Capítulo 26: Caída libre.

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Seguí a Ares a la cocina, Owen corría escaleras abajo, emocionado por algún tipo de desayuno que solo sabe hacer su hermano. Mi reciente ""novio/ estamos en proceso", se vuelve hacia mi y me envuelve la cintura con un brazo, hasta pasarme frente a él, pero no me suelta, camina pagado a mi espalda, sus manos tomando mi cintura aún. Acerca su boca a mi oreja.

-Me debes una, que lo sepas- me advierte para luego besar mi mejilla.

-Ey, que hayas decidido que debería tener un orgasmo mañanero, no significa que yo vaya a corresponderte- intento provocarlo.

-Olvidas que justo antes de que Owen llegara, tenías tu mano en lugares bastante comprometedores- me gruñe en el oído mientras caminamos por el frío suelo de mármol de la sala de estar, cuando Owen lo llama, me da una pequeña palmada en el trasero y se apresura a la cocina. Yo lo sigo.

Su pequeño hermano, ya intenta sacar los huevos de la heladera. A mi se me revuelve el estómago por la mera idea de comer huevos a la mañana, soy más de las comidas latinoamericanas, donde los platos no son tan... contundentes, sobre todo el desayuno, al menos los de mi país nativo. Así que me siento en un lugar que me permita evitar el olor a huevo revuelto tan temprano.

Ares y su hermano son prácticamente idénticos, uno parece el otro en miniatura, si no fuera por la actitud, diría que Ares le ha lavado el cerebro, pero es mucho más caballeroso y callado que él, a pesar de sus preguntas ocasionales que le causan nerviosismos a su hermano mayor. Owen le alcanza los huevos a Ares, quien enciende la hornalla y me dedica un guiño, yo ruedo los ojos.

Pienso que va a hacer huevos revueltos, pero Ares hace pequeñas placas de huevo en el sartén, espera a que frían y las saca a un plato, como si fueran pequeñas láminas.

-Owen, pon el pan en la tostadora, por favor- Ares parece tener claro cada movimiento que hace, actúa con la misma seguridad que actúa en las prácticas de fútbol y en clases, porque lo he llegado a ver por las ventanas, en cualquier lado carga esa seguridad que se que a muchas les debe de encantar. Y yo no vendría siendo la excepción.- O mejor pídele a Sophi, está demasiado alto para ti.

Lo dice tan campante... Pero me acerco de todos modos y ayudo a Owen a ponerlas, noto que no le hace mucha gracia que Ares le haya dicho que él no puede hacerlo solo, como a todos los niños. Pero como una reacción bastante madura de su parte, el pequeño me dice gracias y me sonríe igual.

-Y su trabajo no ha terminado señorita- Ares me retiene por la cintura y me entrega una palta, un cuchillo, una cuchara y un tenedor.- Creo que sabes que hacer, pero de todos modos, corta por en medio, saca la semilla, luego la palta e intenta molerla.

-¿Yo debo hacer todo eso sin un "por favor"?- frunzo el ceño y él me besa la frente.- ¿Tú te lo puedes creer, Owen? Tu hermano intenta esclavizarme- me volteo hacia su hermano pequeño, quien lanza una risita tímida.

Ares me estrecha contra su cuerpo y acerca su boca a mi oído.

-No es lo que intento ahora, pero si te van esas cosas, puedo atarte a la cama cuando gustes y no sabes la de cosas que se pueden hacer luego de eso...- dejándome aturdida por su declaración, me deja ir y dice en voz alta- ¿Lo harás? Por favor...

Asiento, aún aturdida y él sonríe como un niño con caramelos. Cuando terminamos de hacer todo aquello, Ares pone la palta sobre la tostada, agrega el huevo sobre la misma y por último, le coloca pequeñas rodajas de tomate en la cima. A Owen le agrega un jugo de naranja, mientras que nosotros nos hacemos un café.

No puedo creer que a Owen le guste eso, siendo tan chico, con lo reticentes que son los niños hacia las verduras, tengo dos primos que para hacerlos comer un tomate, igual hay que entreverarlo en la comida de una forma super asquerosa. Pero Owen se come la tostada como si alguien se la fuese a robar.

OXÍGENO PARA MÍ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora