Encerrada al sanitario, Júlia empezó a impacientarse. Seguro que Sabela se había acobardado. ¿Y si Alba tenía razón? ¿Y si Joan le gustaba? La puerta se abrió. Su móvil sonó y lo ignoro. Salió del pequeño cubículo deseando ver a su pareja. El rostro sonriente de Alba le revolvió las entrañas. Su expresión facial muto hacia la decepción y furia. Para recuperar la entereza consulto quién le había escrito.
Sabela:- ¿Riquiña, dónde te has metido? Te extraño. ¿Nos vemos dentro de una hora en la cabañita?- Se le escapo un pequeña sonrisa. Su rostro se destenso.
Comprendió que el juego de las notas la habían conducido en una situación algo incomoda. La nota que había recibido quizás no estaba dirigida a ella, o alguien quiso ponerla a prueba. Si la segunda opción era certera, quizás la valenciana era su creadora. Sus ojos afables y picarones la exploraban con pasión.
- Me alegro de encontrarte. Estás radiante y me tienes loca.- Le confesó, se le aproximo, invadiéndole su espacio íntimo. Rechazo aquella intromisión poniendo distancia entre las dos.
- ¡Para, no puede ocurrir nada entre nosotras!- Le advirtió secamente.
- ¿Y por qué no?- le tentó, volviendo a atacarla. Logro aprisionarla contra la pared.
- Eres la novia de mi primo.- Le recalcó. Le puso la mano derecha en el torso y la aparto.
- Ya te comente ayer que lo nuestro es una mera aventura veraniega, él sigue enamorado de Sabeliña.- Le remarcó con vehemencia. Leyó su perplejidad y la miro seductoramente.- ¿Por qué te resistes tanto? Intuyó que también me deseas.
- ¡Ya basta! Para serte sincera, estoy enamorada de otra persona.- Admitió la andaluza. Fue firme. El rostro de su amiga se ensombreció a pesar de qué ya lo sospechaba.
- ¿Y entonces por qué me has enviado esa nota?- Se sacó un papel pequeño, del mismo tipo que recibió ella. Se lo pasó y comprobó que era cierto.
- Seguramente, hemos sido víctimas de las locuras de la Chica Sobresalto.- Concluyó Juls, disimulando que seguía algo crispada por la situación generada. Hacía tiempo que no sentía tan insegura y perdida. Quisiera ser la fortaleza infranqueable para su pareja y cumplirle todos sus promesas, aún así su corazón no era de acero. Nunca sería una masoquista.
Sam accedió a los servicios como un vendaval, desgastando el nombre de Carlos. Su obsesión. Se la miraron con compasión y no evitaron reírse de su cara marchita.
- ¿No está aquí Carlos? Sí me ha enviado un mensajito, que deseaba verme.- Insistió poniendo cara de polluelo apaleado. Se lo negaron otra vez. Lo dudo y tuvo que rastrear todos los sanitarios.- Lo siento. Me tiene mareada... Mira que soy muy optimista. Aunque, soy realista.
- Estás enamorada simplemente.- Le confortó la andaluza, compadeciéndose de ella.
- Ya,... Tampoco soy ninguna estúpida. Se lo que valgo y si no me valora le daré una patada al culo.- Su forma de decirlo las hizo reír.- Lucho por mis sueños y si me resisten para otra cosita. Todo es cuestión de actitud y persistencia.
- Cierto.- Le admitió Alba, mirando de reojo a su amiga.
- También hablo alto y claro.- Inquirió la rubia, cambiando de tono y se dirigió exclusivamente a la prima de su enamorado.- ¿Y entre vosotros no hay nada? Se perfectamente que él algo mujeriego...
- No. Jamás habrá nada entre nosotros.- Le remarcó con vehemencia. Decidió irse. Se empezaba a asfixiar allí dentro. Necesitaba ver a su tierna novia y que refugiarse entre sus brazos sin ocultaciones. La puerta de los vestuarios se volvió a abrir y entraron Mai, Ana Júlia y Sabela. Mantenían una interesante conversación.

ESTÁS LEYENDO
Mi riquiña tractorista
FanfictionLos recuerdos son entidades caprichosas, no puedes fijar el día ni la hora exacta que conociste a aquella niña sin nombre. Júlia, sólo se acordaba de lo bien que lo paso jugando con ella en el parque y lo bonita que era. Fueron unas horas que le pa...