedido muchas cosas. Acaricié su cabeza y le dí las gracias por la información, me levanté y miré la casa, en efecto estábamos solos.

La casa entera era un desastre, pero al menos la cerradura había sido reparada. Con la ayuda de Marie, limpiamos y dejamos todo reluciente, después, abrí la nevera y pude encontrar los ingredientes para hacer un par de sandwiches, ahora sólo quedaba esperar a tener algunas noticias.

Todo se sentía demasiado irreal, estar de regreso aquí, en el único sitio que consideraba mi hogar, no creí que fuera capaz de volver, mucho menos tan pronto, dejé la habitación de Dante reluciente, cuando regresara, podría estar en ella de forma tranquila, si necesitaba descansar, no se preocuparía por el desastre.

Abracé la almohada y absorbí su aroma, quería verlo cuanto antes, quería decirle que sentía mucho haberme ido, que me hubiese gustado quedarme con él y me hubiese gustado darle las gracias por salvarme y no dejarme en manos de esa gente. No pude evitar que las lágrimas cayeran, estaba demasiado feliz y preocupado a la vez.

Tomé un baño e hice que Marie tomara uno, entre mis cosas, estaban los vestidos que usaba, podían ser un poco grandes para ella, pero seguramente le quedarían, además, era todo lo que había.

Quédate a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora