Capítulo 30

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Louisville, Kentucky.

Dos días, llevaba dos días sin dirigirle la palabra.

Ya habían pasado por varias ciudades durante ese tiempo: Oxford, alcanzaron a ver el parque Lamar, fue... bonito, un campo abierto; Nashville en Tennessee, no le llamó mucho la atención, el salón de la fama y el auditorio... no era del estilo de _(t/n)_ y por último y no menos importante, Louisville. Se tuvieron que detener en Kentucky porque -según Bucky- habían señales de que SHIELD podría estar cerca, sobre todo en las fronteras del estado.

Lo malo, es que estaban en ella; eso los había retenido por mucho tiempo.

Para su fortuna, él sabía cómo pasar desapercibido -y con una chica-. Además de que podía dejar huella en otro lado, eso los confundiría y terminarían por irse. Nada que Bucky no pudiera manejar.

Y lo único que debía hacer era seguir sus ordenes y no estorbar... cosa que no podía realizar. Durante ese par de días, se había sentido así, como un estorbo. Incluso llegó a creer que en algún punto la dejaría sin previo aviso. Dudaba en que hiciera eso, pero de todos modos le aterraba la idea.

Ahora estaban en un edificio abandonado.

Ya no tenían transporte, Barnes se había deshecho de este con todas las maletas dentro -excepto la única que le pertenecía a él-. Todavía les quedaba dinero, por lo que no tendrían que preocuparse por la comida y mucho menos por alguna emergencia que se presentara (como el periodo de _(t/n)_).

Eran cerca de las 12 y ella ya se estaba quejando, pues le parecía eterno el día. Sin mencionar de que comenzaba a tener estrés por la situación, su compañero anteriormente había mencionado que podían estar expuestos más en ese lugar que en una avenida. Pero se trataba de SHIELD, por lo que también estarían buscándolos en las calles, entonces... para el soldado era mejor permanecer allí y ver qué ocurría.

Hasta el momento todo iba bien. No los habían descubierto aún o al menos no se les había ocurrido buscar ahí.

Estaba un poco ansiosa, por lo que volteó a verlo.

Un poco indecisa, le preguntó: "¿Estamos... bien? ¿Seguros?".

A lo que Bucky solo contestó asintiendo la cabeza, sin dejar de ver las calles desde la ventana -o apenas la orilla frontal de esta-.

Ella no entendía, no entendía porqué ya no le dirigía la palabra. Era cierto que cuando le hablaba o lo cuestionaba acerca de algo, le respondía; mas era una respuesta vaga y a la vez concisa. Lo único que le respondía era lo que quería saber, fuera de eso, no mostraba señales de querer continuar la conversación. Así es, durante dos días había sido una incomoda alianza. Una tortura para la chica.

¿Acaso le molestaba? ¿Se había vuelto fastidiosa? ¿Por qué ese cambio de actitud tan repentino con ella?

Revisando entre sus recuerdos, logró entenderlo un poco mejor. Se había molestado porque ella se había escapado noches atrás. Se sentía mal por ello, quizás había pensado que algo le había ocurrido -técnicamente ya era su responsabilidad-, además... no lo habían hablado.

Hizo una mueca y después volteo a verlo.

Estaba ocultándose detrás de una pared, pero su cabeza estaba ligeramente descubierta, para que alcanzara a revisar los otros edificios de su alrededor y la calle (al menos lo poco que alcanzaba a visualizar de ella), todo para estar prevenidos. ¿Cómo es que podía estar en forma durante todo este tiempo? Apenas había comido algo y no había dormido nada. Lo admiraba -o tal vez temía-.

Relamió sus labios antes de iniciar una conversación. Una... incomoda conversación.

--- Uh... Buck -lo llamó con vergüenza

--- ¿Qué sucede? -preguntó amablemente, como siempre

Aunque últimamente sentía un poco cortante sus palabras, comentarios, miradas... todo. Se entristecía por ello.

--- Yo... -suspiró- ...sé que debe ser inseguro y cansado viajar por todo el país conmigo...

Eso llamó su atención, dejando de vigilar.

--- ...así que, lamento haber escapado la otra noche. Es decir, me sentía mal y... -sus pupilas se cristalizaron, pero no lloraría- ...y... -o al menos haría el intento- ...necesitaba tomar un trago. Entonces... me gustaría que me perdonaras por fallarte, ya... ya no causaré problemas

Lo miró, casi suplicándole con la simple mirada un perdón. Parecía que quería arrodillarse hasta que él la disculpara.

Se acercó a ella, alejándose de la ventana. 

Se arrodilló a su lado izquierdo y con su mano "normal" acarició levemente su mejilla derecha. Luego le regaló una pequeña y sincera sonrisa. Posteriormente la acercó a él y besó su frente.

--- No tengo porque disculparte -susurró

Seguidamente se apartó de su rostro y volvieron a encararse.

--- Sé que esto debe ser cansado para ti. Y lo entiendo, quieres... escapar un rato de todo esto. Y está bien, _(t/n)_. Está bien

Aunque seguía sin comprenderlo.

--- Pero, ¿no estás enojado? Por... eso

Él reaccionó de manera confusa.

--- Por supuesto que no, ¿por qué lo estaría?

--- Pues, por irme -dijo un poco obvia

--- Es decir, sí, me molestó un poco que desactivaras las alarmas y también me sorprendió... -esto ultimo lo dijo en voz baja- ...pero sentí más... preocupación. Me aterraba la idea de que te ocurriera algo, como... no lo sé, que te encontraras con un loco o con HYDRA o... con alguien que quisiera hacerte daño

Se ruborizó por el comentario.

Pero ahora, debía hacerle la pregunta del millón. Nerviosa, abrió su boca ligeramente:

--- Entonces, ¿por qué te has alejado de mí?

Eso lo dejo con la mente en blanco -peor que cuando HYDRA le borraba la memoria y lo ponía en el modo Soldado del Invierno-. Temblando, perdió el equilibrio y terminó por caer sentado. Alcanzó a poner sus manos detrás de él, pero la de metal lo hizo resbalar. Retomó la postura.

Carraspeó y se preparó para decirlo.

--- Verás... yo... yo... uh...

Ni siquiera sabía por donde comenzar.

--- Es que tú, uh...

Ella palideció, habían comenzado mal. ¿Qué es lo que le había hecho?

--- ¿Yo? ¿Qué te hice? Lo siento, por lo que haya sido yo...

--- ¡No! No, no, no... -la interrumpió- ...tú no has hecho nada. O... tal vez sí, pero de forma natural

Decidió no emitir ningún comentario más, dejaría que se explicara.

James se levantó y empezó a dar vueltas alrededor de la habitación, con las manos en su nuca.

Frustrado, se detuvo en frente de ella. Juntó sus manos, las llevó a sus labios y luego los bajó hasta que señalaron su cara. Soltó un gran suspiro y confeso:

--- Tú... me... 

Pero en ese momento los interrumpieron.

Un escuadrón de 50 agentes subía por las escaleras deterioradas del edificio, armados y con una sola orden: capturarlos.

Sin mencionar que por la ventana, un explosivo de uso dudoso, había sido arrojado a sus pies, justo en medio de ellos.

Te veo [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora