Capítulo 22: Ian y Mía: Bienvenida a nuestro espacio oxigenado.

14 2 0
                                    

Cuando Ares se fue, estaba más que decidida de ir a esa fiesta maldita, me daba igual todo. De pronto no me importó dará más que saber que carajos le había pasado por la cabeza a aquel hombre en esos momentos. No quería entrar en un nuevo drama luego del pésimo día que había estado teniendo, pero algo pasaba y podríamos estar juntos en esto. Debíamos actuar como pareja si queríamos que terminara funcionando.

El sol desapareció más rápido de lo que había pensado, la noche estaba comenzando y con eso la fiesta de Michael a unas cuadras del bloque de residencias donde me esperaba. Para el momento en el que la luna estaba brillando en el alto como ella sola, yo ya estaba vestida, había elegido ir cómoda , pantalones cortos de cuero negro, un body y Vans, nada muy fuera de lo ordinario. ¿Sabía que habrían chicas mayores y mejores vestidas? Posiblemente, pero mis ánimos simplemente no daban para lucir pulcra y delicada como siempre, era algo imposible el día de hoy y hasta mi pelo estaba de acuerdo con eso. Aparte, Michael tampoco es que le importe y Ares ... ni siquiera sabía siquiera si me hablaría en la fiesta, en algún punto. El escote en V y el encaje es lo que me salva hoy de no ir como si saliera de una depresión masiva en mi casa.

No como eso, sobretodo cuando no es mi objetivo provocar a alguien.

<< Pero llevas encaje >> 

<< Solo para no parecer tan informal >>

<< Vamos ... ¿Por qué te mientes tan cruelmente? Sabes que Ares estará allí, por eso lo haces >>

Decido callar mi subconsciente una vez más y pensar que no tiene razón, que solo soy yo, solo es mi cabeza de inmadura actuando en mi contra, que en realidad nunca me importó como me vieran los chicos y esta vez no sería diferentes. Aunque sea una clásica mentira.

Cruzo el campus a todo lo que da, he decidido que nunca había ido en auto y esta no sería la primera vez, iré caminando, será lo mejor si planeo tomar, porque lo estoy considerando en el momento en el que tan solo quedan tres cuadras para llegar a la fraternidad donde viven todos esos trogloditas a los que les cuentas algo y terminan por siempre. Aún si sé qué es eso te hiere a niveles insospechados, aún si saben qué problemas actuará como hombres y enfrentarse a mi y al pasado que me acompaña. Tal vez, ese solo es Ares y estoy exagerando ... Pero eso no invalida nada de lo dicho.

Es para cuando quedan dos cuadras que comprendo que, con mi locura, no he tomado una chaqueta por lo que solo llevo las llaves de mi apartamento y el celular en la mano, ni dinero, ni abrigo, solo esas dos cosas únicas. Me doy cuenta de que mi ansiedad ha aumentado y debería calmarme a menos que quiera seguir metiendo la pata, así literalmente me paro en seco en medio de la vereda de cemento, cemento que decido mirar por tres minutos antes de levantar mi cabeza y mirar hacia mi destino. No el gran destino, solo la casa de mi hermano que se encuentra demasiado cerca.

Llego unos diez minutos después, tuve que sentarme y esperar a mi respiración se normalizara, en medio de la calle, sin nadie alrededor, solo los faroles que alumbran el barrio y la música amortiguada que se escucha desde varias cuadras a lo lejos. No puedo evitar arrepentirme de haber ido apenas veo que hay gente en el jardín vomitando como si se les fuera de la vida en ese mismo instante. Debo recordarme que estoy allí por el bipolar de mi novio.

Entro a la casa, intento parecer confiada, mi cerebro enfocado solo en una cosa, hablar con él, saber que le pasa, y no importa si no voy vestida como un modelo de revista, no estoy de humor para enfiestarme completamente, no tenía idea de que terminaría viniendo sola, pensaba que al menos Ares se quedaría en mi habitación e iríamos juntos ... Ahora me ha quitado todas las ganas que podría llegar a tener de estar aquí. Pero me siento segura y lo único que tengo que hacer es arrastrarlo hacia una habitación vacía e interrogarlo abiertamente.

OXÍGENO PARA MÍ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora