Volviendo a la vida.

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Estuve inconsciente en el hospital por un tiempo, al parecer había dañado demasiado mi cuerpo y la recuperación sería en verdad lenta.

Después de un tiempo en completo silencio, por fin pude comenzar a distinguir voces a mi alrededor. Había escuchado la voz de las enfermeras, hablando sobre el chico rubio que había venido a preguntar por mi. Me sentí muy feliz al pensar en Aran, con toda su timidez, intentando salir de casa y llegar hasta el hospital todos los días, sólo para saber como me encontraba.

Pude escuchar la voz de mi padre, quien me decía que lo había hecho bien, que me tomara mi tiempo para descansar y salir adelante. Después de él mi madre me había regañado un poco por mi actitud tan temeraria y se quejó de que si algo hubiese salido mal, se hubiese quedado sin su hijo. Fue tan sólo después de mi madre, que pude escuchar la voz que más había anhelado escuchar.

- Me da gusto, poder volver a verte - dijo - por un momento creí, que jamás lo haría de nuevo, de verdad muchas gracias, Dante, despierta pronto para poder decírtelo otra vez - su voz estaba temblando y parecía estar al borde de la desesperación, si tan sólo pudiera despertar, podría decirle que no llorara, que no tenía por qué hacerlo, que lo importante era que estuviera bien.

No logré abrir los ojos, pero pude sostener su mano, la apreté firme y cariñosamente, si con eso podía tranquilizarlo un poco entonces estaría bien esforzarme un poco. Sentí su rostro pegarse a la palm de mi mano, su mejilla estaba húmeda y parecía estar sollozando.

Si pudiera despertar, si pudiera estar a su lado, yo sería la persona más feliz del mundo, si tan sólo pudiera despertar.

Poco después sentí como se separó a desgana de mi, Emma estaba en la habitación y peinó mi cabello muy tiernamente, rara vez era así de cariñosa conmigo, por lo que pude saber que estaba en verdad preocupada por mi, tendría que disculparme con ella una vez que despertara.

Fui capaz de abrir mis ojos, sólo después de tres días más, mi cuerpo dolía por todos lados y me costaba respirar, había una máquina de oxígeno conectada a mi y era lo que me estaba impidiendo respirar con normalidad, pase mis ojos por toda la habitación, pero no parecía haber nadie, comencé lentamente a mover mis extremidades, pero mi mano derecha fue la única que no pude levantar.

Al mirar hacia abajo, noté que había una linda cabeza rubia presionando mi brazo, al parecer Aran había estado conmigo tanto tiempo que se había quedado dormido. Acaricié su mejilla con el dorso de mi mano y él se despertó de golpe.

- Hola - dije, sus ojos estaban llenos de sorpresa, la cual se convirtió en lágrimas en cuestión de segundos, odiaba verlo llorar.

- ¡Dante! Despertaste, de verdad lo hiciste - Aran lloraba desconsolado y yo no tenía la fuerza suficiente como para moverme y consolarlo.

- N-No llo... res - volvió a mirarme con sus enormes ojos vidriosos y se acercó hasta mí, parecía querer abrazarme, pero temía lastimarme, así que optó por poner sus manos a cada lado de mi rostro. Cerré mis ojos y sonreí.

- Yo quería darte las gracias, Dante no sólo me salvó a mi, ayudó a Marie, a Daniel y otros tantos niños, no sé qué habría sido de ellos sin ti, no sé qué sería de mi sin ti, por favor no vuelvas a irte - sonreí e intenté negar.

- N-No lo haré, no a menos... que vuelvas a estar en peligro, s-si fuera así, lo haría... cien mil veces más - Aran hizo un puchero, sintiéndose un poco molesto por mi respuesta, al parecer no había logrado hacerle gracia.

- No lo digas, no voy a dejar que vuelva a pasar - dijo con gran convicción, mi querido Aran había crecido sin darme cuenta.

- Ven - le indiqué que se acercara para decirle algo - llama a la enfermera, dile que venga a quitarme esta cosa para poder besarte - todo su rostro se puso tan rojo que fue adorable, giró la cabeza y avergonzado evitó mi mirada.

Quédate a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora