Rey abrió los ojos de pronto, acurrucada entre las sábanas y con un nudo en la garganta. Se frotó los ojos húmedos y salió de la nave sigilosamente para no despertar a Rose, llevándose una manta consigo para abrigarse.
La base se encontraba en un valle cubierto de vegetación. Aunque la guerra hubiera acabado, quedaban fieles a la Primera Orden en muchos rincones de la Galaxia, y no había que privarse de mantener la cautela. Quedaba poco para el amanecer y todo estaba tranquilo. Una hoguera apagada hacía pocas horas aún olía a madera quemada y el viento húmedo y frío del mar se las arreglaba para colarse hasta allí.
La joven jedi caminó hasta una zona más apartada y se sentó en una roca, respirando hondo. Conectar con la vida del bosque la distraía y la tranquilizaba, y había sido su válvula de escape desde que habían llegado a aquel planeta. Vida que circulaba por todas partes: incluso las rocas estaban tapizadas de musgo, los insectos pululaban por la hojarasca y las raíces de los árboles penetraban decenas de metros en el suelo.
Cuando amaneciera, también podría sentir el despertar de los árboles y el resto de las plantas y más animales comenzarían a hacer ruido. A determinadas horas del día, había tal bullicio entre los seres vivos del bosque, que era difícil intentar sentirlos por separado. Parte de su entrenamiento estaba consistiendo en mejorar esa habilidad, y el esfuerzo se llevaba toda su concentración consigo, así que era perfecto para olvidar las cargas por un momento.
Pero no estaba funcionando en aquel momento. Si cerraba los ojos, volvía a ver el rostro de Ben a medio cubrir por la tela raída. No podía evitar pensar en todas las veces que la Fuerza los había conectado, el vacío que había dejado la rotura de ese nexo que trascendía distancias interestelares.
Enterró el rostro entre las manos, recordando las palabras de Rose. Aquello mejoraría, solo estaba demasiado reciente. Probablemente mucha gente soñaba con seres queridos que ya no estaban.
Solía levantarse sólo un poco más tarde para entrenar, así que volvió a la nave para vestirse y comer algo. Le había costado habituarse a aquella rutina sin Leia, y aún pasaba un rato considerable remoloneando mientras pensaba en cómo habría podido seguir aprendiendo con la maestra y general a su lado. Además, el tono que tenía para comentar los textos sagrados, con los ojos en blanco y la voz engarrotada para imitar a un viejo decrépito, hacía mucho más divertido repasarlos.
Recogió su sable láser, colgándolo del cinturón, y partió de nuevo hacia la playa. Para cuando llegó hasta la arena y pudo quitarse las botas, el sol ya había comenzado a calentar lo suficiente como para poder pisar la orilla sin pasar frío. Aquel sería un buen lugar para entrenar a las niñas y niños que comenzarían a llegar en unos meses para aprender a manejar sus poderes... Y a no cruzar límites peligrosos.
Si el origen de Kylo Ren estaba en la influencia de Palpatine, ¿podía confiar en que no se repetiría la historia ahora que ya no estaba? No podía ser tan fácil. Todas las personas tienen luces y sombras y estas podían verse avivadas por tantos factores... ¿Cómo iba a resolver tantas dudas, si ni ella misma podía con las suyas propias?
Antes de que pudiera encender su sable, detectó una presencia entre los arbustos que amurallaban la entrada a la playa. Se dio la vuelta: era alguien de confianza, pero se preguntó por qué no lo había notado antes. Quizás se estaba distrayendo demasiado...
—Hola, Finn —esbozó una sonrisa de soslayo—. ¿Cuándo has llegado?
Su amigo se acercó para saludarla con un abrazo y sonrió también.
—Ayer por la tarde, pero Poe y yo estábamos demasiado cansandos... Eh...
Rey arqueó una ceja cuando él desvió la mirada, divertida.
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Star Wars Ex Umbra
FanfictionADVERTENCIA: este fanfic contiene spoilers de "Star Wars: El Ascenso de Skywalker" y se sitúa tras los acontecimientos de la película. Si aún no la has visto, deja de leer aquí. Tras el fin de la guerra, Rey tiene la sensación de que Ben no se ha id...