—¡No puedes hacer eso! ¡No tenias ningun derecho a hacerlo y estaba borracho, igual que tu! ¡Y deja de comportarte como si te importara porque estúpida por ahora no soy!— estoy enfadada, muy enfadada, si tan solo vieran como Ares ha dejado a Cole... El pobre no podía ni abrir su ojo del dolor. Y aquí estoy, caminando con las manos cruzadas, siendo seguida por Ares Holland borracho y en berrinche.
—El me provocó— refunfuña haciendo pucheros—Yo solo... No sabía lo que estaba haciendo.
—Ay, por favor, Ares como si fueras inocente. Te vi pegarle con precisión ahí atrás, así que sabías perfectamente lo que hacías— lo vuelvo a regañar mientras llegamos a su auto. Me doy vuelta y él se detiene de golpe, casi colisionando conmigo. Extiendo mi palma abierta hacia él y la mira con confusión—Las llaves, cerebrito.
Ares busca torpemente en sus bolsillos y como tarda tanto me atrevo a buscarlas por mi cuenta, en los de su chaqueta. Las encuentro y él parece confundido.
—Vamos, te llevaré a tu casa—suspiro y él sube al auto sin rechistar.
El trayecto no es de lo más emocionante, Ares intenta sincronizar la música de la radio para escuchar su "canción favorita" e insiste con querer cantármela pero yo le ruego que no. Él se da por vencido cuando se da cuenta que no podrá hacer demasiado con su poca capacidad de control corporal.
Nos reímos de cosas estupidas y jugamos al veo veo, todo en quince minutos que me tarda llegar a la universidad y darme cuenta que debo llevarlo a su residencia concretamente. Así que en cuanto él abre la puerta, me acerco y le paso un brazo por debajo de los hombros para que se apoye y elimine ese balanceo que parece no poder evitar.
Nos dirigimos hacia su residencia, él divagando sobre cualquier cosa, repitiendo frases de coqueteo ridiculamente empalagosas como "¿Por qué la estrella se llama estrella y por qué tu eres tan bella?". Es un estúpido en realidad, pero resulta bastante gracioso de vez en cuando y me ayuda a relajarme.
Al llegar a la fraternidad, esta está vacía y las luces de fuera son lo único que ilumina el porché y el interior. Sin embargo la oscuridad me da cierto escalofrío, de verdad no quiero entrar con un chico casi inconsciente, que actualmente no sirve para cuidarme las espaldas como cualquier otro amigo o amiga. Él simplemente parece irse por las ramas y hacer chistes tan malos que me dan ganas de dejarlo allí para que cuando vengan los chicos lo entren. Pero es demasiada maldad...
—Ares, coopera un poco y ayúdame a buscar la llave—digo comenzando a buscar en sus bolsillos por otra llave distinta a la anterior.
—¿Por qué debería ayudarte? Me encanta que tengas la iniciativa de tocarme— me guiña el ojo y yo solo puedo suspirar frustrada y seguir buscando.
Hasta que llego a su parte delantera de la chaqueta y reviso el bolsillo izquierdo, no me doy cuenta de que está mirandome y estamos cara a cara. Tan cerca que puedo escuchar como respira. Ares, casi inconscientemente me mira los labios, pero al estar borracho su mirada es fija y penetrante.
Me toma el rostro mientras busco y me observa la cara como si estuviera descubriendo algo nuevo.
—Eres bonita... Un b...bonita raraa— desliza su dedo índice por mi mandíbula.— Y hay veces que ni siquiera tengo las ganas de seguir con cosas así.
—¿Cosas así?— le pregunto con dificultad encontrando la llave de la puerta y dándome la vuelta.
—Sí... Pero no te diré nada, me lo prometí— ríe alborotándose torpemente el pelo.— Aunque si puedo decirte que me encantan tus besos, reina— pasa sus brazos por mi cintura desde atrás, pero yo consigo abrir la puerta y me escapo.
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OXÍGENO PARA MÍ ©
Novela JuvenilSer una más jamás me ha resultado bien, siempre me he sentido por fuera del mundo en el que viven los más cercanos a mí. Me he sentido invadida, agobiada y perdida, durante tanto tiempo... que simplemente esos sentimientos me consumen las energías p...