Capítulo 14: Drama

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¿Mi techo siempre ha tenido esa mancha?Se parece a un elefante ¿No? Como que si la miras de costadito es como si vieras la trompa y eso... No sé que estoy diciendo... Claramente es un perro y eso es la cola. Por Dios.

Con un suspiro me levanto de mi silla giratoria. Me encuentro nuevamente en mi habitación y para lo único que he salido es para obtener provisiones para las siguientes tres horas de aburrimiento. Antes de que se acabe la comida, claro está. Y es que no tengo nada, repito, nada que hacer, mi tarea fue terminada hace aproximadamente cuatro horas y la idea de ir a ver a Ares parece atractiva ¡Pero no debería serlo!

Las chicas están con resaca y alguna que otra llora por uno de los chicos. Les he ofrecido mis chocolates pero aún no he llegado al límite de ofrecer mis papas. Esas son y serán siempre privilegiadas y exclusivamente para mi consumo.

Por otro lado, debo informar que estoy en pijamas y nunca estoy en pijamas un sábado por la tarde totalmente libre. Pero es que la idea de ponerme cómoda me ha llevado a lugares insospechados, como mi armario y el pijama de cuerpo entero de osito con un cierre justo en la panza. Agradezcan que no estoy usando la capucha, por ahora.

Podría estar atendiendo asuntos empresariales que mi abuelo no puede atender por falta de tiempo. Pero no. El abuelo ha decidido que para que me concentre verdaderamente en los estudios debía contratar a un asistente personal. Y aquí estoy, sola, sin nada que hacer y más aburrida que un burro.

Hasta que una media hora más tarde, cuando ya he cerrado mis persianas, he puesto una película, he hecho pop y me he puesto mi capuchita de osito... Tocan la puerta de mi habitación con insistencia.

Así que mi refugio tiene que ser desmantelado momentáneamente para ir hacia la puerta, lo cual es una de las sensaciones más desagradables que he sentido. Camino, molesta, hasta la puerta y la abro de par en par, sin siquiera pensar que mi habitación se asemeja al basurero de la esquina y que no hay luz excepto por la de la pantalla de mi computadora y la del baño. Nunca me quedaría a oscuras completamente, escalofriante.

Los tres pares de ojos que me observan parecen alusinar por mi estado mental actual. Me obligo a sonreír hacia las chicas, como si no estuviera teniendo un colapso mental de inactividad. Micaela parece desinteresada en todo lo que está pasando, Katherine me mira apenada por lo que ve y Scarlet... Scarlet lleva... ¿Lentes de sol? Así que no tengo idea. La primera en pasar sin permiso alguno es Mica, pero su cara muestra su amargura y su tristeza.

Katherine ni siquiera me mira y pasa de largo, detrás de Mica pero un poco más consciente de dónde se encuentra porque al menos lleva la cabeza en alto. Scarlet... Ella me aparta a un lado y se va a sentar justo en el sillón que da a la ventana, cruza su piernas y apoya su mentón sobre su puño cerrado.

—¡Hola!— la cara de Kyline aparece justo delante mío, con una emoción totalmente insospechada comparada con el estado de las demás quienes la miran con cierta molestia. Ella se limita a pedir perdón y pasa a mi lado, Kyline solo agarra mis palomitas y se sienta en mi cama, sin sorprenderle nada del estado de mi habitación. Supongo que pasamos mucho tiempo juntas como para criticar eso... Aparte sé que le gusta cuando hay películas y comida en montón.

Cierro la puerta y me apoyo contra ella.

—¿Y bien?....— pregunto luego de un suspiro, quiero que cuenten. Parecen a punto de estallar. Cuando se quedan en silencio por mucho tiempo me limito a hacerme la desinteresada— Bien, supongo que a nadie le pasó nada relevante ayer por la noche.

—Le tire un vaso de cerveza a tu hermano.

—Besé a Jackson.

—Besé a otro por despecho.

OXÍGENO PARA MÍ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora