(21) Se me hace difícil estar lejos de ti (I)

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Júlia acompaño a su pareja hasta la Cooperativa Vilalta, donde siempre ensayaban en uno de sus garajes. No había nadie en el exterior. Seguían sin quererse decirse adiós. Se desabrocharon los cinturones. Se miraron. Sus manos se entrelazaron. No se atrevían a besarse.

- Quedamos así, mañana preguntaré a mi familia si puedo quedarme con Dante.- Repitió Sabeliña de forma melancólica. Las emociones compartidas habían sido muy intensas y le costaría regresar a su vida rutinaria como si nada.

- Ya me dirás. Y si te dicen que no, hablaré con mis tíos. Amoriño, presiento que se salvara.- Le aparto el pelo de su rostro apagado y no evito acariciárselo lentamente.- Todo saldrá bien, ya verás.

- Eso espero...- Dejo ir el aire contenido, intentando expulsar sus temores.- No te vayas aún, entra a ver como ensayamos. Te dedicaré todas las canciones.- Le suplico sonriéndole. Era una tentación fuerte para la andaluza. Le sujeto la cara, fundiéndose con su mirada llena de amor. Dudo. La razón venció la batalla.

- Hoy no riquiña.- Determino con firmeza. Por ganas no se separaría nunca de ella, pero debía de respetar sus ritmos. A parte, había aprendido que para tener una relación sanas era vital disponer de espacio propio. Quedar por separado con tus amistades. Tener tus aficiones y no cambiar todos tus hábitos. Compartir momentos. Poder discrepar. Extrañarse y soñarse.

- Por favor, un instante... Entras, saludas a tus primos.- Le insistió, haciéndole pucheros. No lo evito, se le acerco más y silencio sus ruegos con un besito.

- Lo siento. Me voy para casita, tengo de terminar de prepararme para mañana. Empiezo de maestra en la escuela de verano.- Mantuvo su posición. Le acaricio los labios para gravarlos en su memoria.- En mente estaré a tu lado, no dejaré de pensar en ti... Me iré y ya te extrañare.

- Y yo.- Musito, abrazándola con fuerza. Se arribo fuerte a su cuerpo, saboreando su aroma corporal.

- ¡Vamos, tira para dentro!- Sentenció Júlia aunando todas sus fuerzas para separarse de ella.

- Sí. Buenas noches amoriño.

- Buenas noches mi riquiña tractorista.- Le saco la lengua y la hizo sonreír. La puerta del garaje se abrió y salió María, que las vio de inmediato. Se saludaron. Sabeliña se unió a su amiga y recibió una colleja.

- Hola andaluza. ¿No te quedas y disfrutas de nuestra Sabela Ravera?- Le increpo la rubia.

- Hola chula.- Salió del coche y se dieron dos besitos.- Hoy no.

- De acuerdo, tú te lo pierdes. Tu chica se transforma encima del escenario, es invadida por el espíritu roquero. La peña se vuelve loca con ella.- Le expuso orgullosa, sacándole la lengua.- Pues te la robo a tu preciosa novia. Es adorable y me la comería a besos. Desde que estáis juntas es cara de ver.- Se gano una mirada asesina de su amiga.- En el fondo son celos...

- ¡Por Dios Mary, celos de qué!- Protestó la gallega, fingiendo enfado.- Pensaré mal...

- Nada riquiña, estábamos demasiado acostumbrados a tenerte en exclusividad. Se te extraña, eres el alma del grupo.- Se dirigió a la forastera y añadió con tono macarra.- A ver si me la cuidas, porque mi niña es un ser de luz. Sí me la haces llorar te la verás conmigo.

- ¡María, por favor!- Le riño ruborizándose.

- Lo sé, Sabeliña es un amor de persona. La adoro y mimare mucho.- Le juro, mordiéndose la sonrisa.

- Eso espero.- Le remarcó señalándole con el dedo índice. Observó a su amiga y prosiguió.- ¿Entramos ya? Miki ya está de los nervios.

- Sí, vamos.- Acepto a regañadientes. Le dio un beso rápido a su pareja.- Hasta mañana, que te vaya bien en tu primer día de curro.

Mi riquiña tractoristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora