Otro día entrenando, otro día con mi cuerpo sufriendo las consecuencias. Estaba agotada, pero valía la pena. Necesitaba saber todo lo posible de defensa y ataques. Donovan era un excelente instructor, por lo que en poco tiempo logramos avanzar.
Fui entrenada en combate físico con el ser más rápido de todo el submundo. Aprendí a esquivar ataques, concentrarme en mi contrincante y además logré mejorar de forma asombrosamente rápida mi patada.
Esto me serviría para enfrentarme a algunos integrantes del ejercito de Luxu. Tuvimos que cambiar muchos planes cuando nos enteramos que la mayoría solo eran adolescentes perdidos. Adolescentes inocentes de los que Luxu se estaba aprovechando. Casi niños.
Elliot, mejor dicho, Toderick, me había informado todo lo que necesitaba saber sobre nuestros atacantes. Luxu no se andaba con tonterías, estaba buscando a personas sumamente talentosas para reclutar, personas con poderes tan increíbles, que fueron rechazados incluso por sus propios familiares, eso incluía a un joven brujo excepcional que podía inhibir mi magia.
Supe que solo era un chico de catorce años, un brujo que no tenía poderes, pero que, si se concentraba en una persona, podía dejarlo completamente sin magia por un buen tiempo. Era peligroso enfrentarse a alguien así, sobre todo porque Luxu también entrenaba a esos chicos día y noche.
Claro que eso no sería problema para los hombres lobos. Ellos podrían transformarse y encargarse de ese tipo, pero si yo fuera Luxu, lo mantendría cerca de mí.
Era una simple cuestión de estrategia.
Si se encontraba cerca de él, Luxu tendría oportunidad de atacarme abiertamente con magia y yo no podría hacer para evitarlo.
—Conejita, conejita —canturreó Nate—. ¿Quién es la niña más bonita?
Su actitud los últimos días se convirtió en infantil y excesivamente cariñoso. Sabía que lo hacía por mí, para intentar aligerar mi preocupación. También sabía que estaba organizando a los lobos y a los vampiros para la hora de la batalla, tomándose muy en serio su papel.
Nathan tenía una personalidad complicada, podría parecer un idiota, pero seguía siendo el futuro alfa de la manada. Seguía siendo la única persona capaz de crear una estrategia para vencer en la guerra.
Las apariencias podían engañar. Yo era la humana que jamás lograría hacer nada importante en la manada. Y ahora me había convertido en su luna, además de ser posiblemente una de las pocas personas capaces de enfrentar al ser más peligroso de la historia.
Los brujos de la comunidad tampoco podrían enfrentarse a Luxu directamente. Controlar la mente de un brujo es una de sus mayores debilidades, cualquier brujo medianamente poderoso podría hacerlo. Incluso yo fui víctima de ello.
Pero mi loba no. Mi loba pudo luchar por recuperar el control. Y en caso de emergencia, contaba con que mi loba defendiera mi mente.
—Espero que nadie haya escuchado a alfa hablar de esa manera —reí con ligereza.
—Oh, ellos tendrían que perdonarme. Cuando el amor llega así de esta manera... Es imposible resistirse —dejó un beso en mi mejilla, sonriéndome con travesura.
—En definitiva, te volviste un lobo mucho más tonto que antes.
—Pero soy el tonto que amas.
No podía negarlo.
Nos encontrábamos descansando luego de un largo entrenamiento. El césped causaba una sensación agridulce en mi cuerpo. Como si amara sentirla en mi piel y a la vez me causara incomodidad. Los demás seguían corriendo a nuestro alrededor, intentando ignorarnos.
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Los sacrificios de la luna
مستذئبEleanna es una humana criada entre hombres lobos. ¿El problema? Está enamorada de un imbécil. ¿El mayor problema? Ese imbécil es su mejor amigo y el futuro alfa de la manada. Como si enamorarse no fuera lo suficientemente complicado, Eleanna desar...