Extra: Detrás de cámaras.

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—Mamá —lloriqueó.

—¡Corten! ¡Corten! —gritó la directora.

—¿Qué? —balbuceó Nathan, mirando con ojos acusadores a la directora—. ¿Cómo que mamá? ¿Qué quiere decir ella con mamá? ¿Eleanna tuvo una hija? ¿En qué momento ocurrió esto?

—Oh, vamos. Era obvio —respondió desinteresadamente, ignorando la agitación del actor que se acercaba.

—No, no lo era. ¿Quién iba a imaginarse algo así? ¿Y por qué nadie me dijo?

—Era parte del elemento sorpresa —la directora se miró las uñas, mascando chicle.

—¡Me rehúso! —gritó, haciendo una pataleta—. ¿No te basta con todo lo que le hiciste a mi chica?

—Ay, no le hice nada, no seas dramático.

—¿Nada? —repitió, señalando hacia Eleanna, quien se encontraba sentada en el suelo, abrazando sus rodillas y meciéndose.

Al parecer, aún no se recuperaba del impacto de los últimos capítulos.

—Tengo un corazón oscuro —susurraba—. Soy una asesina. Soy mala. Soy mala.

La directora sólo rodó los ojos, desinteresada. No era su problema las consecuencias psicológicas que les dejaba a los protagonistas.

—Lo superará —aseguró.

—¡Ese no es el punto! ¿Cómo es que Lily es su hija? ¡Yo no tengo hijos!

—¿Y quién dijo que tu eras el padre? —sonrió sarcásticamente.

Nathan se quedó en blanco, parpadeando continuamente. Incluso pareció que iba a desmayarse de un momento a otro. La mezquina directora sonrió en su mente, satisfecha con lo que había logrado.

Esa reacción en cámara hubiera quedado de maravillas, se lamentó.

—¿Qué...?

—Ay, no seas dramático. Sí, tienes una hija viajera del tiempo y un hijo que viaja a través del espacio, supéralo.

—¿Liam...?

—Definitivamente eres un lobo tonto. Si lily es tu hija y Liam es el hermano de Lily...

Nathan solo abrió los ojos, impresionado. Ni siquiera sabía cómo reaccionar ante lo que escuchaba.

—¿Tú sabías esto? —se enfadó, mirando hacia Tyler.

Tyler levantó las manos, en un gesto de inocencia, justo antes de correr lejos del estudio de grabación.

Y eso que aún no se enteraba de que Tyler era la pareja predestinada de su hija, pensó la directora.

—Soy una mala persona —seguía repitiendo Eleanna—. Ahora soy mala.

La directora chasqueó la lengua.

—¡Estoy harto de ti! —Nathan se acercó, intentando intimidarla—. ¡Voy a matarte ahorita mismo!

—Adelante, hazlo —la respuesta de la directora lo dejó frío—. Si lo haces, este será el final de tu historia y no habrá nadie aquí para continuarla.

Nathan dio un paso atrás, derrotado.

—Entonces... Al menos dime cuándo vas a sacar la segunda parte —suplicó.

—Oh, ya sabes que soy una persona ocupada. Quizás dentro de uno o dos...

—¿Semanas? ¿Meses?

—Años... —continuó.

—¿Qué? Oh, no. Definitivamente voy a matarte. ¡No puedes hacerme eso!

—Bien, bien. Me pondré en ello pronto —rodó los ojos—. Niño caprichoso.

—Eres una horrible persona —exclamó con odio.

—Gracias, lo sé —sonrió.

—¿Al menos podrías decirme por qué Lily llegó así? —preguntó, preocupado.

—¡Mírate! Ya suenas como un padre y todo —se limpió una lágrima invisible.

—Anivy... —gruñó en advertencia.

—Bien, bien. No puedo decirte, Lily me mataría. Interferir con el tiempo está prohibido.

—Eres la escritora, productora y directora de esta obra. De seguro que puedes darme al menos un spoiler.

—Bien, aquí va uno —se acercó al lobo, susurrando en su oído.

Nathan asintió, su rostro pasando por un cúmulo de emociones. Desde la alegría, a la preocupación, pasando por la tristeza y deteniéndose en la satisfacción.

—Eres un Dios generoso —se inclinó.

—Ya sé, ya sé. Ahora, ve a cambiarte, comenzaremos a grabar la próxima escena.

—Espera. ¿Eso significa que sigo siendo el protagonista?

—Por supuesto. Nadie más podría ser el protagonista de la maldición de la luna —guiñó un ojo.

Nate se fue tras bastidores, contento. La directora miró hacia Eleanna, preguntándose qué haría con esa protagonista. Era hermosa y fuerte, pero de nada le servía una muñeca descompuesta.

—¡Hey! —llamó su atención—. Eres fuerte, Ellie. Estarás bien.

—¿De verdad? —Eleanna la miró con la esperanza marcada.

—Claro que sí. Es hora de que te recompongas, nena. Esto apenas comienza...




¡Hola! Esto fue algo un poco improvisado que hice y que amé hacer. Recuerden quedarse en sus casitas, lavarse bien las manos y cuidarse a ustedes y a sus familiares.

¡Fuerza y fé! 

¡Fuerza y fé! 

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Los sacrificios de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora