Capítulo 3: Todo demasiado rápido.

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Ver a mi hermano corriendo, mientras que Katerine lanza comentarios del estilo "es genial en esto" cuando igual se está atando los zapatos, definitivamente no era mi plan de primer día por la tarde. Pero aquí estoy, hay otros chicos a los que aprovecho a ojear disimuladamente. Esos chicos parecen sacados de revista de Kalvin Klein, mientras tienen sus cascos puestos y la boca cerrada, porque no los han dotado de inteligencia según lo que he visto. 

Mi hermano mira a las gradas y su mirada se dirige a Katerine con un poco de gracia en sus ojos, y luego sube la vista con una sonrisa arrogante en la cara que al verme se le borra, lo saludo mientras río como maléfica y el me saluda avergonzado. Le muestro el dedo y él me lo devuelve colocándolo en un círculo formado por su indice y pulgar de su otra mano, haciendo un gesto obsceno. Yo me tomo el pecho como si eso me indignara y el sonríe, que puedo decir, adoro a mi hermano. Se va corriendo para entrar devuelta al juego.

-Me ha sonreído ¿lo vieron?- comenta emocionada Katrine, casi que hiperventilando.

-Nena, ten cuidado con ese Salvador, no es tan amable, puede ser un arrogante y jugarte una mala pasada, te lo dice su hermana- le coloco una mano en el hombro a Katerine con pena y ella me sonríe.

-Lo sé, pero nosotras tenemos la ley de poder ilusionarnos tanto como queramos mientras que no terminemos muy... ya sabes... enamoradas.- me explica con amabilidad.- Tranquila no saldré herida- y siento que eso es más bien para convencerse a ella misma.

Yo asiento como si las entendiera, pero en realidad no lo hago. Ilusionarse, SIEMPRE, sale mal, no conozco a nadie que se haya ilusionado por un chico o chica sin si quiera conocerlo y haya acabado bien. Pero sin embargo me callo. Tampoco es como si yo fuera una persona fría y despiadada que los trate a todos por idiotas, o tal vez sí... Pero juro que intento cambiarlo, y lo voy logrando de a poquito.

"Tu di que sí, finge que no eres una estúpida"

Decido no pensar más en eso, sé que soy una idiota por pensar que todo el mundo es una mierda, pero es que mi mente está mal. Y eso que mi abuelo me ha criado genial, sin embargo, el rechazo de mi padre me ha provocado un severo problema de confianza y se que debo de cuidar de esa brecha de inseguridad, a menos que quiera acabar destrozada porque alguien se ha aprovechado de ella.

¿Me han dañado? Sí, definitivamente, y más refiriéndonos a chicos, hay gente que busca quitarte tu virginidad, gente que quiere dinero y fama, gente que te ama y la vida decide que ya no lo quiere...

Mi ex novio murió una semana después de haber terminado por mis dramas familiares, los cuales me habían puesto más agresiva y sensible que nunca y decidí alejarlo de todo eso. El accidente fue con un camión que tiro de su auto hacia fuera del puente, él murió con el impacto y luego tardaron demasiado en sacar el auto... Así que si, Aarón no tuvo la culpa, la vida me dió mi merecido.

-Holland te mira, Sophia- me informa Micaela con un guiño- Aunque es un maldito, no te lo recomiendo, se acuesta con las chicas y nada más. Igual está guapo, ojalá le gustaran las relaciones cerradas.

-Ciertamente estaría con él, si no fuera porque hoy me lo he cruzado y se ha comportado como un auténtico imbécil- río levemente.- Sería como probar algo totalmente nuevo.

Me volteo a mirarlo y allí está, con el casco en mano y mirándome como si de un acosador se tratase, luego desvía la mirada con una sonrisa que parece genuina, y toma de su agua. Oh si Holland, me he creído que te has emocionado de verme, como no.

Con esa sonrisa no me engaña.

-Es un engreído ¿No?- pregunto a las demás.

-Sip- responden todas a coro.

OXÍGENO PARA MÍ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora