(23) Noches que embrujan

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Júlia

Visito Dante a la clínica veterinaria. Por suerte África trabajaba y le informo de su estado. El postoperatorio estaba resultado complicando, la herida se le había infectado. Estaba débil y tenía pocas esperanzas. Le permitió verlo. Dormitaba plácidamente. Le acaricio con tacto su blanco pelaje. Se despertó y le lamió la mano. Le miro de forma penetrante, como si fuera un humano. El estomago le dio un fuerte vuelco. Volvió a restar quieto mirándola fijamente, en señal de agradecimiento, hasta dormirse de nuevo.

- Presiento que se salvará.- Le animo la joven veterinaria.- Le has dado un motivo para luchar por su vida. Ha padecido mucho, estaba deshidratado y desnutrido. Quizás estuvo encerrado durante días.

- ¡Ojala, ojala! Me gustaría quedármelo, el problema es que no puedo acogerlo. Sabela tampoco.

- Bueno, si va todo bien calculo que estará entre una semana y quince días recuperándose. Habrá que ver si habrá consecuencias, si podrá volver a andar con normalidad. Mientras, podéis buscarle casa. Por ahora no he notificado nada a la perrera municipal.- Le paso el brazo brevemente por la espalda, dándole aliento.

- Gracias África.

- De nada. ¿Tú eres la pija prima de los chicos Vilalta?- Tenía curiosidad desde que la vio junto a la amiga de su pareja. Le habían llegado muchos rumores sobre ella y sobre sus apoteósicas peleas de gatas con Sabeliña.

- Sí, veo que ya empiezo a ser famosa. Ja, ja...- Se rio, a pesar que no le gustaba que tuvieran aquella imagen de ella. Temía que le acribillara de preguntas sobre su relación con la tractorista. Decidió adelantarse a sus intenciones:- Sin querer he dado una falsa impresión a todos. Me alegro de haber roto con ese concepto con algunos, en especial con Sabela. Es muy buena chica.

- Sí, lo es. Tampoco te juzgaría de este modo. Note que sois muy buenas amigas.

- Hay personas que sorprenden positivamente. Me ayuda a sobrellevar mi situación.- Le termino por contar su drama familiar.

- Los Vilalta no son mala gente, pero su perdición es el dinero. A ver cuando aprenden que el puto interés no les hará felices. Ya vivieron la tragedia de tu padre y de otros familiares, aún así no cambian.- Hizo una pausa y añadió a media voz.- Un pequeño consejo, no te fíes mucho de tu Tío, en un lobo escondido en piel de cordero.

- ¿Y qué opinas del resto de la familia?

- Anna es buena mujer, aunque muy conservadora y algo beata. Ha sido educada a la antigua y con valores tradicionales. Carlos es un hijo de papa, un rompe corazones sin piedad. Miki imita a su padre, pero tiene buen fondo. Joan, es el mimado de mama, un sol y políticamente muy correcto. Todos tenemos luces y sombras.- La percibió algo incomoda.- No me gusta criticar al próximo.

- Dicen que Joan y Sabela son tal para cual, que tarde o temprano terminaran juntos.- No evito indagar. Se seguía sintiendo algo insegura sobre ello.

- Sí, eso siempre se ha comentado. Eran carne y uña. Las dos familias esperaban que su relación progresara hacia ese sentido.- El rostro de la andaluza se tenso un poco.- Particularmente, era muy escéptica. No veo chispas cuando están juntos. Aunque si fuera Sabeliña vigilaría un poco. No es mal chico, pero está muy obsesionado con ella.

- ¿En qué sentido?- Le chocaron sus palabras, porque consideraba a su primo muy sensato y tranquilo.

- Tampoco te quiero alarmar, es una simple percepción personal. Siempre ha sido muy protector con ella, en plan controlador y asustaba a cualquiera que la quisiera pretender. Era el típico macho alfa que marcaba su territorio. Todos sabían que solo él la podía cortejar.

Mi riquiña tractoristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora