Se besaron un ratito. Sabela se separo, volviéndole la urgencia por ir a mear. Júlia lo aprovecho para comprobar si su sorpresa estaba preparada. Cuando su chica salió del sanitario no la hallo en la habitación. La llamó y no le respondió. Recorrió las otras partes de la suite sin éxito. Sólo le quedaba salir a la terraza. Estaba un poco mosqueada por su ausencia.
Nada más salir vio las velas entorno a la piscina y los focos de luz indirecta estaban enfocaban a una despampanante mujer, a una exótica sirena suspendida en la cristalina agua, junto a flores de varios colores y clases. El corazón le salía del pecho y las piernas le temblaban. Aquello parecía uno de sus mejores sueños, pero aquel cuerpo resplandeciente era bien real. Se paralizo, hipnotizada por su belleza. Tambaleo un poco. Júlia percibiéndolo salió de la piscina. Se le acerco veloz y la meció entre sus brazos. Sabela se aferro fuerte a su cuerpo. Recibió varios besos por toda su cara, calmando sus nervios.
- ¿Me acompañas en ese baño nocturno?- Le pregunto la maestra con la voz entrecortada.- Tu mandas, soy totalmente tuya esa noche.
- Sí. Te deseo tanto, tanto, que me derrito nada más verte.- Le admitió. Le agarro la cabeza con las dos manos, y con el acopio de sus fuerzas expreso sus deseos.- Quiero que me hagas el amor y sentirme mujer contigo.
La andaluza asintió, anestesiada por aquel vendaval de emociones. Le acaricio el rostro suavemente, como si fuera una muñeca de porcelana. Contuvo la intensidad de sus pulsaciones, llenándose de ternura por aquel ser tan angelical. Debía de ser una velada especial, como lo era su historia. Volvió a abrazarla. Sus manos abandonaron su espalda. Le acariciaron los hombros y con suavidad contornearon sus rasgos femeninos por encima de su ropa. Fueron bajando hasta su barriga, sus caderas, su culito respingón, sus entrepiernas hasta llegar a la altura de su vestido negro. Introdujo los dedos por dentro la prenda rosando levemente su piel. Sabela gimió y se tambaleo por la intensidad de las sensaciones, se sujeto fuerte al cuerpo de su novia. Esa se detuvo un momento, para estudiar su expresión facial.
- ¡Amoriño sigue por favor, no te detengas!- Le suplico sonriéndole.
Siguió tirándole la falda por arriba y le ayudo asacarse el vestido por la cabeza, en un movimiento ágil y muy felino. Lentamente fue quitándole la ropa interior, explorando con delicadeza su piel. Incrementaron los espasmos de su cuerpo y la piel se le erizo, provocándole una fuerte descarga eléctrica, tan inédita que tuvo un pequeño orgasmo. Gimió. También se sentía algo inestable y para garantizar su seguridad, al terminar de desnudarla la abrazo. Le empezó cantar una canción de amor, su versión de Vida de Saurom,invitándola a bailar.
Se movían a ritmo lento, gozando del roce de sus pieles y percibiendo su mutua excitación. Bailando y robándose caricias llegaron al borde del jacuzzi. Se detuvieron. Dejo de cantar, rompió el contacto brevemente para entrar en la piscina. Primero se introdujo ella para ayudar a su riquiña. El agua estaba en temperatura ideal. Se sumergieron brevemente en ella, sintiéndose un poco niñas. Se rieron nerviosas. Cogieron varias flores y se las pusieron en las orejas.
- Estás muy preciosa con esa flor y el resplandor de la luz, realmente eres un hada. Me tienes hechizada.- La piropeo Júlia, apartándole el pelo mojado de la cara y echándolo para atrás. Se le acerco con lentitud, tan lenta era que Sabela se desespero y le agarro la cabeza con un poco de brusquedad. La beso con fuego. Juls le respondió con la misma intensidad pero rompió el contacto. Se volteo y nado un poco.
- ¿Te diviertes torturándome? ¿Quieres enloquecerme?- Protestó Sabeliña persiguiéndola. La atrapo pronto y la sujeto fuerte por los hombros, sumergiéndola brevemente. Se rio a carcajadas de sus movimientos de un patito patoso. La andaluza, fingiendo estar enfadada, trato también de hundirla sin mucho éxito. Le saco la lengua, a la vez que removió agua para remojarla.
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Mi riquiña tractorista
FanfictionLos recuerdos son entidades caprichosas, no puedes fijar el día ni la hora exacta que conociste a aquella niña sin nombre. Júlia, sólo se acordaba de lo bien que lo paso jugando con ella en el parque y lo bonita que era. Fueron unas horas que le pa...