4. Between Twilight

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Con la noche, volvió la lluvia y el frío se apoderó de la base rebelde. Habitualmente, Rey dormía en uno de los módulos, donde tenía una habitación para ella sola, pero ahora que sus amigos estaban allí, prefería pasar tiempo con ellos y buscó a Rose y a Finn de nuevo para contarles lo sucedido, decidida a sincerarse.

Extendió la mano por fuera de una de las pasarelas que recorrían el asentamiento, dejando que la lluvia rozara sus dedos. Casi todo el mundo allí se hartaba de tanta agua a los pocos días, pero ella había pasado la mayor parte de su vida en un planeta desértico, así que nunca era suficiente.

Guiada por el olor de la comida asada y las hogueras, se acercó hasta el claro pedregoso en el que la gente cenaba y charlaba al final del día. Debido a la precipitación, todo el mundo se agolpaba en la mitad cubierta por los riscos de piedra. Por suerte fue Rose quien dio con ella.

—¡Eh! ¡Rey!

Se dio la vuelta, buscando a su amiga, que llevaba un enorme tazón humeante. Solo el olor despertó un hambre brutal en la joven jedi.

—Rose, menos mal que por fin te he encontrado —dijo, sonriendo justo antes de que su estómago hiciera un ruido tremendo.

La ingeniera no pudo evitar que se le escapara una pequeña carcajada.

—Anda, vamos a comer algo, están repartiendo la cena aquí al lado.

—Me parece un buen plan —asintió Rey—. ¿Sabes? He estado hablando con Finn...

Su interlocutora asintió.

—Me lo ha contado. No le he dicho nada de lo que me dijiste, creo que lo mejor es que lo hagas tú cuando lo veas conveniente... Si lo ves conveniente.

La joven jedi le dedicó a su amiga una mirada de agradecimiento mientras se acercaban a recoger un tazón para ella. Afortunadamente la cola avanzaba muy deprisa y pronto estuvieron sentadas sobre los cantos rodados, escuchando la lluvia caer a solo unos metros, pero resguardadas de sobra en el enorme hueco al pie de la escarpada pared que formaba el valle.

—Por cierto, he hablado con Maz Kanata... Creí que podría ayudarme con todo un poco. Antes de verla volví a soñar con Ben, pero...

Rose la miró tratando de ocultar un gesto de preocupación.

—¿Qué ocurrió en el sueño?

—Pues... —soltó un suspiro cansado— Quien aparecía era Kylo. Sable, máscara y duelo incluido.

—Rey, ¿y si trataras de hablar con él?

Se miraron fijamente unos instantes, ambas sopesando las implicaciones de esa posibilidad.

—No sé, Rose, no estaba muy hablador que se diga. En ninguna de las dos ocasiones.

—¿Qué te dijo Maz Kanata sobre todo eso?

—Pues que todo el mundo sueña con seres queridos que ya no están, no solo los jedi o la gente sensible a la Fuerza. Y hay que admitir que tiene razón —se llevó el tazón a los labios antes de seguir hablando—. Pero no sé...

—Es solo un sueño, ¿no? Que yo sepa, no existen historias de jedis muertos por cosas que les hayan sucedido en sueños, así que creo que podrías simplemente plantarle cara sin pelear. Negarte a seguirle el juego a no ser que quiera hablar contigo directamente —puso los ojos en blanco—. De pequeña me gustaba escuchar historias sobre la Fuerza, ahora pienso que la gente capaz de sentirla a veces se pone demasiado mística e intensa —rió.

Rey también esbozó una amplia sonrisa.

—Hablas como Leia, ¿sabes?

—Eso es un gran cumplido.

Star Wars Ex UmbraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora