Capítulo 30: Reunión.

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Al principio mi abuelo me miró como si me hubiera vuelto loca. Estaba impactado, sorprendido ante mis palabras. Luego se levantó y me dio un caluroso abrazo. Parecía un hombre más duro de lo que en realidad era. Y yo iba a decirle que su hijo era un psicópata loco del infierno.

No era una buena impresión.

Recordaba vagamente algunos momentos con mi abuelo. Nunca podía abandonar el cargo en la comunidad, pero a veces, mamá lo hacía venir a visitarnos. Era un abuelo amoroso y cálido que siempre cuidó tanto de Elliot como de mí.

De hecho, fue víctima de nuestras bromas más de una vez.

Sonreí ante el ligero recuerdo. Era un día caluroso en mi antigua manada, por lo que Elliot y yo decidimos que era buena idea refrescar al abuelo mientras él dormía.

Nos torturó con su magia durante un buen rato en castigo, haciéndonos mojar cada dos minutos.

En nuestra defensa, él parecía tener calor, así que echarle un balde de agua helada encima nos pareció la mejor de las ideas.

—Has crecido tanto...

—Tuve que hacerlo. No tenía otra opción. Era eso o caer en manos de personas peligrosas. Nada de esto es lo que hubiera elegido, pero es el destino que me tocó.

—Te busqué durante años. No puedo abandonar la comunidad, pero ordené a Kyo y a Kaos buscarte durante años —colocó una mano con suavidad sobre mi mejilla—. Nadie logró encontrarte. Fue como si la tierra te hubiera tragado. Y lo lamento mucho, Eleanna. Si tu madre estuviera viva...

—Nada de esto habría pasado —completé—. Lo sé.

No me sentía precisamente cómoda, no estando en un sitio desconocido, con los recuerdos entre mezclados. Lo que menos quería era quedarme mucho tiempo, sabía que Nate estaba a punto de enloquecer, debido a nuestra conexión. No le gustaba saberme lejos. Desde que nos conocimos, nunca nos habíamos separado. Mucho menos tanto tiempo. Lo más lejos que hemos llegado a estar, es la distancia entre la ciudad y la manada.

Y estar lejos de él lograba ponerme nerviosa en varios sentidos. ¿Estaría bien o les daba problemas a los demás? ¿Se estaría cuidando como debe o solo esperaba por mí?

Era un perro tonto, pero al menos sabía que la manada estaba en buenas manos.

—Señor, ya todo está listo para la reunión —anunció una voz de la nada.

Los brujos no dudaban en usar su magia, así fuera para cosas pequeñas y triviales. Era un lugar lujoso y puede que un poco prepotente, pero no estaba tan mal. Quizás incluso pudiera llegar a acostumbrarme, con el tiempo. Aún no superaba el ataque. Pudieron herirme de gravedad de no ser por mi madre y su preciada magia.

—¿Estás lista? —preguntó con sus ojos derramando angustia y preocupación por doquier.

¿Estaba lista? No pensaba reunirme con el consejo y que ellos accedieran a ayudarme de inmediato. De hecho, estaba segura de que alguien se opondría.

Y estaba preparada para ello.

—Estoy lista. 

 

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Los sacrificios de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora