Por si se lo preguntaban. No. No volví a ver a Ares Holland en el resto del fin de semana, y tampoco deseo hacerlo en la semana que comenzó hace quince minutos, según mi reloj. Mis auriculares son lo que evitan cualquier tipo de comunicación con cualquier tipo de gente. Así que genial, debería hacer un artículo sobre como cagarla socialmente en menos de una semana.
Camino dentro, con la música lo más alto que pude subirla y la mirada fija en el suelo, porque al tener uniforme esto me hace ver igual a todos los demás y no creo que me reconozca...reconozcan, reconozcan, sí.
A quién buscas engañar, estas huyendo de un chico, que se apellida HOLLAND.
Puff... soy ridícula, sí.
Abro mi taquilla y prácticamente meto mi cabeza dentro del pequeño espacio, parezco avestruz pero es el mejor escondite que pude encontrar en cuanto vi a unos chicos, que vistos con una sola pasada eran ellos, de los que intento huir.
-Si buscas un escondite, debo decirte que tu taquilla es el peor que podrías haber pensado- la voz de Cammeron me sobresalta en cuanto me saco los auriculares y debo tomar la taquilla para no caer.-Literalmente tiene tu nombre en la puerta, Sophia.
Cierro la puerta sin voltearme a verlo todavía y me fijo en el nombre en la esquina inferior izquierda. Sophia Mia Salvador. El nombre completo. Mierda.
-¿¡Por qué tienen nuestros nombres puestos aquí!? ¿¡Por qué!?- exclamo en su cara y Cammeron me mira como si estuviera loca. Mira para todos lados buscando ayuda y luego vuelve a mirarme, me acaricia el brazo.
-¿Nena, estás teniendo alguna clase de síndrome pre-menstrual? Pero anticipado, supongo. Tengo tus días, y se supone que falta una semana y media para que deje de hablarte por cinco días...- dice con una cara de terror.
-La cagué, cagué mi vida social. Y estuve llorando todo el fin de semana, Cammeron, es como si todos esos días en frente de un maldito psicólogo, no hubieran servido para nada y esos recuerdos volvieran siempre para... atormentarme- apoyo mi cabeza en su pecho y él me acaricia el pelo- No sirvo para esto.
-Bien, me cansé de verte echa una muy bonita mierda y... ¿cuantos kilos de corrector estás usando o qué? Se ven las capas, chica.- se cuelga mi brazo en el suyo y comienza a caminar a través del pasillo hacia nuestra primera clase.
Cammeron se pasa el resto de las dos horas pegándome en la pantorrilla con el pie cada vez que me "voy" del planeta. La gente me mira raro, como si supieran lo que pasó en el fin de semana, pero sé que solo son imaginaciones mías, me estoy persiguiendo demasiado y muy posiblemente a Ares ni le importe lo que me pueda haber pasado, ni tampoco esparcir le rumor en el maldito instituto. Después de todo, ya no somos niños, y él tiene veintidós años.
Salimos de clase, y aun sigo notando las miradas supuestamente inventadas por mi imaginación de joven inadaptada social. Y es cuando noto que tal vez no sea solo yo, tal vez sí está pasando algo y yo sigo como una tonta sin saberlo. Necesito que murmuren algo, un indicio de qué está pasando.
......
Luego de unas cuantas horas dentro de la universidad, tratando de evitar al sexo masculino o a él en concreto, por fin somos libres y yo lo único que quiero es ir a mi habitación, no sin antes pasar por una bolsa gigante de papas, y mirar peliculas en la oscuridad creada por mis persianas que si o si serán cerradas. La luz tiene una connotación muy positiva para estos momentos de depresión, y eso que la amo.Sé que estoy teniendo secuelas, pero es lo malo de vivir con un trauma o con varios. Me afecta, me afecta saber que aun no puedo seguir adelante y que lo que daba por superado, solo estaba colocándolo en la base de una montaña de excusas, actividades y metas.
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OXÍGENO PARA MÍ ©
Ficção AdolescenteSer una más jamás me ha resultado bien, siempre me he sentido por fuera del mundo en el que viven los más cercanos a mí. Me he sentido invadida, agobiada y perdida, durante tanto tiempo... que simplemente esos sentimientos me consumen las energías p...