En mitad de la noche, Rey se despertó y no pudo volver a dormirse. Quizás la culpa era de la hamaca, mucho más incómoda que una cama, o del frío que por algún motivo inundaba la nave.
Comenzó a dar una vuelta tras otra, enrollándose entre las ásperas sábanas e incapaz de encontrar una posición en la que no se le clavara algo.
Entonces escuchó un ruido de pasos a lo lejos, leve, pero lo suficiente como para ponerla alerta y hacer que se incorporara de un espasmo.
Eran pesados y se dejaban arrastrar contra el suelo desgastado de la nave. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando escuchó, además, el sonido de algo considerablemente grande siendo arrastrado.
Rose no estaba en su hamaca. Rey se puso de pie, descalza contra el suelo helado, y se quedó en posición defensiva cerca de la puerta donde los pasos comenzaban a sonar más intensamente. No sabía dónde estaba su sable láser, así que se conformó con el bastón.
Lo que quiera que estuviera en el Halcón, se detuvo justo delante del compartimento que ella ocupaba. La chica tragó saliva y se aferró a su arma con más fuerza.
La compuerta se abrió. La escasa iluminación le impidió ver nada.
—Hola, Rey —dijo una voz tenebrosa desde el interior de un casco.
Cuando avanzó hacia ella y esta retrocedió ligeramente, la figura de uno de los caballeros de Ren se materializó por fin, arrastrando en cada mano a Ben y a Rose, inertes.
La joven jedi vaciló. Quiso gritar, pero ningún sonido salió de su boca. De pronto sus piernas pesaban una barbaridad.
El oscuro guerrero dejó caer los cuerpos al suelo, portando la daga de Ochi ensangrentada en la mano derecha, y alzándola para que ella pudiera verla.
—Ahora te toca a ti.
Rey despertó de un salto, cubierta en sudor de nuevo y mirando a su alrededor. Rose dormía plácidamente en la otra hamaca. Hacía un calor insoportable, pero todo parecía en orden.
Inspiró hondo varias veces, apoyando la frente sobre una mano y tratando de calmarse. Solo había sido una pesadilla.
Consciente de que ahora sí que no dormiría más, decidió salir a tomar el aire un poco, y abandonó sigilosamente la estancia.
Aún quedaba para el amanecer y un viento gélido acariciaba la isla, así que se llevó una manta consigo para cubrirse. Se sentó donde horas antes había estado la hoguera y continuó tranquilizándose a sí misma paulatinamente.
—¿Rey?
Era la voz de Ben. Se giró hacia la rampa del Halcón para mirarlo: tenía un gesto somnoliento que le sacó una pequeña sonrisa a la joven jedi.
—¿Estás bien? He notado algo...
El chico se acercó poco a poco hasta ella hasta sentarse a su lado, y ella le ofreció un hueco en la manta sintiéndose un poco torpe en las formas.
—He tenido una pesadilla, nada más —lo tranquilizó.
Ben le pasó el brazo por encima, frotando cariñosamente su hombro.
—¿Vicrul? —preguntó con un murmullo, tratando de tener tacto.
Rey asintió.
—Se ha estado colando en mis sueños, ¿verdad? —dijo, aunque ya sabía la respuesta— Y tú también... Eras tú de verdad todas las veces que soñé contigo, intentando alejarme de él... Y de ti.
Una expresión melancólica se dibujó en el rostro del joven.
—Lo siento —comenzó—. Te echaba de menos. Me hubiera gustado volver contigo... Pero todo es demasiado complicado. No quería traerte más problemas. Solo quería que siguieras adelante.
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Star Wars Ex Umbra
FanfictionADVERTENCIA: este fanfic contiene spoilers de "Star Wars: El Ascenso de Skywalker" y se sitúa tras los acontecimientos de la película. Si aún no la has visto, deja de leer aquí. Tras el fin de la guerra, Rey tiene la sensación de que Ben no se ha id...