Mis rodillas dejaron de sostenerme sin previo aviso. Caí al suelo, sintiendo el dolor apoderarse de cada centímetro de mi ser. Lloré amargamente al ver el cuerpo sin vida de mi mate, de mi alma gemela, a tan solo unos pasos de mí. Grité hasta que mi garganta ardió, mientras el fuego seguía avanzando a pasos agigantados. Sobre una roca, a lo alto, como si quisiera ver todo con sus propios ojos, noté que Luxu sonreía, orgulloso por lo que hizo.
Si tan solo hubiera tardado menos tiempo en la comunidad.
Si tan solo hubiera permanecido en mi hogar.
Si tan solo pudiera volver el tiempo atrás.
El fuego se extendió hacia nosotros. Las llamas nos rodearon y a mí no me pudo importar menos. En alguna parte de mi mente percibí que Liam y Lily aún no me habían soltado, que luchaban por ponerme de pie y ponernos a salvo.
Y yo me quedé ahí, en el suelo. Observando el fuego crepitar en mi dirección. Esperando encontrarme con mi mate en otra vida. En los pocos segundos que pasaron, no pude entender como Maggie seguía con vida después de perder a su pareja. No lo entendía, puesto que el dolor que me envolvía era tan agobiante, tan arrebatador.
—No en mi guardia —susurró Lily, justo antes de utilizar su magia.
El cambio en el ambiente me hizo cerrar los ojos con fuerza. El dolor seguía ahí, en alguna parte de mi mente, pero una paz me inundó cuando el olor a la manada llegó hasta a mí.
Fue sólo un par de segundos, para nosotros, pero al menos medio día para la manada. Sentí el cambio en el ambiente, justo antes de que una luz brillante apareciera sobre nosotros. Parpadeé un par de veces, mi cuerpo resintiendo aquel uso de la magia. Para cuando pude enfocar mi vista nuevamente, la manada me dio la bienvenida con su usual ajetreo. Algunos lobos voltearon a vernos, frunciendo el ceño ante los desconocidos, pero estaban con vida. Y yo ya estaba aquí, había visto el futuro.
Y estaba aquí para salvarlos a todos.
Lloré por unos segundos, por el alivio, por el dolor que aún persistía. Me dejé inundar por los brazos de Liam, quien jamás me soltó. Lily también me abrazaba, como si intentaran unir mis piezas rotas.
—Gracias —la abracé con fuerza, a ambos. Lily solo me sonrió, justo antes de darme un ligero empujón.
—Nosotros nos encargamos aquí —declaró con firmeza—. Tu haz lo que debes.
Entendí a lo que se refería, así que, sin pensarlo dos veces, comencé a correr hacia la mansión. El tiempo corría y algo me decía que Lily no sería capaz de salvarnos dos veces. Lo primero que necesitaba, era un abrazo de mi mate.
Lo demás tendría que esperar unos segundos.
Sabía que todos los integrantes de la manada me veían, extrañados ante mi comportamiento. Tenía el rastro de las lágrimas en mi rostro y algunas cenizas en mi cabello. Por supuesto que era un comportamiento anormal.
Pero nada de eso me importaba.
Tropecé con Tyler, quien apenas y logré atraparme antes de caer al suelo.
—¡Hey! —gritó cuando seguí de largo—. Ten cuidado, Eleanna. ¡Vas a lastimarte si sigues así!
Ignoré sus palabras, abriendo la puerta de par en par en un simple movimiento de mi mano. La magia parecía estar tan agitada como yo. Activa, dispuesta a abrirme el camino.
—¡Nate! —grité, subiendo las escaleras de dos en dos—. ¡Nate!
No detuve el paso, necesitaba encontrarlo. Necesitaba verlo con vida. Lo necesitaba como al mismísimo aire para respirar. Sentía que, si no lograba confirmar con mis propios ojos que él estaba a salvo, mi cuerpo desfallecería.

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Los sacrificios de la luna
WerewolfEleanna es una humana criada entre hombres lobos. ¿El problema? Está enamorada de un imbécil. ¿El mayor problema? Ese imbécil es su mejor amigo y el futuro alfa de la manada. Como si enamorarse no fuera lo suficientemente complicado, Eleanna desar...