Capítulo 24: ¿Por qué te importa?

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Cuando me subí al coche de mi hermano quería todo menos ir a esa maldita fiesta empresarial, no me sentía cómoda sabiendo que debía enfrentar a Robin en ese mismo lugar. Eso contando con que nadie sabía mi objetivo y solo estaba yo contra el mundo, más bien, el maltratador de mi padre biológico. Kyline no iba este año, dijo algo de prepararse para los exámenes, pero yo sé que en realidad no quiere ver a su madre, es una señora estricta y supongo que la evita para no tener que contarle que no ha ingresado en ningún grupo de porristas, ni tampoco que tiene un novio en la universidad cuya empresa es inferior a la de ellos y que sale de fiesta casi todos los viernes. O sea que sí, estoy sola. 

De no ser por Cole, quien claramente se muestra incómodo después de todo lo que paso entre nosotros, me encantaría recuperar la amistad que teníamos pero eso parece inalcanzable ya. Se cierra demasiado y odia el hecho de que haya elegido estar con Ares. Y créeme cuando te digo que no podría estar más de acuerdo con su opinión respecto a Holland, ahora que lo conozco mejor, puedo decir abiertamente que es un maldito hijo de puta. 

Solo exagero, lo sé, pero estar en mi periodo me deja más exaltada.

—¿Te sientes bien?— me pregunta mi hermano en medio del viaje, la fiesta es en Los Ángeles, así que es un viaje de seis putas horas hasta una ciudad que no me gusta para nada y a la que solo voy por una noche.

—Perfectamente— respondo con un suspiro de cansancio— Los exámenes me han tenido un poco mareada, es todo. Eso y que estoy yendo a una fiesta entre semana, lo cual me deja con los nervios de punta.

—Con lo que odias tu que te modifiquen el calendario— ríe mi hermano mientras yo bufo en signo de enfado.—¿Y nada relacionado con tu humor de perros puede, repito, puede tener una mísera concordancia con el nombre de Ares Holland?— afirma tomándome el pelo e intentando sacar información de mi vida amorosa.—¿Ni siquiera una remota?

—¿Qué sabes?— lo miro acusadoramente desde el asiento del copiloto.

—Tranquilízate, tigre. Solo sé que las cosas no funcionaron y que hasta intentó tener una relación cerrada contigo, pero que al final no pudo.— noto cierto ápice de felicidad en su voz mientras mira la carretera concentrado.— ¿Cómo lo llevas? Digo, es difícil, ya sabes... superar a alguien en tan poco tiempo— enseguida sé que se refiere a Aarón.

—Supongo que eso es exactamente los que nos pasó, poco tiempo para poder superar a lo que debe de haber sido el amor de mi vida— ahora no me reconozco. ¿"Amor de mi vida"? Es que esa no suelo ser yo, mi yo del pasado juraba que los novios del instituto se quedaban allí y eran solo experiencias. Pero es Aarón...— Aparte, ni siquiera me gustaba tanto. Que va, si fue todo sacado de la nada y demasiado rápido.— chasqueo mi lengua. 

Michael se ríe en el asiento del copiloto pero decide cerrar la boca, se lo agradezco, luego de su maravillosa jugada en el estacionamiento no quiero que la gente piense que siquiera me importa. No le voy a dar el gusto a ese desgraciado de ser un tema de conversación.

"¿Por qué tanto enojo? Él no hizo nada, solo es tu cabeza inventándose cosas y lo sabes"

Mi lado correcto y moral me obliga a ver por unos segundos la cruda realidad. Soy. Una. Cagona. Ares no hizo nada grave más allá de intentar evadir mis problemas psicológicos buscando una personalidad alterna a la mía, supongo que su vida no es fácil, si me refiero a temas familiares. El hecho de que esté peleado con su madre y que a su padre no lo aguante, debe de ser tortuoso, ahora agrégale una novia con problemas psicológicos y traumas con su ex-novio. Jaja, es el combo perfecto para quedarse calvo antes de los veinticinco. 

Cuando llegamos al hotel, en el cual solo nos hospedaremos por una noche, tengo aún menos ganas de ir a esa fiesta. Pero tengo el recuerdo constante de que mi vida está en riesgo y he sufrido mucho para llegar a donde estoy parada ahora, no pienso perder mis logros por mi padre una vez más, no pienso dejarlo manipular mi vida a su antojo como siempre hace. 

OXÍGENO PARA MÍ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora