—¡Nathan! —grité, furiosa—. ¿Qué demonios haces? Sabes que no puedes seguirnos, eres sólo un humano.
Nathan, mi mejor amigo, solo me miró con enfado. Siempre intentaba seguirnos el paso, sin embargo, en algún punto se perdía en el bosque. Así que yo debía ir en su búsqueda.
—No te alejes de la manada —pedí, siendo un poco más condescendiente.
El humano que llegó a nuestra manada ocho años atrás fue un gran impacto para todos. Sin embargo, Eleonor, la gran bruja y luna de nuestra manada, no permitió que se marchara. Era sólo un niño, se notaba que estaba herido en algunas partes y se encontraba muy delgado. Así que mi madre atendió sus heridas, el dio un techo y comida, criándolo como si fuera su propio hijo.
—Entonces no te vayas lejos —replicó—. No te vayas y así yo no tendré que seguirte. Sabes que tu madre odia que te escapes.
Sí, luego de un tiempo creciendo con un humano, notando como mi madre le prestaba más atención a él que a sus propios hijos, me fui convirtiendo en una adolescente un poco problemática.
—No te metas en esto, Nate.
No era su culpa, a pesar de todo lo que pudiera parecer. Adoraba a Nathan, de hecho, muchas veces luchaba con mis propios sentimientos.
Porque él sólo era un humano y yo era una híbrida. Jamás podríamos estar juntos.
—¿Dónde está Elliot? —preguntó mientras caminábamos de vuelta a la manada.
—Intentando controlar la furia de mi madre.
—No deberías sacrificar a tu hermano para esas cosas, Eleanna.
Rodé los ojos ante su comentario. Era gracioso que quisiera reprenderme, cuando me recordaba más a un pequeño conejito, débil, tierno.
—Como digas, Nate —reí.
Cuando entramos a la manada, todos voltearon a verme. Era la próxima alfa, la líder del lugar. Mi padre estaba tan orgulloso de mí.
¿De ti? Querrás decir de mí.
No seas tan egocéntrica.
Sabía que mi loba tenía algo de razón. Era la loba más rápida y ágil, no sólo de esta manada, sino de muchas otras que querían competir con nosotros.
—Señorita Eleanna —se inclinó ante mí una de las chicas. Ya les había dicho que no me gustaban las formalidades, pero ellos querían respetarme—. Su madre la busca.
Oh-oh. Tal parece que alguien se metió en grandes problemas.
—¿Vienes conmigo? —pregunté hacia Nathan, recibiendo un asentimiento de su parte.
Cuando él estaba conmigo, mamá por lo general no se enfadaba tanto.
—¡Eleanna Marie Wood! —lanzó un improperio—. ¡Tú, mocosa del demonio! Te pondré un hechizo. No, mejor que sean varios.
—Mamá, por favor, cálmate.
—¡Tres días! Te estuvimos buscando por tres días.
Si, bueno, eso no fue del todo mi culpa...
—¿Por qué te alteras, Eleonor? —pregunté con rebeldía—. Sabes que siempre volveré.
—¡Ese no es el problema! Elliot, saca a esta mocosa insolente de mi vista.
Mi hermano me miró con diversión. Él siempre era mi cómplice, sólo que mi madre no lo sabía.
—¿Estás segura? —pregunté con una sonrisa socarrona—. ¿No quieres saber que encontré?
ESTÁS LEYENDO
Los sacrificios de la luna
Manusia SerigalaEleanna es una humana criada entre hombres lobos. ¿El problema? Está enamorada de un imbécil. ¿El mayor problema? Ese imbécil es su mejor amigo y el futuro alfa de la manada. Como si enamorarse no fuera lo suficientemente complicado, Eleanna desar...